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Mich no cocinó, pero pidió pizza, y una buena pizza siempre parecía una solución efectiva sin importar la ocasión. Entre los dos acabamos muy rápido con ella, y luego de comer y lavar los platos (insistí hasta que me dejó hacerlo) nos sentamos en el sofá para seguir charlando un poco, aunque no demasiado. En ocasiones, luego de algo como lo que sucedió en la tarde, no quedaba mucho que decir; a veces, solo era necesario descansar. El silencio, en momentos como esos, podía ser tan o mejor acompañante que cualquier palabra que a uno se le pudiera ocurrir.

Al final, terminé quedándome dormido sin darme cuenta. Abatido por el cansancio físico y mental, arrullando por el calor y la sensación de seguridad que me provocaba estar ahí. Cuando me quedaba con Mich ya fuera para pasar toda la noche, o solo durante un par de horas, dormía como nunca lo hacía en mi casa. Incluso ahí, tendido en el sofá, parecía descansar mejor que estirado cual estrella de mar en mi propia cama. Cerraba los ojos sin preocuparme por el tiempo, o por irme a despertar con un grito o un portazo, o algo peor.

Cuando abrí de nuevo los ojos, ya había oscurecido y la luz cálida de las lámparas lo llenaba todo, junto con el constante zumbido de la calefacción en algún lugar que aún no conseguía descifrar. Al estirarme, me di cuenta de que Mich se aseguró de quitarme los zapatos y también dejó todo el sofá para mí solo. Él, por su parte, estaba en el otro. Pero no dormía.

Se veía muy cómodo usando un cojín como almohada, mientras sostenía con una mano un libro delgado. Me pregunté cuántas veces lo vi leer, solo para darme cuenta de que, en realidad, nunca; extraño, considerando su profesión. Todo lo que alguna vez vi escudriñar esos ojos grises eran exámenes o ensayos de sus alumnos en la preparatoria. Ahora, viéndolo tan inmerso en sus asuntos que no se dio cuenta de que ya estaba despierto, encontré la oportunidad perfecta para contemplarlo con toda libertad.

Había algo interesante sobre mirar a las personas cuando no sabían que estaban siendo observadas; en el caso de Mich, parecía incluso más relajado que de costumbre. Con las piernas extendidas y los talones apoyados sobre el reposabrazos, ocupando el mueble de esquina a esquina. Elegante hasta así acostado, sosteniendo el libro con una maestría que me hacía preguntarme cómo no se le caía en la cara. Ni hablar del pasar de las páginas con su mano libre, en un movimiento limpio que llevaba la cadencia perezosa de un gato adormilado, gran contraste a un lado de sus ojos brillando de concentración y el ceño fruncido solo para, de un momento a otro, darle paso a una sonrisa que le iluminó el semblante entero.

Ojalá verlo siempre sonreír así.

—¿Qué estás leyendo? —pregunté, con la voz aún ronca, sacándolo de su ensimismamiento.

Se volteó a verme, no sin cierta sorpresa, antes de mostrarme el lomo—: Nada queda por aquí, Zora Walker. No sabría cómo explicártelo.

—Trata, a ver. —Me acomodé de nuevo en mi lugar, buscando mirarlo más de frente. Él, por su parte, le dio la vuelta al libro para leer la contraportada.

—"En 'Nada queda por aquí', Zora Walker nos sumerge en un relato escalofriante y seductor que explora los límites entre el deseo y la obsesión". —Se rio al voltear al verme, pues mi cara debió decir exactamente lo que estaba pensando: no entiendo nada. Entonces, decidió hacerlo con sus propias palabras—. Va de esta chica, Clara, que trabaja en una carnicería en una zona medio desierta de los suburbios de su ciudad. Ella tiene esta fijación obsesiva con la carne, aunque no tanto a eso, sino... es como si encontrara en el sacrificio de animales una conexión con ella misma.

»Total, que un día se enreda con un tipo que conoce en un bar, Bruno, que también está en esas... Dicen por ahí que dios los hace y ellos se juntan. Se envuelven en una relación medio intensa que no solo tiene que ver con la obsesión del uno con el otro, sino con todo este rollo de la carne y ser consumidos. Literal y metafóricamente. Está bien retorcido, a mí me gusta muchísimo.

Las páginas que dejamos en blanco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora