Cap.20 - Persona correcta, momento correcto

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-Win-

No tenía idea del porqué me ponía nervioso. Aunque la verdad no era una emoción desagradable, quizás porque era más que nada la euforia de saber que sería dar un paso más en nuestra relación, un paso que deseaba dar con ansias.

Realmente ya llevábamos una relación bastante parecida a la de una pareja. Ya me habían contado antes que cuando se tiene un socio de negocios esto es lo que sucede, conoces verdaderamente a la persona que se asocia contigo y todos los días trabajas la relación con ella.

Eso me pasó con Bright. Nuestro negocio en común era la pareja que los fans habían formado con nuestros nombres luego de la serie que hicimos juntos, "BrightWin". Sabíamos que juntos éramos más fuertes.

Como en todo negocio, para que prospere hay que dejar de lado el ego en la búsqueda del bien común, así como posponer el placer inmediato para el beneficio a largo plazo, entre otras fórmulas para el éxito.

Nada de esto podría ser posible si no tuviera a Bright a mi lado. Ambos éramos muy disciplinados y teníamos una visión muy clara, pero sobre todo muy similar sobre lo que queríamos.

Durante estos años habíamos pasado por muchas cosas juntos. Siempre hacíamos lo posible por sobrellevar de la mejor manera las situaciones difíciles así como arreglar cualquier tipo de desacuerdo que fuera surgiendo.

Nos conocíamos tan bien que habíamos llegado al punto en el que podíamos leernos el uno al otro sin necesidad de hablar, a entendernos y comunicarnos solo con miradas, también habíamos aprendido a identificar cuando el otro necesitaba su espacio y la manera de reconfortarnos después de un día difícil.

Y más allá de todo eso, amaba que estuviera siempre a mi lado. Al despertar, el saber que él iba a estar ahí siendo parte de mi día me brindaba alegría y tranquilidad, y cuando no estaba conmigo los días se me hacían más largos y pesados, sin mencionar que durante esos días ansiaba el momento de poder hablar con él para recuperar mi energía.

Se llevaba muy bien con mi familia y yo con la suya, me parecía sumamente atractivo y ansiaba poder estar cerca de él más que como un amigo o un socio...quería tocarlo, abrazarlo, besarlo...en verdad lo deseaba con ansias.

¿Cómo es que no me había dado cuenta antes? Él era la persona correcta para mí en todos los sentidos pero...¿yo era la suya? No sabía si él sería capaz de desearme del mismo modo.

Ambos salíamos con chicas pues al menos yo creía ser heterosexual. Aunque a decir verdad ya no creía encajar en ninguna de estas etiquetas de tipo hetero o bisexual. Si me preguntaran, diría que ahora me consideraba 100% Brightsexual. Realmente ya no podía imaginar estar con nadie más en mi vida.

En cuanto a él, durante todo este tiempo que llevábamos de conocernos siempre demostró que definitivamente yo era alguien especial en su vida, pero, ¿Lo era en el sentido de quererme como lo hacía su versión pequeña en aquel sueño que tuve? Recordé repentinamente al pequeño lobo, una sensación de alegría pero a la vez nostalgia me invadió de repente.

¿Cómo podía comprobar si Bright podía sentir lo mismo que yo?

No era capaz de coquetear con él como lo haría con una chica pues no era una más de mis conquistas, no se sentiría bien hacer eso. Tener atenciones especiales hacia con él no sería nada nuevo pues por nuestra amistad ya hacíamos eso. En realidad sentía que cualquier cosa que hiciera sería demasiado exagerada y fuera de lugar, y que quizás no dejaría en claro mi postura.

Había creído que podría hacerlo, pensé que sería algo fácil, pero la verdad me sentía a la vez muy abrumado por todos estos sentimientos. Me había dado cuenta de que él era la persona que quería tener a mi lado por siempre. No sentía deseos de conocer ni de enamorarme de alguien más. Creo que me paralicé luego de darme cuenta todo esto, tenía miedo de arruinarlo.

La verdad me estaba tardando demasiado en actuar y estaba dando oportunidad a que él siguiera saliendo con chicas. Me hervía la sangre cada vez que me enteraba que tendría una cita y la verdad hacia todo lo que estuviera en mis manos para sabotearle esas citas. No quería que él estuviera con nadie más pero aún seguía sin poder decirle de frente lo que sentía.

Dejé de ser yo mismo durante unos días debido a la preocupación y la confusión de no saber cómo continuar. Entonces una noche me invitó a cenar. Mientras estábamos en la mejor mesa de aquel lujoso restaurante me dijo que pusiera atención a lo que venía. Enseguida se levantó y subió al escenario. Una hermosa melodía comenzó a sonar, enseguida elevaron la cortina que se encontraba detrás de él en el escenario y apareció una orquesta con guitarras y violines, después tomó el micrófono. Se veía muy elegante y atractivo en aquel traje negro que llevaba puesto mientras se mecía al ritmo de aquella canción.

-Continúa-

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