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Mañana. A las ocho, mismo local. ¡Ni filtis!
Lisa era invadida por escalofríos desagradables cada vez que la voz de Jennie resonaba en su cabeza.
¿Por qué mierda había aceptado esto? Jennie seguía sin pedirle disculpas, ella seguía con deseos inhumanos de asesinarla hasta que sus sesos salieran volando al espacio exterior. Esa no era una relación sana, en lo absoluto.
Sabía que rechazar la oferta—más bien amenaza—acabaría mal; perder su trabajo no era la mejor opción. Sin embargo, ¿lo era esta? Lisa empezaba a arrepentirse más rápido de lo que pensó que lo haría. ¿Cómo demonios soportaría a Jennie por toda una hora cuando apenas podía soportar su presencia por cinco segundos?
Se mordió la uña del pulgar, observando la puerta del restaurante, recordando la humillación que había hecho contra Jennie, su expresión confundida, la bofetada, las mentiras y el griterío que se había armado después en la parte trasera. Casi parecía una telenovela.
Bien, tal vez se había pasado de la raya.
Era difícil contener sus emociones cuando la dueña de sus inseguridades y llantos nocturnos estaba parada ahí, sonriente, fingiendo para lucir bien y perfecta e ideal. Tan segura de sí misma porque le estaba pagando a una profesional que obedecería y se comportaría como ella quisiera. Era frustrante.
Jennie siempre aparentaba estar bien. En la secundaria había sido una líder para la mayoría, perfecta, admirada. Lisa no había sido nada más que la receptora de insultos y burlas. ¿No era un poco injusto?
—Llegaste temprano—Brincó al reconocer la voz de la castaña a sus espaldas. Volteó abruptamente, viéndola sonreír—. Genial. Vamos adentro.
Jennie pasó por su lado, ingresando al local. Lisa la siguió, sintiéndose un tanto descolocada. Mientras Jennie se comportaba como si todo fuera totalmente normal, Lisa se sentía incapaz de volver, demasiado consciente de que tras su conversación, se hallaba completamente vulnerable frente a la castaña.
Con todo lo ocurrido anteriormente, prácticamente había confesado que aún le guardaba rencor y que había querido vengarse, pese a los años que habían transcurrido. "Eres la única que quedó estancada con algo que ahora forma parte del pasado". Sí, era cierto. Pero para Lisa era imposible olvidar un corazón roto. ¿Cómo hacerlo cuando había dolido tanto? ¿Cómo avanzar cuando Jennie había aplastado y pisoteado sus sentimientos bajo sus narices?
—Piensas mucho—dijo la castaña. Presionando con la yema de su dedo el surco entre las cejas de Lisa—. Se te harán arrugas.
—¿Y a ti qué te importa?—soltó a la defensiva. Tomaron asiento en una de las mesas. Jennie resopló.
—Tú de verdad eres una gruñona. ¿Cómo lo hiciste para ser tan encantadora cuando nos reunimos la primera vez?
Lisa sonrió con arrogancia. —Estudio actuación.
—Eso explica mucho.
El mesero se acercó a ellas y Jennie ordenó unas papas fritas extra grandes.
Lisa frunció el ceño, fijándose en su entorno por si Rosé y Jisoo habían llegado sin que se diera cuenta.
—Hey—La llamó cuando el mesero se fue—. ¿No vamos a esperar a tus amigas para comer?
—Llegarán a las nueve. Acabaremos las papas en una hora.
Respondió con simpleza, mientras confusión se asentaba en el pecho de Lisa. La desconfianza burbujeando en su estómago.
—¿Y por qué me citaste tan temprano?
La castaña suspiró. —Pensé que darnos un tiempo para planear lo que haríamos nos vendría bien.
—¿Planear?—Lisa se cruzó de brazos, entrecerrando los ojos con sospecha, y Jennie asintió—. ¿Ya no quieres que te llame Gatita?
—No quiero que digas lo de "su cosita era tan tierna y suavecita" de nuevo— espetó entre dientes. La tailandesa rió al evocar esos buenos momentos que residían en su memoria. Cómo olvidarlo.
—¿Y por qué? ¿Acaso ya arreglaste ese problema?— Jennie le golpeó el brazo—. ¿Fuiste a un medical sex center?
—Eres un fastidio. Honestamente empezaba a sentir pena por ti, ya sabes, por tus flashbacks, pero creo que eres potencialmente odiable.
—¿Odiable? ¿Inventaste un adjetivo por mí?—Jennie rodó los ojos—. Eres tan linda, Gatita. Yo también te considero odiable, es más, asesinable.
—Este es el tipo de cosas que quiero evitar cuando inicie la cita doble.
—¿Quién te mandó a hacer otra cita? Pudiste haberles dicho que terminamos o algo así. O que yo estaba ocupada con la universidad. O que me mudé a Tailandia.
—Rosé cree que estamos peleadas—respondió, repentinamente tornándose seria hasta la muerte—. Necesito que piense que estoy bien y feliz con mi novia.
—¿Por qué? Lo que piensa Rosé parece ser muy importante— tarareó. Los ojos de Jennie eran ausentes.
—No necesitas saberlo.
—Mm. Veo que nos estamos comunicando a la perfección— dijo con sarcasmo, sintiéndose apartada de cierto modo. ¿Qué más daba? Prefería mantenerse alejada de cualquier cosa que la involucrara con Jennie. Aunque claro, ser su novia no ayudaba ¿o sí?—. Entonces, ¿motes cursis?
—Te diré "babe". Tú puedes decirme "Jen"—sentenció. Lisa hizo una mueca disconforme.
—No sé. "Jen"... como que no me convence—dijo, fingiendo pensárselo a fondo. Podía sentir la pierna intranquila de Jennie bajo la mesa—. Mmm... ¿Qué piensas de Gatita?
—No me llames así—se quejó la castaña, su boca abultándose inconscientemente. En su opinión, parecía una bebé, una llorona que pataleaba cuando las cosas no salían como quería.
No obstante, estaba en su derecho. Ella podía expresar libremente cuando no estuviera de acuerdo con algo y Lisa se vería obligada a obedecer, porque Jennie era su cliente, Jennie estaba utilizándola para su beneficio y la desecharía una vez que obtuviera lo que necesitaba.
Que hubiese sido especial para la tailandesa cuando eran adolescentes, no cambiaba su relación profesional, su estado empleada-cliente que debían alejar de los problemas personales. ¿Pero dónde acababa la línea invisible que las dividía?
Una sonrisa forzada tiró de los labios de Lisa, optando por abandonar esa clase de pensamientos. Y luego, con un poco de malicia, decidió que fastidiar a Jennie hasta que llegara el momento de separarse no era una mala idea. Después de todo, se lo merecía.
Se comió una papa antes de hablar. —Te diré Gatita.
La línea invisible era borrosa y Lisa no quería meterse en problemas. Mientras más rápido esto termine, pensó en un intento de calmarse, más pronto podré alejarme de ella.
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𝗥𝗲𝗻𝘁 𝗔 𝗚𝗶𝗿𝗹𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱 𝖩𝖤𝖭𝖫𝖨𝖲𝖠
Fanfiction-"Oh, por dios... Seré como tu prostituta" -"Jesucristo, Lisa, ¡no lo digas así!" ✍🏻 ADAPTACIÓN TODOS LOS CRÉDITOS A SU AUTORA UNKNOWN