Superintendente

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—Bien, yo iré a comprar la comida y los espero en el depa -les recordó Toni dejándolos en las puertas de comisaría-.

—No somos niños, tu tranquilo -se quejo Gustabo rodando los ojos-.

—Lo dice el que tomo unos chocolates a escondidas -extiende la mano y Gus le regresa los dulces- buen chico.

—Que vergüenza...

—Anda vayan, no quiero que tengan problemas con su jefe.

—Ya los tienen.

Apareció un hombre pelinegro con algunas canas, se le veía con mucho carácter, ambos jóvenes corrieron entrando a comisaría llendo rápido a los vestuarios.

—¿Y que, tú eres la mamí? -se cruza de brazos-.

—Supongo que es retórica... pero comienzo a pensar que si lo soy. Usted es el superintendente ¿No?

Alza una ceja extrañado —Si... soy yo, Superintendente Jack Conway.

—Sin duda es como la gente lo describe -baja un momento la mirada y después vuelve a alzarla- si... quisiera sacar una cita para hablar con usted de forma sería... ¿Con quién tendría que ir?

—Depende ¿Sobre qué?

—Los Gambino.

—¿Y porque tendría que decirte algo sobre ese caso?

Aprieta los labios y le enseña su identificación —Porque no se nada de mi familia.

Toma la identificación —Toni Gambino -lo mira- ven conmigo -le regresa la identificación-.

Ambos entraron a comisaría y subieron unas escaleras, para después entrar a un despacho muy grande, el intendente se sentó en su silla para después Toni tomar lugar frente a él.

—Intente volver a casa pero me fue imposible.

Saca una carpeta de su escritorio —Desapareciste -la abre y mirá la información- no está muy detallado porque esto es de Italia, solo es lo superficial.

—Cualquier cosa está bien para mí.

—Solo... todos desaparecieron, no hay nadie que haya podía ser localizado, luego de tu desaparición, tu padre y tú hermano desaparecieron sin dejar rastro. Todas las propiedades quedaron abandonadas, no hay actualizaciones.

—Intente ir a Italia pero fue todo un problema, no encontré a nadie conocido, era un riesgo quedarme, supongo que sabe porque.

—En efecto, La familia Gambino es una de las más grandes mafias existentes en Italia.

—¿Estoy en problemas?

—Para nada, no hay cargos sobre tí más que una desaparición.

—Entonces todos están desaparecidos -suspira- estoy solo ahora.

Conway no hizo más que apretar un boli que tenía en mano, algo andaba muy mal, no comprendía lo que pasaba, pero el chico que tenía en frente no era común y corriente.

—Si eso eso es todo, me retiro -se levanta de la silla- gracias por su tiempo Superintendente.

—Aguarda -el chico lo mira curioso, eso lo hizo fruncir el seño, no iba bien-.

—¿Que eres Toni Gambino?

—¿Cómo? No entiendo.

Se levanta y camina hasta él —¿Que eres?

Lo mira extrañado —Pues alguien que está preocupado por su familia, si es que no lo a notado.

—¿Cómo osas hablarme en ese tono?

Hace una mueca de confusión —¿De que habla? Me está comenzando a parecer que usted es un demente.

Retrocede un paso extrañado —¿Que co...?

—Vaya jefe tienen mis amigos -sale azotando la puerta-.

Frunce el seño y toma su radio —Detened al chico rubio, llevarlo a una de las celdas, va bajando las escaleras.

Uno de los agente apenas ver al chico se le acercó, pero Toni lo miro a los ojos directamente, el oficial retrocedió sin decir nada, solo... parecía hipnotizado. El rubio solo sonrió y se fue de comisaría sin que ni un solo policía lo detuviera.

—¿Que fue eso? -pregunto Horacio sorprendido-.

—La habilidad de Toni -le respondió su hermano del alma- el puede seducir para que la gente haga lo que él quiera, mayormente se utiliza para follar, pero puede ser utilizado para que hagan cosas por tí, ya sabes... a veces las personas por satisfacer a gente bonita se idiotizan, es algo como eso.

—Entiendo... entonces... antes no lo utilizaba porque no podía.

—Asi es, pero como él dijo, está al 100% porque estuvo follando, ahora puede evitar que quieran violarlo, lo cual me alegra, pero no me agrada el método.

—A mi tampoco, quizás... necesite hablarlo, tendremos que darle tiempo, talvez aún no confía del todo en nosotros como para decirnos todo el dolor que siente.

Asiente —Anda vámonos, o el súper se enfadará.

Conway miro por las cámaras como el chico se fue sin que nadie le tocará ni un solo cabello, estaba enfadado por ello, así que no tuvo otra opción...

—Volkov -hablo por radio- detén a un chico de nombre Toni Gambino, rubio, viste con un pantalón de mezclilla y un suéter negro Gucci, no debe estar muy lejos de comisaría.

—A la orden superintendente.

Viktor Volkov, comisario de Los Santos, mano derecha del superintendente.

El comisario busco a un chico con esa descripción por los al rededores de la comisaría, hasta que lo vio frenando frente a él, se bajó y lo encaro.

—¿Toni Gambino? -recibe un asentimiento- mmm ¿Lo conozco?

Ladea la cabeza —¿Viktor? ¿Eres tú?

—¿Toni? -se sonroja- eres... n~no te reconocí sin el cosplay.

—S~si... el cosplay -ríe nerviosamente- tanto sin verte.

—Lo mismo digo. Ammm mi jefe quiere que te arreste...

—Él me dejó ir, solo... se puso muy raro, supongo que tenerlo como jefe debe ser agotador.

—Bastante... -toce aclarandose la garganta- lo siento, pero debo hacer esto.

Podría hacer que me deje en paz pero... él a sido amable conmigo, no soy capaz.

Toni le dió la espalda y puso sus manos tras la espalda, Volkov suspiro sin querer hacer lo que estaba por hacer. Tomo las esposas y se las puso al menor para después leerle los derechos mientras lo metía al patrulla.

—No hice nada malo... -dijo Toni en voz bajita pero lo suficientemente alto-.

—Tu abogado puede ayudarte, estarás bien.

—Crei que por fin podría estar en paz pero... supongo que es un destino que jamás podré tener, supongo que estoy obligado a sufrir.

—Intentare que el superintendente te suelte, después de todo si no has hecho nada no tiene porqué mantenerte retenido.

Lo mira por el espejo —¿Eres un pecado?

El patrulla se freno repentinamente.

Festín [Tonibowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora