Besos olvidados [ Muichirou & Kotetsu ]

XI

Me siento descepcionado de la historia aaAaAAa, pero vamo a darle, ¡aver cuál de sus teorías acierta al final! ¡Sufran!

La lluvia no paró en toda la noche a pesar de las horas y horas que pasaron, el momento no cesó. Los rayos del sol no se veían como cada mañana y las nubes seguían oscuras dando un amanecer triste...

Uno diferente.

Kotetsu observa la ventana de la habitación sin poder creer lo que pasó. No se siente mal, tal vez algo adolorido, pero después de que Muichirou perdiera el control sólo unos segundos más le bastó para detenerse cuándo gritó que dolía.

“¡No me gusta, duele mucho! ¡No me hagas eso Muichirou!”

El pilar se separó de inmediato dejando al menor echarse en el futón y lo observó, asustado y con miedo, se quedó en shock por un momento. No sabía que pasaba, no se había dado cuenta de lo que hacía, pero esas no eran las expresiones que quería ver en Kotetsu, no así...

“—Si la próxima vez no quieres, golpéame... hazlo con todas tus fuerzas Kotetsu, pero por favor no te dejes sólo porque temías mi reacción. Creí que... Lo estabas disfrutando, cuando llorabas... perdón... No sabía, es mi primera vez también, no lo volveré a hacer.”

Inconscientemente Kotetsu se sintió mal cuando escuchó eso pero sólo calló. Debió dejar en claro que no quería, no lo dijo en ningún momento con la fuerza que debía hasta el final, y cuando ya había llorado lo suficiente Muichirou sólo lo abrazó y lo acurrucó a su lado cubriéndolos a ambos con la pequeña manta tras haberse cambiado de ropa. Le deseó buenas noches y prometió que en cuanto amaneciera lo llevaría a pasear para compensar ese momento, Kotetsu pudo sentir que él también lloró, en silencio.

Pero cuándo despertó Muichirou ya no estaba a su lado.

Supuso porque tuvo algo importante que hacer a primera hora y no pudo avisar. Ni siquiera habían notas o plumas para hacerlo, entonces tras pasar minutos reflexionando en soledad decidió levantarse de ahí, ponerse su ropa de siempre e ir a su hogar, tratando de no mostrar que apenas podía moverse.

(...)

—Buenos días —Dice cuando entra y agacha su cabeza esperando ser regañado.

—Hasta que te dignas a llegar mocoso —Es lo que le dice Haganezuka mientras se acerca a él.

—Bueno, ya estoy aq-.

—¡Feliz cumpleaños! —Un Kanamori se acerca a él bajando del segundo piso y Kotetsu se queda quieto cuando recibe el abrazo de ambos —Haremos como si nada de ayer pasó para no castigarte —habla Haganezuka en uno de sus oídos—, pero no vuelvas a asustarme así —El menor sonríe al escuchar eso y corresponde el abrazo soltando algunas lágrimas que no podían ver. Al menos no lo olvidaron... De hecho nunca lo habían hecho, pero sentía un gran alivio esa vez.