CAPÍTULO 04

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Hace mucho deje la intención de escapar, me da escalofríos cada que recuerdo todas las veces que intenté y falle, los castigos a los que me sometieron por intentarlo aún tengo los recuerdos y cicatrices de cada una.

Como dicen, la primera vez nunca se olvida, ya había pasados días de que me secuestraron y recuerdo una ocasión que estaba explorando en la habitación en la que me tenían y casualmente encontré un objeto tipo metálico, mi mente empezó automáticamente a planear todas las posibilidades y probabilidades de que funcionaran de todas mis ideas decidí según a mi parecer por la más viable y menos loca, así tendría una mejor oportunidad de lograrlo.

Ese día espere hasta que uno de ellos me trajera comida para poner en marcha mi plan, pasaron horas hasta que por fin uno de ellos bajo y me dejo la charola al pie de las escaleras, subió y cerró la puerta tras él, excelente tendría horas hasta que volviera a bajar por la charola, me acerque al picaporte y con demasiado cuidado empecé a maniobrar para que este se abriera, después de minutos intentarlo ya hasta sudando estaba, logre abrirla, con mucho cuidado que no se escuchara el ruido al abrirse la puerta, lo hice poco a poco hasta que mi cuerpo pudiera salir del sótano.

Grave error, al salir me tope con cuerpo enorme y para empeorar el asunto era el más violento, el tipo con el pelo cenizo claro. Me tomo por el cuello y me pego a la pared levantándome hasta que mis pies no tocaban el suelo, rogaba a todos los dioses de todas las religiones que me salvarán, porque no iba a salir viva de esto, su ceño fruncido, mandíbula apretada y mirada penetrante, realmente estaba muerta.

Con su otra mano abrió el puerta y desde ahí me empujo al sótano, al estar abajo el cuerpo me dolía de todos los golpes que me propine al estar rodando los últimos escalones, con todas mis fuerzas intento levantarme pero caigo nuevamente; empecé a escuchar los pasos de él al bajar las escaleras y lo primero que hice fue arrastrarme en el rincón y hacerme bolita, de un momento a otro empecé a sentir las patadas que me propinaba por todo mi cuerpo, siento un dolor intenso en mis costillas que por un momento pienso que me ha roto algún hueso, trato de recuperar el aliento pero me toma del cabello y me arrastra hasta por la habitación, intento amortiguar su jalón tomándolo de sus manos y muñecas, caigo en el colchón por un momento no escucho ningún ruido solamente mi respiración y sus gruñidos.

En el umbral veo que el pelirrojo entra con algo en sus manos, estoy a punto de desmayarme y siento un pinchazo en mi cuello, siento que mi energía aumenta inmediatamente, ¿cómo es esto posible? Lo que sé que me haya inyectado hizo efecto porque de estar casi desmayándome ahora estoy con toda la energía, aunque me duela el cuerpo siento que puedo correr un maratón fácilmente.

Uno de ellos me ata los tobillos con una cuerda, levanta mis piernas y con una tabla empieza azotarla en mis pies, no hago más que gritar y llorar, espero que paren pronto, me desatan las cuerdas y escucho el tintineo de fierro, de pronto siento en ambas muñecas son atadas por una especie de bastón y en cada extremo hay grilletes, él pelirrojo coloca y cierra. Levanta mis brazos hasta la pared y lo instala en una especie de gancho, quedando mi cuerpo suspendido de repente siento un ardor en mi muslo izquierdo, otro en el derecho, mi estómago, mi brazo, en mi rostro, tengo los ojos totalmente cerrados, no quiero ver nada me aterra ver la imagen de ellos de satisfacción o de enojo.

Cuando mi cuerpo entero queda totalmente golpeado, el hombre me toma de las caderas y posiciona mis piernas alrededor de su cadera y me penetra de una sola estocada, aunque quisiera poner resistencia mi cuerpo está muy dañado y la adrenalina que hace un momento tenía se ha esfumado. Su lengua recorre desde mi clavícula hasta mi cuello casi en mi mentón y gruñe, acelera su ritmo enterrando sus uñas en mis glúteos hasta mi cadera, cuando se corre dentro de mí fue la primera vez que lo sentí; sentí por primera vez como su miembro se hinchaba, si, así es, ¡su miembro de hinchaba! Era una presión en mis paredes vaginales sentía un poco de dolor, intente moverme un poco, pero me dolió, así que no lo intente más, mientras tanto el solamente gruñía, era un tipo susurro, no como anteriormente que era algo ruidoso, en cambio esto era diferente era como si el gruñido emanaba desde su pecho, lo tenía pegado a mí, su pecho estaba sobre mi pecho, quizás por eso me percataba de eso, poco a poco empecé a sentir que la presión bajo y él se retiró de mí.

Siento que me toman de las piernas y mis rodillas las pegan en la pared, estoy totalmente expuesta. Me penetra el pelirrojo a un ritmo rápido y duro, pasan minutos hasta que se corre y nuevamente siento la presión en mi interior, mientras está dentro de mí el empieza a dar pequeños besos en mi cuello, cuando la hinchazón baja. Me desatan los brazos y mi cuerpo cae como un costal al suelo, no puedo apoyar mis pies, los golpes que me dieron para eso eran, las palmas de mis pies están duramente golpeados también siento palpitaciones en cada área de mi cuerpo. Ambos se retiran y cierran la puerta me quedo uno minutos despierta hasta que poco a poco me voy durmiendo.

Estoy sentada en mi colchón con la espalda pegada en la pared cuando se abre la puerta y ambos entran al sótano, ahora que idea traerán en mente...










Secuestrada por Hombres LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora