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Los gritos de sus padres eran audibles para ambas hermanas Manobal.
Lalisa se hizo bolita en su cama, esperando que eventualmente los gritos cesaran tras unos minutos, mas parecían empeorar con el tiempo. Las palabras resultaban indescifrables para sus oídos, lo que era un alivio en cierta manera, tomando en consideración que ella prefería desconocer lo que estaba sucediendo en la relación de sus padres.
En la ignorancia yacía la felicidad... ¿no era así?
Su puerta se abrió después de un rato, dejando entrever por la rendija, una figura pequeña, de contextura delgada y cabello largo, que sostenía un oso de felpa entre los dedos. Lalisa se incorporó en su cama antes de hacerle una seña a su hermana menor para que entrara, antes de que sus padres se dieran cuenta de que seguían despiertas.
Minnie ingresó al cuarto cerrando la puerta detrás de ella y caminando en puntillas hasta la cama de su hermana mayor. Lalisa levantó las cobijas para dejarle meterse bajo éstas, abrazándose de su osito de felpa antes de que la mayor las cubriera a ambas-o a los tres, si contaban al Señor peludo.
-Están peor que ayer-susurró Minnie quebrando el silencio. Lalisa asintió con pesar, deseando no tener que hablar de sus padres en ese mismo instante-. He escuchado que... mamá está molesta porque no llegó a cenar.
-Papá trabaja hasta tarde-lo defendió. No le gustaba escoger lados, pero tampoco le gustaba juzgar a uno de ellos por algo que estaba fuera de su control-. Él trabaja para cuidarnos. Él lo hace por nosotras.
-Mamá está molesta por eso... de todos modos-contestó apenada, al ver en la penumbra el ceño de su hermana fruncirse.
-Mañana hay escuela... Mejor duerme.
-Traté de dormir. Señor peludo dice que deberíamos ver una película para conciliar el sueño.
-Mamá y papá se darán cuenta de que estamos despiertas si nos escuchan.
-Entonces bájale el volumen a la tele... tontita.
Lalisa obedeció, dubitativa, mas finalmente cediendo a las peticiones de su hermana menor. Sabía lo difícil que era escuchar a sus padres discutir, y ella... era muy pequeña para andar pensando en los problemas de los mayores.
Estaban transmitiendo un programa sobre pandas gruñones que Minnie siempre se entretenía viendo los fines de semana hasta tarde. Ahora era diferente, porque apenas era martes y por si era poco, Lalisa tenía que rendir un examen en la mañana.
Minnie sostuvo la mano de Lalisa encima de la almohada y la apretó.
-¿Van a estar bien?-susurró sin aliento. A Lalisa se le hundió el corazón un poco. No únicamente anhelando consolar a su hermana, sino que también anhelando que sus palabras fueran ciertas.
-Claro que sí, peque.
Le habría gustado ser vidente.
Ellas despertaron en una casa silenciosa. Lalisa fue la primera de ellas en levantarse, diciéndole a Minnie que no saliera de la cama todavía. Se les hacía tarde para la escuela y no había ningún sonido, ni siquiera en la cocina, delatando que alguien estuviese preparando el desayuno.
Minnie le hizo caso, aferrándose al Señor peludo con sus dos bracitos.
Lalisa bajó las escaleras en puntillas, sintiendo que si generaba el más mínimo ruido, quebraría algo. Se detuvo en los escalones cuando vio a su madre, sentada en el sofá, con rímel manchando sus mejillas.
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𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱 𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠
Fanfic-"Oh, por dios... Seré como tu prostituta" -"Jesucristo, Lisa, ¡no lo digas así!" ✍🏻 ADAPTACIÓN TODOS LOS CRÉDITOS A SU AUTORA UNKNOWN