Siento una opresión en el pecho que me dificulta respirar, toco con mis manos mi pecho y garganta como si eso me ayudará a respirar mejor, mi mente se nubla de todos los recuerdos de aquel lugar oscuro y mis lagrimas empiezan a caer, trato de concentrarme y tranquilizarme para poder respirar, pero no puedo. Me levanto de mi silla y me arrincono en la esquina y me abrazo a mí misma arrullándome como en aquel entonces, cierro mis ojos y trato desesperadamente de relajarme para poder respirar, no sé cuánto tiempo llevo así cuando siento que alguien empieza acariciar mi espalda y recarga mi cabeza en su pecho dándome pequeñas caricias circulares en mi espalda, con su otro brazo me presiona un poco mi hombro rodeándome con su brazo, pasado unos minutos voy regulando mis respiraciones y puedo inhalar cada vez más aire a mis pulmones, la opresión en mi pecho y costillas va disminuyendo, es cuando me doy cuenta que es Christian el que todo este tiempo ha estado abrazándome y tratando de tranquilizarme.
- ¿Ya estás un poco mejor?
Asiento, mis ojos aún están cerrados, me da mucho miedo abrirlos, me dejo caer un poco en el pecho de él, hasta que mis respiraciones se normalizan completamente y suspiro.
-Yo...no, Christian me da mucho miedo.
-Lo sé, estoy aquí a tu lado y eso no cambiara, al menos podrías darle una oportunidad de conocerlo mejor y al final tú decides.
Pienso un poco en sus palabras, es verdad no lo conozco, pero aun así me da miedo pensar en otro hombre que me toque y que me traiga recuerdos que quiero que estén bien olvidados. Me despego de él un poco para levantar mi cabeza y empezar abrir mis ojos, lo primero que veo es el rostro de Christian con sus cejas fruncidas y ojos preocupados.
-Hola pequeña.
Me sonríe un poco acerca su mano a mi rostro y me quita las lágrimas que tengo en mis mejillas, me carga llevándome al sofá para sentarme en el mueble. Veo que Víctor no se ha ido y todo este tiempo a estado observando, su cara es seria.
-Christian...yo... no, es que es demasiado, no tengo buenos recuerdos de cuando dos... me da mucho miedo, es doloroso, no lo conozco, yo lo siento no.
Estoy con la vista abajo y casi susurrando juego un poco con mis manos y aprieto mis dedos que ya se ven blancos, Christian las toma y con sus pulgares acaricia mis manos.
-Tranquila Lucia vas muy rápido, aun ni llegamos a eso.
-Pero si tú dices que él también es mi pareja, en algún punto también el va a querer intimar conmigo y yo no sé si pueda. No quiero que nadie me toque, solo tu Christian.
-Me alagas, te entiendo a ti, pero también me pongo en el lugar de Víctor, ya que en su momento yo pase por eso, es demasiado intenso el instinto de protección y pertenencia que se tiene hacia la pareja, casi incontrolable, para él va a hacer difícil y más por su rango, pero espero lo comprenda y que vaya paso a paso contigo hasta que se gane tu confianza.
Las últimas palabras las dice de advertencia.
-Claro que si Christian, sabes que no haría algo en contra de su voluntad, no soy salvaje.
Su voz salió más ronca de lo normal, levanto mi vista y tengo a Christian arrodillado frente a mi tomándome de las manos y Víctor de pie detrás de él.
Lo observo más sus facciones de su rostro, su cuerpo; el se da cuenta y suaviza su expresión, retiro un poco la mirada de él y observo a Christian, ambos son diferentes, uno es castaño oscuro con ojos marrones claros y piel almendrada, alto, musculoso, pero sin llegar a ser tosco, el es dulce y comprensivo; mientras que el otro es mas alto y sus músculos se ven mas marcados su cabello es castaño claro casi rubio, sus ojos son entre café y verdes, ambos son atractivos pero diferentes.
-Entonces mi pequeña Lucy, aceptas seguir conociéndolo quizás con el tiempo te des cuenta de que no es tan malo y puedas aceptarlo.
- Yo no sé, es que todo esto es demasiado y muy rápido para mí, me siento un poco asfixiada.
-Puedo venir solamente a cenar aquí a la casa, en este lugar te sientes cómoda, por lo que veo, así estarás en tu zona segura.
Me dice Víctor con voz suave, levanto la mirada y me le quedo viendo unos minutos, indecisa en creerle o no, en aceptar o no. Cuando finalmente digo.
-Puedo intentar conocerte, pero no te aseguro que te vaya a aceptar.
-Está bien, sabía que no iba hacer nada fácil, prometo ser paciente y al final lo que decidas lo aceptare.
Nos quedamos en silencio unos minutos, el ambiente es un poco incomodo, este suceso me descoloco y no puedo ni imaginar lo que Christian está sintiendo, dice ser muy protector, ahora con la posibilidad de compartir algo que él pensaba que ya era suyo, ahora compartirlo con alguien más y todavía con el líder, su jefe, debe ser super incomodo esta situación y Víctor que siendo el jefe tenga a su mano derecha tener a la mujer destinada en su casa viviendo ellos dos solos sin él y que todavía está en duda si lo acepte, si debe de ser duro para él; en mi caso salir librada del secuestro y tortura después darme la idea de que estoy embarazada de los hombres lobos que me secuestraron, ahora que las personas que me liberaron de ellos me trajeron a vivir en su pueblo y que la mano derecha es mi pareja destinada, el tener que conocerlo y enamorarme de él no es suficiente ya que ahora su jefe el líder resulta que también en mi pareja destinada, salir de dos hombres lobos para encontrarme con otros dos hombres lobos, no ayuda en nada a mi situación de estrés y ansiedad.
Suspiro sonoramente en pensar en todo esto.
-Esto es demasiado complicado.
Logro decir empezando a pensar en todo.
-Un poco, pero nos podemos acomodar.
Me dice Christian y su voz suena más tranquila me toma de los hombros frotándome un poco para que me tranquilice.
- ¿Quieres ir al porche a tomar aire fresco, ya es de noche y podemos ver las estrellas y la luna, que te parece te agrada la idea?
Lo pienso un poco y asiento.
-Solo voy por algo que me cubra del frio.
-No te preocupes yo lo traigo, adelántense los dos.
Víctor abre la puerta de la entrada principal dándome el pase al exterior, caminamos en silencio a tomar asiento en el sofá de tres piezas, no tarda mucho cuando llega Christian cubriéndome con la manta mi espalda y hombros, tomamos asiento y ambos se acomodan de tal manera que yo quedo en medio de ambos, los dos hombres tienen sus cuerpos calientes cosa que me ayuda a mí a regular mi temperatura mejor con el clima frio de la noche, a lo lejos se escucha una que otra voz, risa y pasos caminar rápido hasta que poco a poco van disminuyendo, ya entrada la noche mis ojos se van cerrando, estoy realmente cómoda entre ambos cuerpos transmitiéndome su calor, me acomodo mejor entre ellos dos, tomo del brazo a Christian y mi muslo contrario se acomoda mejor con Víctor y mi cuerpo se va soltando hasta caer dormida.
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Secuestrada por Hombres Lobos
Kurt AdamAquí no hay síndrome de Estocolmo, es una historia de una chica que es secuestrada por dos hombres lobos, usándola como su juguete sexual, con el tiempo ella va perdiendo toda esperanza de escapar y de seguir viviendo. Hasta que pasa algo inesperad...