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Jennie iba a perder la cabeza.

A su departamento... ¿Pero en qué demonios estaba pensando? ¿Era idiota? Aparentemente sí. Llevar a la tailandesa altamente peligrosa a su morada, era un error, que no habría cometido si no hubiese sido por la expresión decepcionada de Lisa cuando insinuó que debían separarse. Había flaqueado tan pronto los ojitos bonitos de Lisa la miraron, como si estuviesen diciendo "no me dejes", y antes de que pudiera reaccionar, se hallaban subiendo por el ascensor de su edificio.

Era confuso, muy confuso en realidad. Una parte de Jennie—la sensata—quería ayudar a Lisa a conseguir novia, pues aquello era lo que inicialmente habían decidido; y había estado dispuesta a cumplir. Sin embargo, la otra parte—la egoísta, la que le nublaba el juicio—quería guardarse a Lisa en el bolsillo de la chaqueta.

Era consciente de que era bastante jodido, considerando que sus sentimientos por Jisoo persistían; mas no era algo que pudiera evitar. Lisa poseía un poder gravitatorio que mantenía a Jennie en órbita y aunque a veces trataba de zafarse, la atracción acababa siendo más fuerte que su voluntad.

No ignoraba que debía detenerse y frenar los impulsos precipitados que adquiría a través de una simple mirada. Se estaba apropiando de Lisa, lenta e irrazonablemente, con cada minuto que transcurría y una vocecita incesante en su cabeza susurraba 'mía', cuando no lo era.

Apártate, había pensado, cuando besó a Lisa en la noria, fundiéndose en el contacto tibio y húmedo que le otorgaban sus labios. Apártate, había pensado, segundos antes de alejar a Lisa de Tzuyu en el bar porque la sola imagen de ellas juntas le quemaba la garganta. Apártate, había pensado, entrelazando sus dedos con los de Lisa mientras esperaban el taxi, implorando que nunca llegase el momento de soltarla.

Pero en ninguna de esas oportunidades había sido lo suficientemente fuerte para apartarse, y descubría que cada vez se hacía más y más difícil imponer una distancia entre ambas.

—Yo dormiré en el sofá—dijo con las pocas gotas de autocontrol que le quedaban y que la frenaban de saltarle a la tailandesa encima—. Tú puedes usar la cama.

Observó a Lisa moverse a través de la sala de estar, rozando los muebles con las yemas de sus dedos y vagando por el cuarto con su mirada almendrada. Sus movimientos eran calmos y comedidos, lo que era un alivio para la coreana, quien había creído que debería enfrentarse a una Lisa ebria aquella noche. La tailandesa se volteó, mirando a Jennie a través de sus pestañas espesas.

—Me gusta tu departamento— puntualizó, con los labios carmín hinchados (Se había venido todo el trayecto hasta el departamento mordiéndose los labios, y Jennie no lo había pasadoeso por alto, en lo absoluto)—. El mío no es tan bonito.

—Es porque parece un chiquero.

—Aish—siseó ofendida ante el comentario, como si realmente no tuviese ropa tirada por todo el piso de su cocina—. No tenías porqué decirlo de esa forma tan cruel ¿mm? Que yo me esfuerzo en ordenarlo... a veces.

No le creía en lo último, pero bueno. —Mi cuarto está al final del pasillo a la derecha. Al frente está al baño. La cocina está ahí— señaló—. Y yo aquí—dijo, apuntando el sofá—. Si necesitas algo, no dudes en despertarme ¿vale?

—S-Sí—titubeó, inclinándose en un asentimiento respetuoso. Jennie se mordió la cara interna de la mejilla, preguntándose por qué hallaba aquel gesto adorable—. Gracias, Jennie.

—No te preocupes—Tenerle ahí era un beneficio exclusivamente para la coreana, mas prefirió abstenerse de mencionárselo.

La tailandesa acortó repentinamente la distancia y extendió una mano hacia su cabeza, dándole suaves palmaditas a las hebras del casco.

𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱       𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora