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Lisa estaba frita. Extremadamente frita. Nunca pensó que caería tan bajo y sin embargo, aquí estaba, hundida en lo más profundo del pozo que Jennie Kim había generado con—aparentemente—su simple existencia.
Gracias a su estúpido resfriado, recibió atención inusual y constante por parte de Jennie, quien visitó su departamento todos los días, sin excepción, llevándole comida, remedios y películas de comedia que le subieran el ánimo. Si se detenía a analizarla, no había de qué quejarse. La intención de la coreana era sincera y bonita.
Fue la experiencia el problema, ya que ésta, por el contrario, fue horrible.
En primer lugar: Jennie realmente pensaba que Lisa no podía usar sus manos ni siquiera para comer, por lo que la alimentaba cual bebé, acercando la cuchara a su boca y esperando a que la aceptara con brillitos de emoción en los ojos. Había tratado —realmente había tratado—de rehusarse, de gritarle en la cara que era una niña grande que sabía cómo usar los cubiertos. No lo hizo. En cambio, se halló a sí misma, disfrutando la atención recibida y esperando impaciente que el próximo día llegase para que Jennie continuara mimándola.
Las películas de comedia, cuya finalidad era hacerle sentir mejor, solamente acabaron por empeorarlo todo. Pues cada vez que Jennie reía, un revoltijo en su estómago no le permitía concentrarse en la trama ni en los chistes baratos, siendo cautivada por el sonido ridículamente bonito y melodioso de su risa. Ah, ¡era espantoso!
¿Cómo se suponía que se curaría de aquella inexplicable atracción cuando el imán de Lisa prácticamente vivía en su departamento?
Transcurrió una semana sufriendo de tal tortura, hasta que finalmente se recuperó, lo suficiente como para regresar a su rutina diaria. Parcialmente feliz de que ya no tendría que ver a Jennie con tal insana regularidad, confió en que podría volver a imponer aquella distancia, esa línea que separaba la relación cliente–empleada con su nueva amistad recientemente surgida.
Se equivocó. Por supuesto que se equivocó. La ilusa Lisa siempre creía que podría escapar de las garras de Jennie, solamente para descubrir que ya estaba demasiado perdida entre ellas.
No, no. Nononono. Ni en un millón de años. Lisa no caería en su vil trampa. Había tenido suficiente presencia de Jennie por aquella semana; ahora necesitaba libertad. Necesitaba enfocarse en sus estudios, o ver películas románticas cuya protagonista no se asemejara tanto a Jennie, o leer un libro que pudiera distraerle al menos por un breve momento.
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𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱 𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠
Fanfic-"Oh, por dios... Seré como tu prostituta" -"Jesucristo, Lisa, ¡no lo digas así!" ✍🏻 ADAPTACIÓN TODOS LOS CRÉDITOS A SU AUTORA UNKNOWN