capítulo 27

17 4 1
                                    

Miro la puerta antes de llamar. No recibo respuesta. Toco de nuevo. Nada. Decidida y auto convenciéndome de que no está dormido, abro la puerta con cuidado. Una vez dentro, la cierro a mis espaldas. Logan está tumbado en la cama, vestido, con los brazos bajo la cabeza y contemplando el techo. La guitarra descansa a su lado sobre el edredón. He estado intentando buscar su mirada durante la cena, pero no he conseguido nada. No parece enfadado, pero tampoco se le ve con ganas de hablar conmigo.

- Pensé que estarías acostada – dice, rompiendo el hielo.

- Quería hablar contigo.

- ¿De qué?

- Estás enfadado, ¿verdad?

- ¿Por qué debería estarlo?

- Deja de hacer como si todo te diese igual – mi voz es un susurro.

- ¿No pensabas contármelo nunca?

- No lo sé. Supongo. Quizás algún día.

Me acerco sigilosamente a su cama y él se incorpora, sentándose.

- Te pregunté mil veces si había pasado algo con Pol y me lo negaste siempre. ¿Por qué? – su voz ahora suena más calmada y me animo a sentarme a su lado, pero sin mirarle.

- Me daba vergüenza.

- ¿Te da vergüenza que yo lo sepa pero no te da vergüenza que lo sepa mi madre?

- Es distinto.

- ¿Por qué? – coge mi barbilla obligándome a clavar mis ojos en los suyos y trago saliva.

- Porque tú eres tú.

- Estoy harto de que me ocultes las cosas importantes, Hannah. Siempre soy el último en enterarme de todo.

- Eso es mentira.

- Es verdad. No quiero que te sientas obligada a decirme nada que no quieras, pero lo sabían todos menos yo. Dime, ¿cómo te sentirías tú si fuera al revés?

- Hay un motivo.

- ¿Tan poco confías en mí?

Su mirada refleja decepción, pero mi ego crece cuando soy consciente de lo que me está diciendo y mi reacción es ponerme a la defensiva.

- Yo no soy la única que no cuenta las cosas. Te recuerdo que hace tres días que tuvimos sexo y cada vez que intento hablar contigo, sales corriendo.

- Estamos hablando de lo tuyo con Pol.

- Me da igual. ¿Por qué me evitas?

Logan se levanta de la cama y yo sigo sus pasos con la mirada. Se rasca la nuca y me da la espalda.

- Si te arrepentías, solo tenías que decírmelo.

- ¿Arrepentirme?– se da la vuelta, dándome la cara – ¿De dónde sacas eso?

- De tu actitud. Actúas como si no te importara nada.

- Eres tú la que actúa así, ocultándome las cosas. ¿Tan poco te importo?

- Claro que me importas – musito – Me importas mucho.

- ¿Y el chico que besaste esa noche delante de mis narices? ¿Ahí también te importaba?

- Sí.

no decirte quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora