capítulo 2

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- Alice, no puedo más.

- Eres una quejica.

- Me van a salir heridas en los pies, te lo juro.

Son cerca de las nueve de la noche y llevamos casi tres horas dando vueltas por el centro comercial en busca de un vestido que sea lo suficientemente bonito como para que le guste a mi amiga. Yo traté de convencerla de que comprara alguno de nuestra tienda, pero no sirvió de mucho. Dice que no es su estilo. Supe que tenía razón cuando se probó el quinto vestido de flores de toda la tienda y tampoco le gustó. Media hora más tarde, estoy saliendo de ahí detrás de una Alice emocionada con su ansiado vestido. Después de decirme que me invitaba a cenar a su casa en repetidas ocasiones, acepté. Mi madre tenía turno de noche hoy y me apetecía compartir tiempo con ella. Al final, Alice me caía muy bien.

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero la pizza y las patatas que nos preparamos están llegando a su fin. Desde que puse un pie en esta casa no pude evitar sentirme acogida por el calor que desprende. No sé mucho sobre su familia, pero Alice parece tener una de verdad. Esta tarde me contó que sus padres están de viaje por su veinte aniversario. Casi me río cuando me lo dijo, porque padres juntos y felices es algo a lo que no estoy acostumbrada. Es como cuando lo ves en las películas, que no puedes evitar preguntarte qué se sentirá crecer en un ambiente donde es normal que tus padres se quieran y se cuiden. Me he hecho esa pregunta un millón de veces en mis veinticuatro años de vida y sigo sin encontrar la respuesta.

El sonido de las llaves en la puerta me saca de mis pensamientos y Alice frunce el ceño, como si le extrañase que viniera alguien. La cabeza de su hermano aparece por el umbral del hueco de la ventana de la cocina y Alice lo mira. Parece enfadado.

- Pensé que no vendrías tan pronto.

- No podía más.

- ¿Qué tal la cena con tus suegros?

Logan resopla y Alice suelta una carcajada limpia. Yo trago saliva, analizando esas palabras.

- Un minuto más ahí y me da algo.

- Normal.

Yo me encuentro en mitad de ellos dos, con un trozo de pizza en la mano. Cuando su mirada encuentra la mía, me saluda.

- Hola – me sonríe y yo le hago un gesto con la mano. No quiero que me vea la boca llena de salsa barbacoa – Tiene buena pinta.

- ¿Quieres un poco? Está increíble.

Él niega con la cabeza antes de dejarnos solas.

- ¿Tu hermano tiene novia?

- ¿Desde cuándo te interesa mi hermano?

- No me interesa. Curiosidad.

- Ya.

Ella me sonríe con cierta picardía y yo trato de fingir que la palabra "suegros" relacionada con su hermano no me molestó ni un poquito.

- Da igual, no contestes.

- No lo iba a hacer.

- Ah, gracias.

- ¿Te gusta mi hermano?

- No.

- Hannah.

no decirte quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora