Capítulo 26- Últimas palabras

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El menor se despertó exaltado luego de tener probablemente una de las peores pesadillas que a tenido hasta ahora.  Frotó sus ojos y investigo la habitación con la mirada.

Missa se levantó, tal vez tomar aire no le haría mal y además quería ver como se organizaron los demás para dormir. Bajo las escaleras y se encontró con Roier y Spreen en sus respectivas camas, Bobby y Tilin compartían un colchón, Melissa estaba en una hamaca paraguaya y Cucurucho estaba dormido sentado en uno de los silloncitos que habia con un libro en la mano.

Las alas del menor se movieron levemente hacia arriba demostrando ternura.

Bajo unas escaleras más hasta el piso de abajo en donde se sirvió un vaso de agua.

¿Su pesadilla? Simple, Missa odiaba la idea de que alguien muera por el, prefería mil veces morir el que alguien más y su pesadilla era algo relacionado a eso.

Levantó su mirada encontrándose con un reloj el cual marcaba la hora 3:33 de la madrugada.

– No quiero volver a dormirme– hablo solo el pelinegro.

Al otro día tenía la reunión que el mismo había organizado, tendría que dormir temprano, pero sinceramente no quería.

Tomo un pequeño anotador, un lápiz y salió afuera a ver las estrellas. Se sentó en el pasto tranquilo mientras las luciérnagas andaban cerca de el disparando aquella luz amarillenta.

– Que bien dibujas– Missa se dio vuelta rápido al escuchar una voz que no era conocida.

– ¿Hola?– sintió como alguien le sacaba el cuaderno de las manos lo cual lo alertó más y se volvió a dar vuelta.– Eh... –

– Oye, enséñame a dibujar– el pelinegro subió la cabeza encontrándose con un ángel castaño y de prendas amarillas y naranjas.

– ¿Quién eres?– Pregunto más tranquilo.

– Perdón perdón, que descortés presentarme así nomas– el chico bajo y se acomodó mejor los cabellos– Soy Robleis–

– Ah, un gusto, soy Missa– los dos estrecharon las manos.

– Mira, me contaron que tipo emm...– el llamado Robleis se quedó pensando en lo que iba a decir– Que ibas a tratar de matar al Rubius ese–

– Si, ¿Que pasa con eso?– pregunto.

– Que te quiero ayudar, yo soy amigo de Carrera y de Ari y podemos ayudarte para hacer el Hechizo, por qué si no sabías, un ángel guardián puede perder sus habilidades– Contó el castaño– Y con sus habilidades pierde su inmortalidad–

– ¿Como puedo llegar a perder mis habilidades?– pregunto el menor.

– Si haces un hechizo muy fuerte te puede quitar las habilidades– explicó Robleis.

– Entonces, ¿El hechizo que planeo hacer me puede quitar la inmortalidad?– volvió a consultar Missa.

– ¿Que Hechizo piensas hacer?– El pelinegro movió su cetro haciendo aparecer el libro de hechizos y mostrándole el hechizo– No, no pierdes tu inmortalidad, te mueres directamente–

– ¿¡Que?!–

– Mira, entiendo que vos sepas controlar tu magia y todo pero sos principiante todavía y si te morís los dioses del todo no te van a revivir– Robleis se pudo a jugar con las páginas del libro.

– Pero... Bueno, pensándolo bien, no es tan malo morir... ¡Pero le prometí a todos que me quedaría vivo!– Hablo Missa.

– Y la verdad que no s- – algo paró a los dos chicos, una fuerte ráfaga de viento se llevó el libro.

- Otra perspectiva- Missa, QSMP-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora