˗ ˏˋ 𝗕𝗢𝗡𝗨𝗦 𝟮 (𝟑𝟎)ˎˊ ˗

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Jamás había tenido relaciones con alguien... Dios, como mucho un par de manoseos torpes entre besos desordenados, pero jamás había tenido a una chica en una cama debajo de ella, y estaba segura de que aunque lo hubiese tenido antes, no habría sido tan jodidamente preciosa como Lalisa Manobal.

Era adictiva el tan sólo verla, sonrojada y ansiosa, mientras suspiros de placer abandonaban sus labios conforme la fricción entre sus núcleos bajo la tela se intensificaba.

Jennie intentó recordar todo lo que había aprendido gracias a sus idiotas amigas de la universidad y los vídeos pornográficos de mala calidad que había visto de vez en cuando, esperando que aquellos conocimientos le resultaran útiles en dichas circunstancias. Más se le hacía difícil pensar claramente con Lisa bajándole los pantalones con sus dedos delgados y temblorosos, quejándose por ser incapaz de deshacerse del cinturón.

Adorable.

Se relamió los labios y alegando ser una buena anfitriona, retiró sus propios pantalones para tirarlos a un costado de la cama, volviendo inmediatamente a enfocarse en su linda invitada de honor, quien por cierto, aún estaba usando demasiado ropa para su gusto. Se deshizo de la vestimenta de la tailandesa, tragando saliva cuando expuso la piel blanca de su estómago y de sus piernas. Ah... Era definitivamente mucho mejor de lo que se hubiera imaginado.

—No me mires tanto... —se quejó Lisa, ocultándose tras su antebrazo. A Jennie casi se le olvida cómo respirar.

Se inclinó para besar su cuello y luego deslizó su boca hacia el sur con una lentitud dolorosa, robando ruiditos de placer y fastidio de los labios enrojecidos de Lisa. Bañó con besos húmedos la piel blanca, tan tersa y lisa, que invitaba a morderla y a dejarle unas cuantas marcas.

Sus manos se asieron en torno a los muslos moldeables de su tailandesa y Jennie no tardó en hundir los dientes en la región del muslo interno, satisfaciéndose las irremediables ganas de mordisquear el cuerpo de Lisa, deleitándose con los gemidos que abandonaron involuntariamente la boca de la tailandesa. Preciosa.

—Nini—la llamó Lisa, enredando sus finos dedos en el cabello de Jennie, para indicarle que se detuviera. La coreana apartó la boca de su piel, sintiéndose confusamente mareada.

—¿Qué sucede?—susurró, ella misma encontrándose sin aliento y alzando la mirada hacia su linda novia falsa, que la miraba con emociones contradictorias reflejadas en los ojos. Lisa mordió su labio inferior, con un aspecto dubitativo tiñendo su rostro sonrosado.

—Quiero que me beses—pidió finalmente, luciendo tímida por su propia petición. Jennie casi pudo escuchar el hilo de su cordura rompiéndose. Lisa realmente era un terrón de azúcar, uno que ella estaba más que dispuesta a devorar por completo.

Sus bocas se encontraron nuevamente y Jennie intentó recordar vagamente dónde demonios había guardado el maldito arnés, siendo distraída con prontitud por las manos dulces de Lisa acariciando sus brazos y por las piernas dóciles que acababan de enredarse a su cintura. El calor expandiéndose por sus senos y por su estómago, hacia su parte inferior...

Mierda, Jennie realmente estaba olvidando porqué debía contenerse.

Era la primera vez de Lalisa (y de ella, pero no tenía por qué saberlo). Necesitaba enfocarse en esto, en preparar a Lisa apropiadamente para que no doliera... Había leído un artículo al respecto en Yahoo.

—Babe—la llamó, en un intento patético para imponer distancia entre ambas. Pero, Dios, la boca de Lisa era adictiva, y había estado anhelando besarla por tanto tiempo desde lo sucedido en la rueda de la fortuna. ¿Cómo era que se pensaba?

𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱       𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora