𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱 𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠

˗ ˏˋ 𝟺 ˎˊ ˗

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Su historia falsa era muy bonita, en realidad. Fueron por lo clásico, donde a Lisa se le caían los libros por chocar con Jennie en el corredor y las campanas sonaban a su alrededor cuando sus miradas se encontraban. Amor a primera vista. Después un par de encuentros casuales—quizá no tan casuales por parte de Jennie—y finalmente citas oficiales hasta su actual estado de pareja.

Sus motes eran adorables, acordando que Lisa le llamaría Ma chérie y que Jennie le llamaría Babe. Decidieron irse por seis meses de noviazgo, cumplidos hacía dos semanas. Con todo perfectamente organizado, la reunión pre-cita-falsa había resultado ser un éxito.

El esperado día sábado llegó y Jennie estaba extremadamente nerviosa, relamiéndose los labios cientos de veces y tratando de que sus manos parasen de sudar. Vería a Jisoo después de mucho tiempo, y ahora... ahora las cosas serían distintas. Arribó al restaurante con demasiada anticipación, pero no le importaba esperar, podía usar ese tiempo para reflexionar y repasar la historia inventada entre su supuesta novia y ella.

Lisa, por otra parte, estaba ansiosa porque la cita comenzara. Camino al restaurante, pequeñas sonrisas huían de su boca y le era imposible reprimirlas.

Esto iba a ser divertido. Podía sentir a su versión angelical diminuta hablándole en su hombro derecho, advirtiéndole que los actos tenían consecuencias y que no debía vengarse pues "la venganza es un plato que se sirve frío"—aunque no entendía muy bien el problema; el sushi se servía frío también y era delicioso—. Pese a ello, a lo que ella le prestaba atención, era la vocecita venenosa y traviesa que residía dentro de su cabeza, incitándole a hacer cosas que jamás habría hecho en la secundaria. "Humíllala, como ella te humilló a ti" Lo haría, los residuos de su yo del pasado parecían implorarlo, en un rincón profundo y recóndito que escondía en el interior de su ser.

—¡Lis!— La mencionada giró cuando entró al restaurante, encontrando rápidamente a Jennie, quien le saludaba con una sonrisa. Había cogido mucha confianza con ella en las pocas horas que habían pasado juntas.

Lo que haría esto aún más divertido.

—Hola. ¿Las chicas no han llegado aún?— Se sentó a su lado, procurando mantenerse cerca para fingir comodidad. Jennie negó.

—Dijeron que les faltaba poco... Dios, estoy muriéndome de los nervios. ¿De verdad crees que esto saldrá bien?

No, va a arder Troya.

—Por supuesto— mintió, dándole su mejor sonrisa de comercial de dentífrico—. Confía en mí, Ma chérie.

Eso pareció calmarla, el alivio cruzando su expresión y los músculos de sus brazos relajándose. Debía ser optimista. Debía demostrarle a Jisoo que tenía novia, que la amaba y que no sentía absolutamente nada por ella. Podía hacerlo.

Podía ocultar los siete años de dolor y sufrimiento a los que se había enfrentado por creer que Jisoo no estaba interesada en las mujeres. Pan comido.

Lisa rió igual que las villanas de las películas —mentalmente por supuesto— al notar que Jennie se daba a sí misma ánimos. Idiota. No podía evitar sentir esa increíble superioridad de saber lo que estaba a punto de ocurrir.

Era como tener spoilers mientras que Jennie apenas iba en los primeros capítulos; no tenía ni la menor idea de lo que pasaría. No vería venir el golpe.

De un momento a otro, la puerta del restaurante volvió a abrirse, y dos personas entraron, buscándoles. Jennie sentía que su corazón iba a estallar. Jisoo. Jisoo. Jisoo. Se le fue el aliento al reconocer su cabello negro y su medio flequillo cayendo por su frente, alborotado, suave. Quiso correr hacia ella y estrujarla entre sus brazos, hasta que sus ojos se detuvieron en algo más.