Después de dos semanas por fin vuelvo a ser libre durante veinticuatro horas. Entro a casa deseando ver a mamá quien se encuentra derrotada sentada en el viejo sillón de siempre.
Lexie está a su lado mirando algo de televisión.
—¿Me habéis echado de menos?
—Cariño—los ojos de mamá brillan y corro hacia ella para abrazarla.
—¿Cómo estás?
—Bien—una falsa sonrisa cubre su rostro. Miro a Lexie que me mira sin expresión alguna.
—¿Pasa algo?
—No—niega mamá—Ya sabes como me dejan las sesiones de quimioterapia. Devastada tanto física como mentalmente. ¿Qué tal estás semanas? Pensaba que tenías al menos un día libre a la semana.
—Sí, pero la señora hizo una fiesta en casa y nos necesitaba allí. Me pagaba tres veces más de lo que me suele pagar el día así que no pude decir que no.
—No puedes estar todo el verano en esa casa—dice mamá.
—Pasaré todo el año escolar en Londres. Necesito dinero para pagar la universidad y la residencia. El crédito estudiantil no me da para todo. Ya hemos hablado de esto mamá.
—Lo sé—suspira—¿Por qué no vas a cambiarte y pedimos algo de pizza?
—Genial. Lexie,¿comes en casa?
—Sí—murmura—Mientras te duchas pido las pizzas. ¿Las de siempre?
—Sí.
Voy a mi habitación y dejo la mochila sobre la cama. Algo anda mal en casa y ninguna quiere decirme nada. Mamá está más cansada de lo normal y Lexie demasiado triste.
Cuando salgo de la ducha Lexie esta preparando la mesa para cuando lleguen las pizzas.
—Te ayudo—me ofrezco.
—No es necesario.
—No era una pregunta.
La sigo hasta la cocina.
—¿Está todo bien?
—Sí,¿por qué lo preguntas?
—Os veo más cansadas de lo normal.
—Ha sido una semana difícil.
—No me estarás mintiendo,¿verdad? Sabes que odio las mentiras.
—No—su boca niega pero sus ojos me dicen que miente. No quiero indagar más sobre el tema hasta que ambas estén dispuestas a contármelo.
—¿Vas a salir con las chicas esta noche?
—Quizás. ¿Quieres venir?
—No—recuerdo lo que pasó la última vez—Necesito descansar un poco.
ESTÁS LEYENDO
Qué nos queda después del verano [Libro #3 Saga Destinos]
Teen FictionPensaba que lo peor que me podría ocurrir en verano era trabajar para la familia de Ezra Dankworth. Me equivoqué. Lo que comenzó como un trabajo tedioso y lleno de tensiones con mi jefe, pronto se convirtió en una pesadilla. Las primeras semanas fue...