Tres inyecciones después, el antibiótico funcionó en Evan. Lo primero en desaparecer fue la fiebre, los espasmos; luego el pus y al final la hinchazón de la herida por fin comenzaba a bajar. Y no solo eso: empezaba a hacer costra. Tuve por fin la claridad de que, contra todo pronóstico, al final era cierto lo que decían por ahí. La hierba mala no se muere; a él le pareció muy gracioso cuando se lo dije, desde la cocina al desechar la jeringa de esa tarde. Lo acompañé mientras comía y me aseguré de dejarle cerca otra cobija que usar si la noche enfriaba demasiado, igual que un par de botellas de agua que pudieran alcanzar hasta que volviera al día siguiente. Aunque ya se encontraba en plena capacidad de levantarse y caminar sin necesidad de que yo lo ayudara, además de casi sin dolor, yo tenía a bien asegurarme. Solo fue hasta que recibí el mensaje de Mich, anunciando que ya me esperaba fuera del edificio, que le pregunté si no le molestaba si esa tarde me marchaba antes; no estaba durmiendo bien y necesitaba descansar un poco más. Evan, más dócil y renovado después de su sueño febril, me dijo que no me preocupara.
No era uno de los días en los que iba a poder estar con Mich; sin embargo, desde el momento en que trajo a Joy, se ofreció sin opción a rechazo a traerme si estaba en sus manos y recogerme sin falta. Algo dentro de mí tenía claro que Mich, aunque lo intentara con todas sus fuerzas, jamás iba a poder forzarse a descifrar a fondo mi situación o la de Evan gracias a lo fuera de su alcance que estaba, debido a su contexto, y él lo sabía. No era malo en lo absoluto, casi mejor que no conociera de ello; él hizo algo incluso más importante: escuchar y comprender. Ayudar.
Me llevó a casa, no sin preguntarme durante todo el trayecto si Evan se recuperaba, o cómo estaba yo. A decir verdad, con su apoyo, mucho mejor. No me limité ni un poco en dejarle saber todo el bien que me hacía contar con él para llevar la situación, ni lo mucho que me hubiese gustado haber resuelto antes la manera de hacerlo. Veía en su sonrisa, en la forma en que apenas desviaba la mirada, lo que le costaba aceptar los cumplidos y aunque decía que no era nada, lo era todo.
Nos despedimos de un beso cuando me dejó frente a mi edificio. Subí las escaleras a paso lento, calmado; no por otra cosa sino el cansancio ya acumulado que esperaba purgar aquella noche con una ducha caliente y una siesta larga. El turno en Alloro's era vespertino, por lo que podría dormir hasta que el sol me despertara y la cama me escupiera de las sábanas. Estaba añorando sentir la frescura de la almohada.
Comenzaba a olvidarme de que mi lugar no era junto a aquellos que tenían permitido hacer planes y esperar cosas.
Oído contra la puerta, estaban en casa. Claro, era tarde, pero no lo suficiente para encontrarlos dormidos. Con la intención de continuar con el desentendimiento pactado en mutuo silencio, en el que las cordialidades y las hostilidades detenidas no eran otra cosa que la existencia del otro (yo uno, ellos otro, como el mismo ente) pasada por alto, metí la llave en la cerradura y entré en el departamento.
Supe que algo estaba sucediendo desde el instante que di un paso en el interior; no sé si me lo dijo el silencio anormal, o la sensación sobre la piel. Un presentimiento o un auténtico cambio en el aire, volviéndolo pesado e irrespirable. James y Diane estaban en la cocina y aunque yo lo sabía, y no existía forma humana en que ellos no me hubiesen escuchado entrar, traté de hacer el menor ruido posible al cerrar la puerta y comenzar a caminar; una cautela bien medida que esperaba me volviera invisible. Por todo el salón flotaba la certeza de que, en ese lugar, ellos sabían algo que yo no. No me gustó sentirme en desventaja.
Apenas iba a mitad de camino cuando llegó a mí la voz de Diane, abrasiva como ella sola. Al voltearme para mirarla de reojo, la vi hablando sin dirigirme la vista, pretendiendo estar más ocupada en pasar el pelador sobre la piel de unas papas que en mí y en el tema que estaba abriendo sin previo aviso.
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Las páginas que dejamos en blanco
Teen Fiction¡Ganadora de los Wattys 2023 y el Premio de Entretenimiento de Wattpad-Webtoon Studios! Por fin ha llegado el día. Cansado de una existencia llena de abuso, Illya ha decidido morir tan pronto como caiga la noche, y de entre todos los sitios posibles...