capítulo 31

13 3 0
                                    

- No quiero hablar contigo.

- Me importa una mierda. ¿Qué mierda es ese mensaje? ¿Me lo estás diciendo en serio?

- Sí. Ahora puedes irte, estábamos viendo una peli.

- Vine a hacerte entrar en razón, Logan. No voy a dejar que lo tires todo por la borda.

El chico que hace un momento estaba a mi lado pasea por la habitación. Su espalda está tensa. Iván parece querer pegarle un puñetazo y Alice y yo nos miramos sin saber qué pasa.

- Ya hemos hablado de esto, Iván.

- No, has hablado tú y has dicho tonterías – se acerca a él y apoya sus manos en sus hombros – Te conozco. ¿Qué pasa? ¿Por qué ese cambio de opinión de repente?

- ¿Se puede saber de qué habláis? – Alice, que está apoyada en la pared, pregunta – Nosotras nos queremos enterar. No por nada, es que nos gusta el cotilleo.

- Alice, ahora no – dice Logan, frunciendo el ceño.

- ¿Qué pasa? – intervengo yo, esta vez.

- No es nada, Han.

- Ya, por eso os falta poco para pegaros.

- ¿No se lo has dicho? – Iván abre los ojos, sorprendido – ¿A tu hermana tampoco?

- ¿Qué nos tiene que decir?

- Han, no insistas.

Me pongo delante de él, para que me mire.

- Llevas distante conmigo desde ayer. ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué estás tan raro?

Él no despega sus ojos de los míos y percibo una pizca de culpabilidad. Mi estómago se encoje, porque de repente siento que el asunto es más serio de lo que yo pensaba.

- Creo que me voy a ir – la voz de Iván me hace girarme y mirarlo – Perdón por interrumpir.

- ¿Un poco tarde, no te parece? – Logan gruñe, pero su amigo se acerca a él, presionándole las mejillas con sus manos.

- ¿Sabes que te quiero y que estoy aquí siempre que lo necesites, verdad?

- Lo sé.

- Llámame esta noche, por favor.

- Eres un pesado.

- Prométemelo.

- Que sí.

Iván le da un abrazo corto y Alice contempla la escena con una mueca que, si no fuera por lo tensa que estoy, me reiría.

- Los hombres sois rarísimos – dice, y sale con Iván, dejándonos solos de nuevo.

El silencio nos inunda. Logan me da la espalda y lo siento suspirar. Yo me limito a quedarme en mi lugar.

- ¿Estás bien? – susurro.

- No.

El silencio vuelve.

- ­ ¿Por qué no confías en mí?

Se da la vuelta en cuanto pronuncio esas palabras y su frente se arruga.

no decirte quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora