Amelia seguía acostada, cosa que preocupó a Evan. Llevaba durmiendo desde la tarde del día anterior, así que decidió ir a despertarla.
Tocó suavemente la puerta.
–¿Amelia? ¿estás despierta? –entró al cuarto despacio. La habitación estaba vacía, pero se escuchaba el agua de la ducha caer. << Bueno, parece que, al fin, se ha despertado >>.
Bajó a la cocina para seguir hablando con su tío, que como siempre, estaba cocinando.
–Parece que ya se ha levantado.
–Pobrecilla, debe de haber estado acumulando horas de sueño. Bueno he preparado algo de comer, seguro que baja con apetito –dijo alegremente. –Por cierto... ¿estáis saliendo?
–Es evidente– le contestó Evan, algo incómodo por la pregunta. No era el tipo de persona que le gustase hablar de esas cosas y menos aún con su tío.
–Vaya, no pensé que lo fueras a conseguir, jajaja– dijo riendo mientras encendía el fuego.
–Qué poca confianza tienes en mis encantos– le respondió con sarcasmo.
–¿Encantos? ¿cuándo le has mostrado esos encantos? –apuntilló Samuel, girándose y blandiendo la espumadera en su dirección. –¿Al menos la has llevado a algún lugar? Anda que... Que te tenga que explicar yo lo que es una cita, tiene guasa.
–No es por falta de ganas... es que no hemos tenido tiempo– contestó molesto.
–Pues hoy tienes, ¡así que ya sabes! –y volvió a girarse para seguir preparando la comida.
–Sí... –dijo pensativo y tras unos minutos volvió a hablar– Oye... ¿dónde podría llevarla? –preguntó al fin, tragándose su orgullo.
–¡Ahora entiendo porque nunca has tenido novia! –exclamó él.
–¡He tenido novias!... Aunque no me han durado mucho...
–Jajaja, no todo va a ser el físico, –se burló su tío –a las mujeres hay que ofrecerles algo más...
–Venga, ya que sabes tanto ¿por qué no me lo dices?
–¿De qué habláis? –preguntó Amelia entrando a la cocina.
–De nada... –se apresuró a contestar Evan.
–Pues yo he oído algo sobre la ingente cantidad de novias que has tenido... –dijo ella mirando hacia otro lado.
Evan se quedó mudo y miró a su tío pidiendo auxilio. Samuel se apiado de aquel pobre tonto, así que intervino.
–No le hagas caso, yo novias solo te he conocido a ti– le dijo mientras le servía un café.
Amelia se ruborizó al oírle llamarla novia.
–Por cierto, Amelia, ahora que tienes un poco de tiempo ¿qué te gustaría ver de La Tierra? –le preguntó Samuel con astucia, cambiando de tema y, al mismo tiempo, descubriendo un posible objetivo para la cita. Evan le miró agradecido.
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Amelia: La sociedad de las mujeres (Completada)
Science FictionAmelia está a punto de hacer un gran descubrimiento. Envuelta en esta aventura llena de acción, reflexiones y, sobre todo, sentimientos encontrados que la harán replantearse su vida y sus propias ideas. Con humor y grandes dosis de ironía, hará fren...