Pan

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En cuanto cerraron la puerta sentí cómo alguien estampada su mano contra mi cara. Los gritos de fondo fueron aturdidos por el ardor, mire el suelo mientras sostenía mi mejilla con mi mano derecha. Alzo la vista mirando a quien me abofeteo con fuerza, no sabía que había sido aquello tan malo que ameritaba un castigo físico.

Frente a mi estaba el alcalde completamente rojo del coraje por mi repentina valentía, algunos agentes de la paz se acomodaron a mis costados.

- ¿Cómo te atreves a hacer semejante grosería? ¿Frente a todas las cámaras en trasmisión casi directa para todo el capitolio? - intente agarrar aire, me ardía la cara y tenía los ojos algo llorosos - Nos avergonzaste frente a gente del capitolio, llévenla a la sala de espera y no quiero más de dos visitas para ella.

No llores, no llores, no llores.

Un par de hombres que no son agentes de la paz, pero parecían ser del equipo de ellos me agarraron del brazo y me ayudaron a enderezarme. El tributo masculino me miro con pena y parece querer decir algo mientras me llevaban a la sala apartada, dónde se supone que mis "familiares" debían pasar a despedirse de mí. Solo Axel vendría, ¿le darían más tiempo solo por ser una persona? Probablemente no, sobre todo después de mi "estupidez" allá afuera.

Me dejaron con cuidado en uno de los finos sillones, el vestido morado se subió un poco cuándo me deje caer. Pase mis manos por mi cara e intente no perder la cordura, mire a todos lados en una estúpida intención de no llorar allí mismo. ¿De verdad me merecía que el destino me dejara morir de una manera tan humillante?

Paredes color rojo opaco de un tapiz caro, alfombras de tonos tintos, cuadros de gente que no conocía y paisajes de quien sabe dónde, pieles sobre los asientos. Mesa caoba de color negro en el centro, con algunos ¿dulces? Repito lo que veo, siento y huelo en un intento de mantener mi mente ocupada, no quería salir con los ojos rojos e hinchados ante las cámaras, no necesitaba esa imagen de mi por todo panem.

- Cinco minutos - la puerta se abrió dejando ver a un agente de la paz, se apartó dejando ver a Axel tenía los ojos hinchados y se abalanzó sobre mí en cuanto puso un pie dentro de la habitación.

- Mi vida - soltó con un tono cortado, me abrazo unos segundos antes de alejarse para mirarme - Escúchame, necesito que prometas que lo intentaras. Que harás todo lo que puedas e intentaras volver a casa, prométeme que intentaras volver aquí. Que intentaras volver a mi...

- Yo no...

- Tienes que regresar a continuar con tu restaurante, a cuidar al señor café y a ver a la señora Harris - hablo, parecía estar más convenciéndose a el mismo. Hago una ligera mueca, pero no me permito darle la contraria - Tienes que regresar conmigo, por favor, promételo.

No llores, no llores, no llores.

Me mira con intensidad y casi suplica, creo que el realmente creí que podría regresar si me esforzaba. Siempre con sus ideas locas y yo como siempre dejándolo creer en ellas, aunque en este caso él estaba soñando demasiado, esperando demasiado algo que no pasara.

- Lo intentare, lo prometo - pasa su mano por mi cabello acomodándolo un poco y agarra aire.

- Ya sabes agarrar cuchillos, solo ve las técnicas que te ayuden. Puedes enfocarte en esconderte y buscar comida, eres buena con la comida - asentí con energía, eso era verdad - solo se bonita y diles que quiere regresar a casa, quizás te ayuden si logras que empaticen contigo.

Asentí, intenté hacer notas mentales de lo que me estaba diciendo. Lo miro pensar un segundo, como si buscara la manera de decirme lo que piensa.

- Debí ofrecerme para...

- Claro que no, tienes que quedarte a pelear por mis cosas - hable pasando mi mano por su mejilla - quiero regresar y que todo este igual.

Eso pareció animarlo y cuando estaba por volver a hablar entro un agente de la paz diciendo que su tiempo se había terminado.

- Cuídate y cuida a mis gatos - hable aferrándose un poco a él antes de que el hombre de blanco lo tomara por los hombros y lo sacaran casi arrastrando.

- Te estaré esperando - soltó antes de que la puerta se cerrara, intente respirar, pero mi cuerpo parecía no querer hacerlo.

Estaba por sentarme cuándo note que me estaba yendo de lado, me aferro a una de las sillas para no caerme. La puerta se abrió de nuevo y me obligué a enderezarme, sorprendida por que al parecer alguien más viene a verme. La señora Harris estaba frente a mí con una bolsa en sus manos, agradeció al agente de la paz y entró, me miro con una sonrisa sincera, sentía pena por mí y yo lo sabía.

Me quede algo anonadada, realmente creí que solo vendría Axel.

- Ay querida - se acercó un poco, dejó la bolsa en la mesa a mi costado y estiro sus brazos para sobar mis hombros - Creí que correrías con más suerte.

Me enderece mirándola, no quería despedirme porqué las palabras de mi amigo seguían frescas, de verdad lo quería intentar.

- Gracias - ella me miro con los ojos entrecerrados, analizando que decir - gracias por cambiar mi nombre en el horario para no tener que entrar en la madrugada, gracias por dejarme las mejores salsas, gracias por enseñarme a limpiar y cocinar animales, gracias por dejarme tomates para vender y gracias por promocionar mi cocina con sus amigos.

Ella me miro ligeramente sorprendida, se supone que yo no "notaba" todo lo que hacía por mí. Pero claro que lo hacía, por eso las flores fuera de su casa siempre estaba bien cuidadas por mí, por eso siempre había animales que "aparecían" en su patio.

- Es un placer - entonces la abrace, ella correspondió con tranquilidad y por primera vez siento el cariño de una mujer atraparme, casi era doloroso estar en los brazos de alguien de nuevo - tomare tus turnos hasta que regreses.

Eso me hizo querer llorar de nuevo, nunca ganaban los menores de quince años, casi nunca ganaban las mujeres. Mis probabilidades eran nulas y aun así estaba ella diciéndome que regresaría.

- Cuídese - la solté justo cuando la puerta se abrió, miro la bolsa y luego a mi.

- Un obsequio para el viaje - beso mi mejilla y salió con tranquilidad, esta vez si me deje caer en el suelo frente a la mesa, tomando uno segundo para calmar el ardor en mi pecho e intentar controlar mi respiración.

Tomé la bolsa con cuidado y la abrí sobre mis piernas, eran pedazos de pan. Para ser más específica pan de chocolate, debió de haber costo una maldita fortuna.

Lo amarré de nuevo y lo metí en el único bolsillo de mi vestido, sintiendo mi desesperación subir por la boca de mi estómago para unirse al ardor en mi pecho.

Unos minutos después se abrió la puerta y aun que pensé que me arrastraron afuera, para mi sorpresa uno de los agentes extendió amablemente su mano. Tome su mano con duda, sintiendo como me levantaba del suelo casi con cuidado, hago una mueca y me obligo a callar para no tentar a mi suerte.
Me guío hasta la parte trasera del edifico dónde nos esperaba un auto rodeado de cámaras que me abruman y me hacer querer gritar , mi compañero me miro con los ojos muy abiertos. Juega con el borde de su camisa antes de acercarse un poco para hablarme.

- ¿Sara?

- ¿Sara?

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LightningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora