20. Soledad

301 23 4
                                    

Conseguí el trabajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Conseguí el trabajo.

Solo dormí un par de horas y, si mi rostro no era el apropiado para hacer una entrevista, el de los otros dos chicos que se presentaron también dejaba mucho que desear. Éramos tres personas allí: un chico con rastas que vestía un pantalón agujereado acorde a su camiseta y llevaba un olor a marihuana difícil de ocultar. La otra candidata era una chica con una tripa de embarazada bastante evidente. Supongo que no sale rentable contratar a una embarazada para, pocos meses después, tener que buscar a otra persona. Finalmente, me dieron el puesto a mí. El horario me deja tiempo para estudiar. Solo trabajo los fines de semana y festivos junto a Andrew, el camarero que lleva aquí más años que la propia universidad.

Han empezado los entrenamientos del equipo de fútbol y, como es costumbre, todos acuden a Nómadas después de acabarlos. Los chicos del equipo llegan al pub con sus cabellos mojados y alborotados tras unas duchas rápidas. Las chicas suelen llegar antes que ellos, bien maquilladas y vestidas, buscando algo de atención de alguno de ellos.

Llevo aquí tres semanas y la rutina siempre es la misma: ellas llegan una media hora antes que los chicos, ellos llegan y alborotan todo el lugar, se emborrachan y, a última hora, escogen a cuál de ellas se llevarán a casa. Un espectáculo vulgar con el que para nada estoy de acuerdo.

Como cada viernes los chicos entran al local a la misma hora de siempre, a las 8 p.m., y como en estas últimas semanas, mis ojos recorren a cada uno de ellos en busca de un chico rubio de nariz recta y ojos claros, pero hoy tampoco ha venido. He oído a algunas chicas hablar sobre cómo creen que Ezra ha dejado el equipo, pero no creo que sea capaz de ello en su último año. Aunque el fútbol no parece ser su sueño como lo es el de Grayson, es un hobby del que disfruta con sus amigos y no creo que esté dispuesto a perder todo lo que el fútbol le ofrece: popularidad y chicas. Podría saber a ciencia cierta si todo esto es cierto si contestase mis mensajes. Después de la fiesta en su casa, le escribí y no me respondió. Las primeras horas pensé que estaría durmiendo, pero cuando pasaron las 24 horas, supe que me estaba haciendo ghosting. Miraba su chat y veía cómo aparecía en línea. Podría olvidarse de haberme contestado, pero si hubiese querido hablar conmigo, habría abierto mi chat y lo habría hecho.

Levi se acerca a la barra y pide lo de siempre: cervezas para todos, excepto para Rhett, que es el único que no bebe cuando empieza la temporada. Levi y Rhett se ofrecen a llevar las cervezas y les agradezco, ya que el pub se está comenzando a llenar y sé que, como mi compañero no llegue a su hora, no podré con todo yo sola. Andrew llega diez minutos después de su hora de entrada, pero rápidamente nos hacemos con la barra y, a la hora del cierre, apenas quedan un par de chicos del equipo revoloteando detrás de mis antiguas compañeras de la asociación. Tuve que dejar de asistir a las reuniones, ya que pisaban el horario laboral y no podía permitirme perder el trabajo. Ellas me apoyaron y me invitaron a volver cuando pudiesen.

—¿Echamos ya el cierre?—pregunta Andrew.

—Sí, ¿te encargas tú?

Andrew avisa a los chicos de que vamos a cerrar y, sin problema alguno, los chicos dejan el local seguidos de mis antiguas compañeras, de las que me despido con un tímido adiós. Echo de menos las tardes de los viernes con ellas, echo de menos a Ava y echo de menos a Noora. Ava está extraña. Desaparece los fines de semana y, entre semana, se la pasa saltando de clase en clase como loca. Apenas consigo verla. Noora no deja de escribirme y estoy en continuo contacto con ella, pero aún así no es lo mismo. No puedo verla diariamente.

Andrew me acompaña a la residencia para que no vuelva sola, se asegura de que entre en ella sana y salva. Agradezco la iniciativa de mi compañero de trabajo. No me siento segura en el campus de madrugada y, después de la denuncia pública de Romeo, todavía menos. Aunque debería estar más tranquila, su culpabilidad lo hace más real.

Mi pierna se mueve de arriba a abajo, golpeando mi talón contra el suelo. No recordaba la sala de espera tan pequeña. Una pequeña mesa blanca acompañada de dos sillas y un par de plantas en un rincón. En la mesa auxiliar hay un par de revistas sobre psicología y ciencia a las que parece que hace mucho que nadie les ha echado un vistazo. Seguro que Noora sí lo hacía. Alguna que otra vez esperaba aquí junto a ella para su turno, aunque ella nunca supo que yo también venía. Estábamos unidas por la señora Margaret antes de que nosotras supiéramos.

Oigo la puerta de su despacho abrirse, como se despide del paciente y camina hacia la sala de espera. Llevo sin venir aquí todo el verano y tengo demasiadas cosas que contarte a la señora Margaret. ¿Por dónde debería empezar? ¿Mamá? ¿El trabajo? ¿Ezra?

Pensaba que me sentía mejor. Durante el verano, la ansiedad fue desapareciendo, pero sabía que la estaba ocultando bajo lo que tenía con Ezra como distracción. Estudio psicología; sé cómo funciona esto. No hay peor paciente que alguien que se ha graduado en alguna rama de la salud.

Cuando Ezra me hizo ghosting, sentí cómo todo lo que estaba escondiendo aparecía de nuevo, pero multiplicado. Esconder tus sentimientos y hacer como si no existieran no hace que estos desaparezcan.

—Buenas tardes, Sky—la señora Margaret abre la puerta y me invita a pasar—¿Qué tal el verano?

—Hola, señora Margaret—me siento en la silla y ella toma su sitio detrás del escritorio. Tiene su tez más morena y me pregunto dónde habrá pasado las vacaciones esta vez. ¿Ibiza? ¿Málaga? ¿Gran Canaria? Esa luz que desprende su piel no es natural de Londres.

—¿Y bien?—la señora Margaret me hace volver de nuevo al mundo real y dejar de imaginar sus magníficas vacaciones.

—Pensaba que bien, pero siento que en estos meses toda mi vida se ha vuelto a tambalear y que todo está desorganizado. Ambas sabemos que mi tendencia al control y al orden es algo que me supera. No sé qué hacer con esto que siento dentro de mí.

—Sky, la vida es como el cajón de los calcetines. Un día hay que parar y pasar toda una tarde ordenándolo para que cada calcetín vuelva con su pareja. ¿Empezamos?

HOLA,¿QUÉ TAL ESTÁN?
ESPERO QUE BIEN.
MIS CHICAS YENDO A TERAPIA 🤧🤧🤧
EL PRÓXIMO CAPÍTULO SERÁ NARRADO POR EZRA, ¿QUÉ CREEN QUE NOS CONTARÁ? ESPERO SUS COMENTARIOS.

NOS VEMOS EN INSTAGRAM:
ikarolferreira_

Qué nos queda después del verano [Libro #3 Saga Destinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora