HBD Mi Sexy Doctora (MYG)

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Feliz cumpleaños mujer hermosa, espero que pases un excelente día con los tuyo, que logres ver que todo en esta vida es para aprendizaje, un beso mi sexy doctora lujuriosa.

El laboratorio era un completo caos esa mañana, aún así para Yareni no era mucho. No cuando tenía una cita con el chico del café.

Esta trabajaba en un laboratorio, su tiempo laboral era diurno pero estudiaba en las noches y aquello la dejaba exhausta, por lo que siempre estaba tomando café.

Fue ahí que conoció a Kim Namjoon, el chico era un sol. Un amor de persona, servicial, atento y atractivo. Mucho.

Habían pasado dos meses para que la invitara a salir y ese era el día. Estaba dichosa. Se había llevado la ropa que se colocaría, pues irían a un bar y todo el mundo sabe que si van a un bar en la primera cita posiblemente acaben en un hotel. Así que también había llevado lencería.

-Eres la única de nosotros que no parece desear matar al Doctor Min hoy- Sena su compañera habló mientras almorzaban todos juntos. Estaban todos menos su jefe, como era costumbre pues este almorzaba en su oficina mientras que estos iban al comedor a cotillear.

-Tengo una cita, nada arruinará mis ánimos el día de hoy- dijo entre rizas.

También era su cumpleaños, así que era una manera de celebrarlo. Sus compañeros no lo sabían y agradecía ese hecho pues suele ponerse melancólica.

Su día laboral pasó de manera rápida y antes de lo pensado sus compañeros se despedían de ella mientras esta se adentraba a los baños, se dio una ducha y comenzó a vestirse.

Su lencería consistía en una tanga negra que transparentaba en la parte de adelante, un sostén a juego que apenas cubría los pezones mientras transparentaba lo demás.

Su vestido era verde y con tirantes, de un verde que contrastaba ricamente con su piel canela, corto y sexy, se veían como una diosa total, cuando se lo colocó notó que ese no era el sostén para él.

-¿Será muy atrevido si no llevo?- preguntó en voz alta para si misma.

Se deshizo de este y se sintió satisfecha al no notar sus pezones por sobre la tela. Se maquilló de manera natural pero dejando un provocativo gloss en sus labios y dejó su ropa de trabajo en su casillero.

Tomó su cartera y celular y comenzó a bajar los pisos mientras avisaba a su cita que tomaría un taxi para encontrarse con él.

Salió del ascensor con una sonrisa de oreja a oreja, siempre usaba el ascensor al parking porque de esa manera salía directo a la calle y conseguía transporte de manera rápida. Solo que no esperó notar a su jefe caminar hacia ella con un montón de papeles en las manos.

-Que bueno verla señorita, necesito que posponga sus planes unos 10 minutos- la recorrió con la mirada mientras hablaba y dejó algunas carpetas sobre sus manos para que lo siguiera al interior del edificio.

Su boca se abrió con indignación pero cuando el Doctor Min la miró severamente al girarse entrando al ascensor comenzó a caminar haciendo ruido con sus tacones.

-Necesito ayuda revisando algunos documentos, en cuanto terminemos la llevaré a casa.- esta frunció los labios con indignación, ¿a casa? Ella no quería ir a casa, tampoco tenía pinta de ir a casa. -Inicie con esa caja- llevó su vista hasta donde señalaba encontrando una caja repleta de documentos, aquello no era cosa de 10 minutos como dijo.

-Señor... Doctor Min- se corrigió -Es tarde, no he cenado, tengo planes y...- acabó mordiendo su labio con ansiedad -¿Es necesario hacerlo hoy?

-Lo es- dijo tajante -Pediré la cena- dijo saliendo de la oficina a paso rápido y la joven pataleó como niña haciendo berrinche.

Tomó su teléfono y avisó a su cita que no llegaría, le dijo que una emergencia se había presentado en su trabajo y que debía atender aquello. Se sentía horrible.

Cuanto tomó los documentos recordó que no sabía que debía buscar, bufó por cuarta vez y tomó asiento esperando por el Doctor.

Habían pasado justamente 30 minutos cuando este regresó con enormes bolsas humeantes y olorosas a comida. Esta cual se encontraba recostada mirando el techo acabó espantada y cayó al suelo por estar en mala posición. Dejó las bolsas sobre el suelo y fue en su ayuda.

-Demasiado distraída para ser doctora- gruñó y esta pensó en responderle de mala manera pero recordó que el estaba a cargo así que se mantuvo en silencio mientras este la alzaba sobre su escritorio y caminaba al baño en busca de equipo.

-No estoy lastimada- dijo al verlo abrir el botiquín, ambos se miraron fijamente y esta tuvo la necesidad de cerrar las piernas, aquello no pasó de ser percibido por el más alto y pálido.

-Es que esas no son fachas- gruñó con enojo -Si alguien te ve caminando con esas ropas sola pued...

-¿Qué? ¿Qué idiota? ¿Va a decir que si me pasa algo es mi culpa por llevar un putivestido?- se había molestado.

-No pasará. Ve a cambiártelo y ponte sostén de una puta vez- la morena miró sus pechos y si, sus pezones sobresalían pero aquello era algo meramente natural, cuando tenía frío o cuando tenia a un hombre caliente al lado. Trató de bajarse pero su vestido sé corrió hacia arriba -¡Mierda!- no tuvo tiempo de asimilar lo que el doctor había dicho porque se arrojó contra su boca al tiempo.

Sus huesudas manos tomaron su cara y la hizo corresponder al sucio beso que le daba, sus lenguas se enredaron entre si y este aprovechó para llevar sus manos a las piernas de la fémina y guiarlas a su trasero, sintió los pequeños hilos en su piel y cuando la escuchó gemir, la sintió restregarse deseosa contra él y la sintió ir con más ganas contra su boca, así que los rompió entre sus manos para hacerse con ella. -¡Oh puta mierda!- gruñó en nueva cuenta cuando sus manos estropearon el vestido tratando de colarse entre sus piernas. Pero aquello no fue el motivo de su brutal gruñido, fue el encontrarla tan húmeda y receptiva a él.

-¡Doctor!- gimió con fuerza cuando la penetró, su cuerpo se movía por si solo así que no notó cuando deshizo su botón sino hasta que entró en ella. -¡Doctor Min!- aquello era un pedido silencioso para que le diera algún respiro, pues apenas la penetró la primera vez no paró desde ahí.

Sus manos sostenían sus piernas y con ello cumplía la función de acercarla por con cada ruda embestida esta sé corría hacia atrás. El teléfono de la morena se iluminó dejando ver una llamada de su cita y aquello hizo al otro tomarlo y lanzarlo contra el suelo lejos de ambos. -No irás. Ese niño no te hará sentir mejor que yo.- mordió su cuello con fuerza. Salió de su interior y la giró dejando una dolorosa nalgada en ella para luego volver a entrar -Dilo. Di que no irás. Dilo- con cada palabra la nalgueaba y embestía.

-¡No iré!- gimió aquellas dos palabras dejándose ir en un orgasmo cual lo apretó y lo llevó con ella en un mar de placer. Ambos se encontraban desordenados y sin fuerza cuando un teléfono se escuchó, era el del pálido.

-Es tu pastel- dijo luego de contestar avisando que bajaría por él -En ese armario hay unas camisas, toma la blanca.

Cuando regresó la encontró con ella pero con un puchero en el rostro -Mi vestido- dijo antes de que preguntara.

-Come rápido no puedo seguirte follando aquí. Pasaremos la noche en mi cama.






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