capítulo 4

50 11 3
                                    


El domingo por la noche estoy tumbada en el sofá viendo la típica comedia romántica, aprovechando que mi madre está en su habitación. Me permito llorar cuando la protagonista rompe con el protagonista y le dice que nunca más van a volver a estar juntos. La insulto en voz alta, porque no puedo entender cómo dos personas que se quieren no pueden estar juntas. Soy tan básica. Doy gracias que no me ve nadie, porque doy bastante pena con mi pijama rosa, el pelo en un moño desastroso y la máscara de pestañas destrozada. Cuando la película acaba, me meto en la cama, enfadada por el final de la historia.

He seguido hablando con Logan. No mucho, pero si lo necesario para que mis hormonas se revolucionen. No sé en qué momento de la noche anterior pasó, pero ahora tengo su número en mi móvil. No sé que me está pasando. Llevo años evitando esta sensación y siempre lo había conseguido. Hasta ahora.

Como era de esperar, la regla estaba a punto de venirme y aquí estoy, muerta de dolor detrás del mostrador, rezando para que las personas que están comprando se vayan lo antes posible y poder sentarme aunque sea unos minutos. A veces odio a la gente, y hoy es una de esas veces. Consigo apoyarme en el taburete que hay detrás del mostrador cuando cobro a la última persona y presiono mis manos contra mi tripa, doblando mi cuerpo hacia delante y cerrando los ojos. Suspiro frustrada porque la pastilla que me tomé hace una hora sigue sin hacerme efecto.

- ¿Estás bien?

El dolor es tanto, que ni siquiera me asusto esta vez.

- No mucho.

El chico de pelo alborotado apoya sus manos en el mostrador y se inclina ligeramente hacia mí.

- ¿Qué te pasa? ¿Necesitas algo? ¿Llamo a alguien?

- Tranquilo, estoy bien. Tengo la regla.

- Mi hermana lo pasa fatal. ¿De verdad es para tanto?

Le fulmino con la mirada mientras presiono mi tripa y él suelta una carcajada.

- Lo pillo.

- ¿Qué haces aquí?

- Alice se ha vuelto a olvidar las llaves.

- Si quieres se las doy yo cuando salga del almacén. O puedes pasar tú a dárselas.

- Tranquila, vuelvo en un rato. ¿Seguro que no necesitas nada?

Logan desaparece de la tienda después de decirle que no se preocupe y me doy un ligero masaje en la parte baja de mi tripa para intentar disminuir el dolor. No sé qué les pasa a mis ovarios, pero hoy han decidido provocarme ganas de llorar todo el rato. Aprovecho que no hay clientes en la tienda y voy rápido al baño a mojarme la nuca.

Cuando salgo, un pequeño vaso de cartón sobre el mostrador llama mi atención. Lo toco y está, literalmente, ardiendo. A su lado, una nota: "No sé mucho de esto, pero a mi hermana la manzanilla le alivia el dolor de ovarios. Espero haber acertado". Destapo el vaso para oler la bebida del interior y sonrío como una idiota. Me la bebo a sorbitos pequeños y a los pocos minutos mis compañeros aparecen por la puerta del almacén.

- Ya era hora. ¿Se puede saber qué hacíais? – digo, entrecerrando los ojos.

- ¿Estás celosa? – habla Josh, haciéndome reír.

- Ya te gustaría.

Niego con la cabeza, mientras tiro el vaso de la manzanilla a la papelera que hay tras el mostrador.

no decirte quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora