˗ ˏˋ 𝟷𝟶 ˎˊ ˗

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La estaba besando.

Tenía la boca de Jennie sobre la suya y estaba besándola.

Lisa estaba besando a la hetero-imbécil más grande de la galaxia.

Ni siquiera tuvo tiempo para procesar correctamente lo que había sucedido. Se sentía mareada, mareada y absorbida, ¿borracha quizá? ¿Su bebida tenía drogas? Jennie se separó abruptamente de ella con una sonrisa en los labios—labios que la habían besado, Jesucristo—y antes de que pudiera hablar, la castaña estaba volviendo su atención a Irene.

Cierto. Irene.

—Ya veo—dijo su ex clienta, un poco de decepción tiñendo su rostro. Se encogió de hombros, como dándose por derrotada—. Supongo que eso es todo, eh. Una lástima, Lisa.

Se retiró. El ambiente no tardó en hacerse tenso y agobiante para todas las que estaban en la mesa. Rosé estaba sonrojada —nunca había visto a su mejor amiga besar a alguien tan apasionadamente—y Jisoo bebía su Coca-Cola con una expresión confusa, mayormente de desinterés. Jennie permanecía en silencio; pese a ello, parecía estar bajo control.

Lisa era un remolino de emociones.

¿Había sido real? El cosquilleo en sus labios dejó en claro que no estaba imaginando cosas. Su corazón palpitaba fuerte y desenfrenado, mientras que un sonido agudo pitaba en sus oídos. Estaba rígida, quieta igual que una piedra, viendo la comida frente a ella e intentando racionalizar lo que acababa de ocurrir.

Jennie había hecho eso para deshacerse de Irene—obviamente—, lo que era un importante punto a su favor, considerando que casi son descubiertas. El beso probablemente había eliminado cualquier rastro de duda que pudieron haber plantado en la cita anterior, por lo que había sido una decisión sabia aunque precipitada. Todo fríamente calculado.

Estaba bien.

No había significado absolutamente nada más que simple y cruda actuación. Estaba más que bien.

Pero por algún motivo, Lisa se sentía como una bomba de tiempo y ella estaba a pocos instantes de explotar.

Dios, "algún motivo" ni mierda, ella sabía a la perfección porqué se sentía así.

—Fue bueno verlas otra vez— Rosé se despidió recogiendo su chaqueta. Los platos de comida estaban vacíos demasiado pronto y Lisa no había saboreado ningún bocado—. Deberíamos repetirlo.

Se sentía lejana. No estaba segura de cómo lo había manejado para terminar la cita sin causar problemas o alterarse, cuando internamente su mundo estaba patas arriba. Agradeció mentalmente que ya estuvieran partiendo caminos, porque su resistencia para entonces era cercana a cero.

El beso seguía reproduciéndose en su cabeza.

—No fue mal—dijo Jennie. Ambas caminaban en la acera fuera del restaurante. Rosé y Jisoo se habían ido—. Estuviste... bastante bien en el último rato, de hecho. Al principio creí que tratarías de joderlo como antes.

Lisa no contestó.

—Dijeron que saldrán a las aguas termales durante el fin de semana. Nos han invitado. Suena bien ¿no?

Ni una palabra.

—¿Qué dices? ¿Estás libre? Partiríamos el viernes por la noche. Hay una oferta por ir en pareja. Aunque tendríamos que compartir habitación. Pero-

Y luego, la bomba detonó.

—¿¡Por qué me besaste!?— exclamó furiosa. Se detuvieron, Lisa cruzado de brazos y echando humo por las orejas mientras que Jennie tragaba saliva, sabiendo que esto iba a venir. Honestamente lo había estado esperando.

—Ya sabes, por Irene. Y funcionó bastante bien. Sé que los besos están prohibidos, por lo que supuse que ella-

—¿¡Y por qué demonios crees que están prohibidos!?

Jennie dudó. —¿Infecciones?

—Dios—jadeó—. ¡Está incluido en las cláusulas por algo! ¡No debiste haber desobedecido!

—¿Qué rayos te sucede? Sólo fue un beso.

La cara de Lisa estaba roja, y no sabía si era del enojo o algo más. Hasta que respondió.

—¡Mi primer beso!

La imagen se congeló por unos breves segundos, los cuales se sintieron como una infinidad. Sólo ellas, gritando en la calle, Lisa respirando con agitación y Jennie mirándole anonadada, incapaz de formular una oración lógica.

—Primer—dijo. Su voz salió ahogada. Lisa tragó en seco y miró sus pies—. Primer... Tienes que estar jodiéndome.

—Pues no—Sus labios estaban abultados sin su consentimiento—. Es la verdad.

—Tú...—Silencio, y luego, la calma de Jennie se rompió—. ¿¡Cómo es posible que jamás hayas besado a alguien!?

—¡Para tu información, no todas somos populares y amadas en la secundaria!

—¡Pero-!—Pero no soy ciega y puedo ver que estás más buena que el pan y que cualquier persona con cerebro te daría duro contra el muro—. ¡Pero después de la graduación! ¿Acaso no conociste a nadie en la universidad o en tu trabajo?

—¡Estaba buscando a alguien especial! Quería que fuera como una película donde nos amaríamos y nos casaríamos y el beso sería perfecto. ¡No con la hetero-imbécil que me arruinó la vida en primer año!

—¡Oye, no me llames así!—gruñó, altamente exasperada porque la situación se le estaba yendo de las manos y porque... porque quizá se sentía un poco culpable después de todo—. Además, ¿qué iba a saber yo que nunca habías dado un beso? ¡Estás en el bendito trabajo de arrendar novias, por el amor de Dios! ¡Creí que eras profesional y que tenías experiencia! ¿Por qué estás en esto si ni siquiera has tenido pareja?

—Necesitaba el dinero— Refunfuñó, sin querer hablar más del asunto.

Lisa quería que esto fuera una pesadilla de la que iba a despertar pronto. El proyecto Rent A Girlfriend le agradaba debido a que en el reglamento decía explícitamente que los besos estaban prohibidos. ¿Quién iba a decir que Jennie era una rebelde sin causa que se pasaba las reglas por alto? Ahora la odiaba aún más, humillándola y arruinando su linda película romántica...

—¿Estás llorando?

Lisa esnifó por la nariz y se talló los ojos. —No.

A Jennie se le hundió el pecho. Si bien se había acostumbrado al mal humor de Lisa, a su cara de pocos amigos, a su bipolaridad y un poco a su falsa felicidad frente a Jisoo y Rosé, no sabía qué hacer cuando el llanto venía a tema.

No era experta consolando gente. Era mejor en... ¿En qué? ¿En insultaras, burlarse de ellas y hacerlas sufrir hasta la graduación? Dios, soy un asco de persona.

—¿Cómo puedo compensártelo?

Cuando las palabras abandonaron su boca, no era consciente de lo que eso traería en el futuro para ella.

—¿Compensarme?—murmuró Lisa. Jennie asintió—. ¿Cualquier cosa?

—Cualquier cosa—afirmó.

Los labios de la tailandesa se curvaron en una maliciosa sonrisa, mandando escalofríos por la espina dorsal de Jennie, y fue ahí cuando la castaña supo que tendría que empezar a rezar. ¿En cuántos líos más se metería por culpa de Lalisa Manobal?

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𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱       𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora