2. Acomodandome a la nueva vida.

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Cuando llegue finalmente al edificio principal me lleve una gran sorpresa.
Frente a mis ojos se encontraba una edificación no muy alta de aproximadamente diez pisos que rodea un hermoso jardín con una fuente en medio; tenía un suelo de piedra bastante elegante y expedia un aroma a rosas por donde quiera que se caminaba.

Wuoo...

Subí los escalones ubicados a unos pasos míos y me dirigí a la oficina número 5-20, donde se supone me darían mi horario de clases.

Muchas de las personas que había visto anteriormente en el auditorio se encontraban allí, seguramente ellos no me habían notado, pero yo a ellos sí. Estaba una chica peli rosa que justo al momento de encontrarse con quien parecía el posible líder del club de fotografía, comenzó a coquetearle. A mi derecha, sentados en una de las super elegantes y grandes salas, se encontraba un grupo de chicos guapos que parecían conocerse de toda la vida... oh, si, y como olvidar a la rubia peli teñida con minifalda y melones en vez de tetas, que llegaba justo en ese instante a sentarse sobre las piernas del chico que tenía cara de llamarse algo así como "James" a besarlo y luego a reírse tonta y plásticamente con los otros atractivos jóvenes llenos de hormonas y pie de atleta.

Ugh...

Desde mi punto de vista era muy fácil determinar los diferentes grupos sociales que habían en la universidad. Desde los nerds con mocos e inhaladores, hasta el grupo de las amigas falsas forever o también... desde el grupo de hípsters con cámaras y gafas ultra geniales, hasta los típicos futbolistas con chaquetas y auras que dicen "soy cool, admírame."

Grupos tan obvios.

Para universidad tan grande me sorprendía lo fácil que era distinguir entre quienes eran los futuros llamados "primíparos" y quienes ya eran veteranos en la universidad; los primíparos o quizá más conocidos como "estudiantes de primer semestre" o más resumidamente como "novatos" en su mayoría iban con la palabra "inseguridad" escrita en su frente, por lo menos, las mujeres en gran proporción iban en tacones, en grupos grandes y reluciendo su orgullo de estar en la universidad, en los hombres era algo un poco más difícil de identificar, sin embargo una de sus características era que cuando caminaban se podía presenciar una pizca de nervios, y claro, no faltaba el solitario que miraba a su alrededor con miedo de que le continuaran el bullying de la escuela o algo por el estilo... en una universidad tan grande, hay más que de todo.

Suspire.

Me pare entre la gente que estaba esperando el asesor. Siendo muy sincera, no podía evitar el hecho de sentirme extraña, después de todo, yo también era una primípara que no sabía nada de la vida... y que no tenía a nadie con quien compartir mi desgracia. Sin embargo, al considerarme a mi misma mas una espectadora que una participante, el hecho de estar sola, no me molestaba del todo... no obstante si había momentos en los que sentía las ganas de hacer parte de algo.

Solo observar podía llegar a ser en ocasiones, realmente tedioso.

El ascensor pareció llegar, pues al momento de volver al mundo real, ya me encontraba en uno y no recordaba haberme subido.

Cuan útil puede ser la multitud a veces.

Me asegure que el número cinco estuviera marcado y espere a llegar como todo el mundo.

Los asesores eran amplios, y tenían la capacidad de abrirse por ambos lados dependiendo del piso en el que se detuvieran. Tuve la oportunidad de ver como en el segundo y tercer piso ambas puertas entraban en funcionamiento, sin embargo no podía evitar preguntarme "¿Como hacían los estudiantes para saber por qué puerta salir?"
Para colmo llegando al quinto piso, el bombillito que indicaba el doble funcionamiento de puertas se encendió y como no tenía ni idea de por donde tendría que salir, me vi obligada a usar uno de los no tan confiables juegos para elegir al azar en momentos de desesperación...

"De Tin Marin, de do Pingüe cúcara, mácara titere fue..."

Salió la puerta a mis espaldas y como toda buen fan de este tipo de juegos... En especial cuando en el instituto nos ponían a hacer pruebas de selección múltiple y uno no sabía la respuesta, que recordaba las sabias palabras de los estudiantes de grado mas alto "Si no sabes marca la B, en la B siempre puedes confiar" No dude en hacerle caso.

{ }

Mi horario había sido cuadrado de la misma manera que a una cierta parte de los futuros compañeros de carrera que aún no conocía, tenía clases en su mayoría entre las siete y diez de la mañana o entre las tres y seis de la tarde, sin embargo los miércoles solo tenía clase en la mañana, los martes solo en la tarde, los viernes los tenía libres y los sábados tenía una clase de expresión corporal entre las nueve y once de la mañana, así que en teoría, no estaba tan mal.

Me retire del edificio y camine en dirección a los dormitorios, tenía mucho que desempacar y no tenía tiempo de ponerme a socializar ahora, para eso iba a tener el resto de mis cinco años de carrera, así que guarde el horario en la carpeta que llevaba conmigo y me dedique a caminar observando minuciosamente mis alrededores.

Como ya venía haciéndolo desde el comienzo.

Estaba haciendo un bonito día de finales de invierno, el clima estaba por los cero grados centígrados, o quizá un poco menos, razón por la cual me tenía completamente cubierta en un lindo abrigo abullonado, color negro, que me llegaba algo así como hasta las pantorrillas y debajo de este una ropa simple como unos jeans azul oscuro, unos converse blancos y un buso sencillo del mismo color. Usualmente me vestía de esta manera y recogía mi cabello lo más sencillo posible, no era un persona con necesidad de arreglarme mucho para salir así que con lo necesario me parecía perfecto.

{ }

Mi habitación estaba completamente desordenada, en la mañana había olvidado tender la cama por lo que ahora tenía un poco más de trabajo que hacer.

Mi dormitorio no era compartido como la mayoría lo eran, esto era debido a que Mandy, mi tía política, la persona que decidido pagar esta Universidad para mí, y con la que había estado viviendo los últimos años, había hablado con el director, mucho antes de que las inscripciones fueran abiertas al público, para reservarme una habitación en el complejo de dormitorios individuales, que solo es uno en toda la universidad, usando como argumento mi historial médico.

Normalmente era privilegio ser inquilino de estas habitaciones. Que además de ser caras, implicaban para los estudiantes muchísima más responsabilidad académicas que a los demás. Sin embargo, eran habitaciones muy demandas, ya que junto a ellas se recibía un pase VIP para la cafetería... y además, cada cuarto poseía baño privado... cosa que no tienen los demás dormitorios y que yo agradecía tener.

Ya que soy de esas personas que se demoran media hora duchándose mientras cantan y desperdician agua innecesariamente.

Si, un completo ser despreciable para la tierra y la madre la naturaleza.

¿Han oido hablar de un chico llamado Howl?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora