Princesa

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—Hacer todo esto... ¿Cómo me dejaría? ¿Sería un monstruo? -pregunto Toni realmente no querían una respuesta, aún que en realidad la necesitaba-.

—Monstruos son aquellos que nos pusieron aquí en primer lugar -le entrega una taza de cafe- yo vivía una vida tranquila, antes de que me nombrarán pecado capital.

Después de la gran seción de placer que tuvieron, fueron a la casa de Conway, dónde esté dejo al menor en el sillón con una sábana, había despertado hace solo unos minutos.

—¿Que hay arriba de los pecados capitales?

—Una larga lista de demonios, tardaría una eternidad en recitarlos todos, estás equivocandote de lado si quieres acabar con todo esto, los pecados no tenemos presisamente la culpa de todo esto, nos mandó alguien, y ese alguien supongo que seguía órdenes de otro, y ese de otro, supongo que sabes a dónde quiero llegar.

—Entonces es imposible acabar con esto.

—Bueno, en realidad puedes hacer que los pecados se detengan de dejar hijos regados o en su defecto pueden seguir haciéndolo pero sin dejarles las habilidades que son más que nada un castigo, podrías convencerlos. Lo que si me molesta es que los angeles no hagan nada, con ellos puedes hacer lo que quieras.

—James me dijo lo mismo, según menciono, las órdenes que les daban es que solo observarán lo que pasaba y aprendieran los errores del pecado, pero sin mover ni un solo dedo, en cuanto muestren interés por frenar los actos de los pecados los destierran. ¿Crees que pueda eliminar a todos los demonios?

—No lo creo, y mejor no pienses en ello, podrían matarte en un abrir y cerrar de ojos, nada nos asegura que si puedas dominarlos a ellos.

—Creo que ni me tienen en cuenta -suspira y bebe de su cafe- ¿Que más da? Al fin y al cabo el objetivo principal es la venganza a los mandamientos, cosa que pienso hacer, no es justo que le hicieran eso a mi tatarabuela y a James, pero siento que todo esto me está... lavando el cerebro ¿Que pasa si... me... corrompo? Tengo un gran poder y... ¿Si enloquesco? ¿Quien me detendría?

—Eso no pasará, deja de darle vueltas al asunto princesa.

—Deja de llamarme así, suena ridículo.

—Te llamaré como se me inflen las pelotas.

Rueda los ojos —Bien, como quieras -deja la taza en la mesita-. Eres menos cascarrabias de lo que pensaba, eres muy dulce en realidad.

Alza una ceja —No te pases de listo, no soy así, solo... me estoy tomando un pequeño descanso de ser un demonio.

—¿Porque estás aquí? Me refiero... en la tierra.

—Prefiero estar aquí que haya abajo, no todos opinan lo mismo, somos pocos los que estamos aquí, la Avaricia, la Gula y yo.

—La Gula.... -hace una mueca y niega con la cabeza-. Entonces... superintendente ¿Porque? ¿Para tener el control sobre algo?

—Se podría decir que si.

—Me esperaba una mafia o... no se... Twitter.

—Muy gracioso, aún que no lo creas no pienso en el pecado 24/7, tengo mis momentos.

—Tiene sentido para mí -le sonríe-.

Desvía la mirada sonrojado por lo bonita que era esa sonrisa —Entonces eres amigo de mi hijo ¿Quien dijiste?

—¿No sabes quién es?

—Preferi no saberlo, hice un acto horrible en su nacimiento.

—¿Que hiciste?

—La mujer que embarace tuvo gemelos, yo solo quería a uno, pero... la Avaricia se ofreció a tomar uno de ellos para evitarse el trabajo de embarazar a alguien, así que se lo deje, le quite los rastros del poder de la Soberbia; la Avaricia le puso los suyos y no volví a verlo, así que preferí no saber quién era mi hijo, lo había separado de su hermano, todo porque soy... un gilipollas.

Gustabo tiene un hermano gemelo... creo que eso ni él lo sabe, no sé si pueda seguir guardando estos secretos, si el descubre que yo se todo esto podría odiarme.

—Eres horrible, pero comparado con lo que me hizo la Lujuria supongo que no es tan malo.

—¿Que te hizo?

Baja la mirada nervioso —Es que...

Se mordió el labio nervioso y mostró su forma de incubo, no quería ver a los ojos al tipo frente a él, se sentía feo, después de todo nunca superó el odio a esa forma que tenía.

—Soy horrible, doy asco.

Un par de lágrimas querían salir de sus ojos pero fue tomado del mentón, Conway lo veía directamente a los ojos y le acarició los labios.

—Eres hermoso... nunca había visto a un incubo tan de cerca.

—¿Cómo? -se sonroja-.

—Nuestra forma demoníaca no es la mejor, solo somos un cumulo de humo con dos brillos rojos... osea nuestros ojos.

—Creo que ya lo he visto antes.

—¿Y como te ves sin ropa? -sonrie-.

—Emmm... ¿No crees que ya has tenido demaciado?

—Te diré cuando sea suficiente.

Toni se quitó la camisa y los pantalones junto con los boxers, todo, quedando completamente desnudo ante los ojos de aquel demonio.

—Eres la primera per... -toce- eres el primero en verme así.

—Que halagador es escucharlo -le acaricia las piernas- me siento honrado, si hubieras mostrado esta forma desde hace rato te hubiera dejado peor.

—¿Cómo? -se cubre la cara apenado-.

—¿Que sucede? ¿El hijo de la lujuria siente pena?

—¿Cómo te puede gustar algo así?

—Te sorprendería.

Toni desvio la mirada pensativo, para después levantarse y sentar a Conway correctamente, se inco bajandole los pantalones liberando un animal bastante despierto.

—Eres un pervertido, Soberbia.

—¿Ahora la culpa es mía? Empieza a chupar, princesa.

—Deja de llamarme así.

Con su mano tomo aquel falo envolviendolo perfectamente, bajaba y subía sin dejar de ver el tamaño de la verga del demonio, se distrajo un poco al escuchar los gemidos reprimidos del hombre, así que sonrío y engulló por completo aquel pedazo de carne succionando y chupandolo como si fuera una deliciosa paleta dulce. Conway lo tomo del cabello marcando el ritmo, solo escuchar como el italiano hacia lo posible por seguir el ritmo sin ahogarse era algo exquisito, follarselo se volvió un pasatiempo para él, justo como Toni lo pensaba.

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Al final.... ¿Con quién disfrutará más Toni?

¿Quien sabrá satisfacerlo mejor?

Festín [Tonibowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora