˗ ˏˋ 𝟸𝟺 ˎˊ ˗

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Su intención original había sido dormir pacíficamente en la gran cama sabiendo que Jennie dormía en la bañera, como se lo merecía-por ser una idiota-asusta-Tzuyu's-. Sin embargo, tan pronto cerró los ojos y cayó dormida, los sueños extraños vinieron.

El primero era doloroso. Jennie, con su equipo de baloncesto, insultándola y empujándola en los pasillos infinitos que unían las aulas de la escuela. Por un tiempo, años atrás, tuvo esa clase de pesadillas, que la atormentaban hasta que a la mañana siguiente despertaría con ojeras y con el corazón acelerado, temiendo porque la nueva y mas repetida experiencia sucediera de nuevo.

Esta vez el final distó un poco del final usual.

Era Jennie pubescente, brazos carentes de músculos y una mandíbula no acentuada. Sonreía a una madre que le juraba el cielo y las estrellas, y que luego pisoteaba su alma con cada palabra de odio que escupía: Pecadora.

Lisa reconocía aquel sentimiento, lo hacía muy bien. Su madre y la de Jennie eran muy similares cuando se abordaba el tema de la homosexualidad. Debió haber previsto que la familia de la coreana no sería tan diferente de la suya. Después de todo, padres conservadores y cerrados de mente habían en todas partes. No era precisamente una sorpresa.

El segundo sueño fue peor. Era ella, siendo descubierta por Jisoo y Rosé, perdiendo su trabajo en el proceso, y por supuesto, perdiendo a Jennie también. Era absurdo vincular el fracaso de la farsa con la pérdida de Jennie, pues a fin de cuentas, la acabaría perdiendo de una forma u otra, con o sin éxito en su actuación de novia. Era una pena tener que separarse, mas probablemente era lo mejor que podía ocurrir.

El tercer sueño y el último, fue confuso. Era Jennie-¿Otra vez? Sí. Quizá era la culpa engulléndola-y estaba vieja. Realmente vieja. Arrugas, canas, una sonrisa cansada pero amorosa, y sus ojos... sus ojos eran igual de cafés, igual de bonitos, continuaban siendo su talón de Aquiles pese a la edad.

Lo raro y aterrador de aquello, era que Lisa no era Lisa. Aunque era desde su perspectiva, el cuerpo en el que se hallaba no era el suyo. Era como estar en el cerebro de alguien más, sin ser partícipe de la situación, pero observando cada segundo de ella. Presenció la dulzura en la expresión de Jennie, la sonrisa tierna, la mirada amorosa. Lisa deseaba saber quién era la persona que provocaba eso en ella. Sin embargo, Lisa estaba encerrada dentro de esa persona, por lo que no pudo verla.

A las dos de la madrugada despertó, inquieta y desesperadamente aferrándose a la almohada, con brazos y piernas. Estaba cansada. Su cuerpo pesado. Asumió que los sueños extraños continuarían si no arreglaba las cosas con Jennie esa misma madrugada. De seguro que al echarla a descansar en la bañera, estaba causando que la culpa la carcomiera por dentro. Necesitaba resolver el problema entre ambas, antes de terminar con insomnio.

Se levantó de la cama y arrastró sus pies hasta el umbral del cuarto de baño. Abrió la puerta y asomó su cabeza por la rendija, indecisa aún. Decidió que preguntar de golpe sería una táctica adecuada, eso evitaría darle tiempo para arrepentirse, y podrían charlar.

-Jennie. ¿Estás despierta?

Un ruido, parecido a un choque. Hubo un quejido por parte de la coreana y luego la cortina de la bañera se abrió, los dos pares de ojos encontrándose en la penumbra, brillantes en la oscuridad.

-¿Tú qué crees?

Lisa dudó un instante antes de acercarse a ella.

-Quería hablar-susurró. Se sentó a un lado de la bañera, sobre el suelo-más bien una alfombra-, quedando al mismo nivel de altura que Jennie. La coreana frunció el entrecejo, luciendo relativamente somnolienta desde esa distancia.

𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱       𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora