capítulo 12

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Dejo que el sabor a tequila baje por mi garganta. Me quema, pero no me importa. La música taladra mis oídos y no puedo dejar de reírme, así que cojo a Alice de la mano y la llevo a nuestra esquina de la discoteca para bailar. El pelo se pega a mi nuca y me duelen los pies. Siento las mejillas encendidas a causa del calor y del alcohol que he ingerido, pero estoy bien. Dejo que mi mente se quede en blanco a medida que van pasando las canciones y un chico moreno camina hacia nosotras. Pienso que va a acercarse a Alice, pero este se pone a mi lado y me coge de la mano para darme una vuelta sobre mí misma. Veo cómo mi amiga arquea sus cejas y se aleja, guiñándome el ojo de manera bastante descarada. Bailo con el desconocido del que no sé ni su nombre y me pongo nerviosa cuando coloca sus manos en mis caderas, pero no hago nada para apartarme.

- Hueles muy bien.

Su voz hace cosquillas en mi oído y suelto una risa tonta. Es guapo. Me cuelgo de su cuello y muevo mis caderas contra las suyas, al ritmo de la música. Puedo sentir cómo su cuerpo se tensa, y sonrío victoriosa. De pronto, siento sus labios en mi cuello y me sobresalto. Él me mira, pidiéndome permiso, y vuelve a repetir la acción cuando yo asiento ligeramente con la cabeza. Siento sus besos en mi piel y cierro los ojos, tratando de sentir algo. Sus labios bajan por mi cuello hasta llegar a la clavícula y yo arqueo la cabeza hacia un lado, dándole más espacio. Sus manos suben y bajan por mi espalda y yo acerco mi pecho al suyo, buscando el más mínimo calambre en el estómago que me recuerde que todavía puedo sentir. Nada. La cabeza me da vueltas. No lo entiendo. Mis puños se agarran a su camiseta y antes de que sus labios se posen en los míos, me aparto.

- Perdón.

Mi voz suena agitada y él me mira frustrado. Sus ojos están inyectados en deseo y sus manos singuen en mis caderas, apretándome con fuerza. Cuando soy consciente de eso, se las quito.

- Lo siento.

Doy un paso atrás, alejándome de su anatomía y me coloco el pelo bien. Él no articula palabra y yo me siento la peor persona del mundo.

- No es que no me gustes, es que...

- Tranquila. Está bien.

- No, pero...

- En serio. Está bien.

Sonríe, enseñándome una sonrisa perfecta y yo le devuelvo el gesto. Suspiro aliviada y se me escapa una risa. De pronto, es como si alguno de los dos hubiera contado el chiste más divertido del mundo, porque ninguno de los dos dejamos de reír.

- Eres muy guapo.

Suelto un pequeño hipo y vuelvo a escuchar su risa.

- Supongo que eso no es suficiente para tener algo contigo.

- Es complicado.

Bailamos el tiempo que dura la siguiente canción y al rato, vuelve con sus amigos. Aturdida y sin saber bien lo que acaba de pasar, voy en busca de Alice, pero solo puedo dar dos pasos antes de encontrarme de frente con Alex. Lo que me faltaba. Paso de largo y me agarra del brazo, impidiéndome seguir.

- Deja de hacer eso.

Me suelto y me atrevo a mirarlo a los ojos.

- Estás guapísima esta noche.

- Lo sé.

Me doy media vuelta dispuesta a irme pero esta vez es su voz la que me detiene.

no decirte quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora