mónaco

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2017

La' luce', las noche' que fuimo' de bares


Lune, escúchame, ¿quieres? Él ya hizo su vida otra vez —me dice Lorenzo con ese tono suave pero firme que siempre usa cuando sabe que no me va a gustar lo que tiene que decir—. No puedes quedarte toda la vida encerrada solo porque crees que no lo superarás. Tienes que darte la oportunidad de enamorarte de nuevo, ¡por lo menos de vivir de nuevo!

Respiro profundo y me hundo en el sillón. Me siento tan agotada.

—No quiero enamorarme de nuevo —murmuro, sin poder mirarlo a los ojos—. Quiero a George.

—George sale con alguien más, lo hemos hablado mil veces —responde con infinita paciencia, como si no lleváramos semanas girando alrededor del mismo tema—. Estás de vacaciones en Mónaco, la ciudad que vive de noche, y no quieres salir conmigo porque no quieres cruzártelo. Hay muchos lugares a los que podemos ir.

Lo sé. Él tiene razón. Pero aún así...

—Quiero embriagarme —digo de repente, cambiando el tema, sin fuerzas para enfrentarme a la realidad.

Lorenzo me observa por un segundo, pero en lugar de discutir, sonríe y asiente.

—Vamos a embriagarnos entonces.

(...)

Ya llevamos dos horas en el bar, y cada trago parece entumecer un poco más el dolor. Chupito tras chupito, todo a cuenta de Lorenzo, por supuesto. El alcohol me da la valentía que de otro modo nunca tendría, y la noche parece un borrón de luces, risas y el suave toque de las manos de Lorenzo en mi brazo, en mi espalda.

—Voy al baño —le susurro, acercándome a su oído. Cuando me aparto, me doy cuenta de lo cerca que están nuestros cuerpos. Casi puedo sentir su aliento, y mis dedos, como si tuvieran vida propia, juegan con los botones de su camisa, rozando su piel.

—Daisy, estamos muy ebrios —murmura, pero su mano va a mi cintura y me atrae más cerca.

—Entonces creo que lo mejor sería volver a casa, zon —respondo en un susurro, mi voz cargada de una decisión que no sé si estoy lista para tomar.

—¿Zon? —pregunta, riendo.

—Tú me llamas luna en francés, yo puedo decirte sol en neerlandés —nuestras narices se rozan, y estoy a un segundo de juntar nuestros labios cuando él, inesperadamente, nos separa.

—Tengo una idea mejor —dice, con esa sonrisa traviesa que siempre me desarma.

(...)

El sol se cuela por la ventana y me hace removerme en la cama. Me estiro, esperando sentir las sábanas frías, pero en lugar de eso, mis pies chocan con algo... alguien. Salto, el pánico se apodera de mí al instante. No recuerdo haberme separado de Lorenzo en ningún momento de la noche. Mierda.

Miro a mi lado y me encuentro con la figura de Lorenzo completamente dormido.

Charles va a matarme.

Me duele el tobillo, y cuando lo miro, veo una pequeña sombra. Un tatuaje. Una luna.

—Lorenzo, despierta —lo sacudo con urgencia, mi mente intentando recordar lo que pasó.

seven | ɢᴇᴏʀɢᴇ ʀᴜꜱꜱᴇʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora