Festín [Tonibowl]

H

Tuve que venir al centro pero está vez con mi violín, de ves en cuando me gusta tocarlo a pesar de que en su momento estaba obligado, pero ya no.

Estuve tan metido en la música que no me había dado cuenta de que Horacio estaba frente a mi con una sonrisa, solo hasta que acabe la pieza.

—Guitarra, violín ¿Que más sabes tocar? -pregunto el de cresta-.

—¿Acaso esa pregunta lleva doble sentido?

Ríe —Me atrapaste. -baja la mirada- Tuve un sueño, tu estabas en él, no podría equivocarme. No puedo olvidar tu rostro, se que eras tú.

—Yo también tuve un sueño donde estabas tú, que coincidencia -se hace el tonto-.

—¿Podríamos ir a por la malteada? -sugirió Horacio desviando la mirada nervioso-.

Ríe —De acuerdo -guarda el violín en su estuche- andando.

Ambos fueron hasta un snack pidieron sus malteadas y se sentaron en las mesas frente al establecimiento. Los dos llevaban un sonrojo muy notable, uno porque le aceptaron la cita y el otro porque seguía impresionado que habían personas que enserio no querían follarselo para desecharlo después.

—¿Que puedes contarme de tí? -hablo el de cresta- no hace falta ser tan detallista -ríe nervioso y sorbe la pajilla intentando no verse tan estúpido-.

—Bueno... vivo solo muy cerca de aquí en un departamento de la playa, me mudé hace poco -bebe de su malteada- se podría decir que soy un nómada, viajo mucho intentando buscar mi propósito en la vida.

Que mentira más grande, ojalá así fuera.

—¿Enserio? A mí me gustaría hacer eso pero... no tengo los fondos suficientes -ríe y mueve la pajilla dando vueltas a su bebida- vivo con mi hermano en un departamento donde compartimos habitación con unas ratas -suspira- no nos a ido bien, pero... tengo el presentimiento de que las cosas mejorarán, tengo una corazonada.

Frunce el seño con notable preocupación —¿No has logrado conseguir trabajo?

Suspira una vez más —Es muy difícil, apenas y podemos pagar la renta con lo que ganamos de basureros.

Toni quedó muy pensativo ¿Basureros? Parece que la tenían muy difícil ¿Y él que? Siempre tuvo dinero sin preocupaciones, ahora se sentía como un gilipollas por quejarse de todos los horarios obligatorios que le tenía su padre, eso no era nada a comparación de lo que la persona frente a él sufría.

—Pero tenemos pensado hacer las oposiciones para policía -continuo con una sonrisa- eso sería fantástico, ya no tendríamos que preocuparnos por la comida.

Mira la malteada y los precios —Oye... pero...

—No te preocupes por eso, independientemente no puedo quedarme con el antojó de comida, no quiero pasar por la misma hambre que en mi infancia.

—Vas a hacerme llorar -se cubre los ojos intentando aguantar las lágrimas- ¿Porque luces tan feliz?

—Si no lo estoy mi hermano se preocupara, tiene... problemas y no quiero que... pase por... esas complicaciones por mi culpa, es todo, no tiene sentido que me enfoque en lo malo, ya no es tan malo como antes.

—Te respeto Horacio -le sonríe destapando sus ojos ya calmado- parece que has pasado por una vida difícil pero sigues positivo, me agrada.

—¿Que tal tú?

—Bueno... la verdad es que me sentiría ridículo quejándome de mi vida después de escuchar tus dificultades, dejémoslo en "me sobraba demaciado".

—Por eso es que buscas tu propósito ¿No? -lo mira asentir- talvez deberías ser músico, se te da bien.

—No se si es lo que quiero -dice con una mueca -me gusta tocar en las plazas por amor al arte, no porque busque fama, es lo que menos quiero.

—¿Me enseñarias a tocar la guitarra?

—Podria hacerlo.

Horacio se veía feliz por ello, pero se vieron interrumpidos por el sonido de su celular, contesto la llamada y se vio obligado a tener que dejar la cita para después.

—Debo irme, mi hermano me necesita, enserio no quisiera dejarte pero... es importante.

—No te preocupes por ello, de todos modos tienes mi número.

—Cierto -se levanta- espero volvamos a vernos, luego te escribo.

Y lo vio irse corriendo alejandose de a poco, suspiro deprimido, quizás ya no volvería a quejarse nunca de su vida después de haber escuchado al contrario, lo peor es que no está seguro de que el chico le haya dicho todo lo que tuvo que pasar.

Pensar en todo ello de pronto le dieron ganas de vomitar, le estaba dando un ataque de ansiedad, no era el mejor momento para eso.

Se alejo hasta un callejón, procuro que nadie lo viera y volvió a su forma demoníaca, se recargo en la pared respirando intentando calmarse.

Necesito un descanso, estos meses solo he pensado en mantener mi forma humana por lo cual me he convertido en un objeto sexual, pero no puedo seguir con eso, no puedo tocar a Horacio, sería demasiado despiadado de mi parte, es un ser de luz.

Volvió a transformarse saliendo del callejón, todo sin saber que alguien lo había visto a la lejanía, esa persona solo mantenía una sonrisa misteriosa por su descubrimiento.

Toni camino hasta su departamento, pero sintió que alguien estaba siguiéndolo, al voltear vio a un hombre castaño con lentes.

—¿Que? ¿Quieres que te la chupe? -no era la primera vez que lo seguían para algo así-.

Ríe —La invitación es tentadora, pero no vengo para eso, de todos modos no lo disfrutarias

Frunce el seño curioso —Creo que nunca había escuchado algo así. Cómo sea ¿Que se le ofrece?

—Quiero hablar contigo, te vi en el callejón.

Aprieta los labios nervioso —¿No eres un científico?

—Para nada.

—Bien...

Ambos entraron al departamento, Toni le dió un jugo a su invitado y se sentaron en el sillón mirándose frente a frente, estaba preocupado por el camino que tomaría la conversación.

—Primero que nada ¿Nombre?

—Toni Gambino ¿El tuyo?

—Puedes llamarme Señor H.

—Bien, señor H ¿Que tiene planeado?

—Tranquilo. ¿Que tipo de demonio eres?

—Pues... soy... un... incubo... -susurra nervioso-.

Le da un trago a su jugo —Que no te de pena, algo me dice que no eres un incubo cualquiera, eres el hijo de la lujuria ¿No es así? -lo mira asentir- en ese caso -le toma la mano dándole un beso- un gusto.

—Como... ¿Cómo sabes de esto? -pregunto con un leve sonrojo en sus mejillas-.

Solo lo vio sonreir con malicia, no sabía que pensar de él.

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Toni tiene ganado