Ambisiosa Seducción ||Jk® +18

Capitulo Diecisiete

Jeon Jungkook.

Joder. Esto era una jodita mierda en absoluto. Nose nisiquiera el porqué mencionó eso, sin embargo no quiero quedarme con la duda así que preguntó nuevamente queriendo ratificar mis dudas. Noto como su cuerpo se tensa ante mí preguntó suponiendo lo peor. Como si le acabará de decir la mierda de persona que soy –aunque claro ella lo sabe–. No del todo pero si un poco, y por eso mismo supone lo peor de mí o que esta relación llego a su fin por aquellas tres palabras. Por aquella confesión, que siendo sincero, desearía jamás haberla escuchado. O mejor dicho, desearía que ella jamás hubiese tenido hijos; sin embargo. No siempre tenemos lo que queremos. Suspiro derrotado.

—¿Tienes un hijo?.

Pregunto aún con voz baja y ella asiente. Mis palabras se quedan atascadas, simplemente no puedo decir nada, ni una sola jodida palabra para bien o mal. Parece que el puto destino se empeña en tratar de separarnos acomodé lugar, sin importarle una mierda lo que sienta. Y es que realmente era una puta mierda, parece que aquella hermosa mujer que tenía justo a mi lado era por completo mi jodido karma. Lo supe desde aquella noche cuando la vi dormir tranquilamente sin imaginarse aquien tenía a su lado, con el mismo que había pasado la noche y muy probable el que destruiría su vida. Parecía que eso era una maldición en mí; cualquier cosa buena en mi, terminaba desapareciendo de la peor, cruel y dolorosa forma posible para ambos.

Y es que, ¿qué podía hacer cuando estaba como un idiota enamorado?. Exacto, nada, absolutamente nada. Mi hermosa Diosa me podia el mundo de cabeza, como se lo dije; yo mataría por ella. Pero, también moriría por ella. Nunca me imagine yo con una familia, de hecho mi vida estaba resuelta gracias al contrato que tenia mi padre con los James. Cuando era joven, mi padre se asocio con un gobernador muy poderoso de Estados Unidos, su hija menor sería la mujer con quien me casaría dentro de unos años. Claro si es que no encontraba una mujer de la cual me enamorara. Creí que me casaría con la menor de los James, pero al conocer a mi hermosa castaña supe que ella era la mujer que amaba, la mujer que quería para el resto de mi vida. Pero, en mis planes jamás estuvo de pormedio "una familia" con hijos. No necesitaba a nadie más, ella era y seria mi unica familia. Aquel silencio incómodo se desvanece cuando la risa de decepción de mi Diosa se hace presente.

—Lo supuse —dice ella para luego morder su labio inferior y asentir—. No serías capas de estár con una mujer que ya tiene un hijo.

No me mira, solo observa al frente perdiéndose en la pared de la habitación. Giro mi cabeza observando su perfil; aquella nariz tan perfilada, sus labios carnosos, sus tan grandes y largas pestañas notando como aún sin maquillaje sigue siendo igual de hermosa que siempre. De hecho podría jurar que es más hermosa sin él maquillaje pues su belleza se resalta haciéndola lucir inocente y natural, mientras que con el maquillaje se nota sexy y madura. Dios mío no existe ni una sola cosa que no me guste de ella, es perfecta, tanto que prefiero soportar a un niño que perderla. Si eso hará que no se aleje de mí entonces lo haré.

—Lo se, te lo deje en claro desde un inició, dije que no quería hijos porque realmente no los necesito para ser feliz —confieso.

Ella traga saliva y baja la mirada.

—Lose —pasea su lengua por sus dientes—, pero no pienso dejar a mi hijo... Leo me necesita, no quiero ser una mala madre.

—¿Es necesario? —pregunto al instante y ella frunce el ceño completamente desconcertada—. Tú hijo puede estar con tu madre o tía, ¿no?.

Rápidamente me observa.

—No pienso dejarlo con ellas —niega frenéticamente—, es absurdo... y horrible.

No digo nada más. Parece que mi única forma de tenerla es con aquel niño. Suspiro y me levanto para después caminar hasta la puerta y tomar el pomo, ella tampoco dice nada, así que entonces pienso que lo mejor es actuar. Abro la puerta y nuevamente me voy dejando todo aquello así, sin más preguntas, sin más palabras, sin más dudas. Sin decir nada más porque prefiero mi paz mental.