11. Memorias pérdidas = ¿Memorias recuperadas?

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Usualmente las personas no se quejan porque sea viernes, es decir, siempre hay algo que hacer, es el último día de la semana y pues... es viernes.

Si, definitivamente algo por lo que alguien normal no se quejaría.

Sin embargo yo no me sentía de ánimo como para alabarlo.
me sentía más como si hubiera cargado una roca en la espalda toda la semana.

Una gran y muy muy pesada roca gris.

Era el primer cuasi fin de semana desde que entre a la universidad y ya me sentía agotada.

Al principio había pensado de la llamada "Semana de inducción" como una de esas pocas semanas en las que los estudiantes universitarios pueden relajarse y pasarla bueno, privilegio que se obtiene básicamente una vez en la carrera, pero en mi caso... había sido todo lo contrario.

Si de algo estaba segura, era de que mi cansancio se lo debía a ciertos factores - por no decir CIERTO Factor- que habían hecho de mi semana, un completo atareo.

Gracias, Howl.

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La habitación estaba cubierta por una luz dulce que pasaba a través de la cortina blanca colgada sobre la ventana, eran aproximadamente las seis y media de la tarde y por cuestiones de mi horario, no había tenido nada que hacer en todo el día.

Me puse de pie, tenía la intención de ir a lavarme la cara para finalmente alistarme he ir a dormir, pero desgraciadamente una repentina punzada en el pecho no me lo permitió.

No, no de nuevo, por favor.

Apreté fuertemente donde había sentido el ardor y me encorve sobre las rodillas.

Espere un par de minutos sin aflojar ningún músculo.

¿Por qué había pasado aquello? ¿A qué se debía esta vez?
usualmente no sucedía de la nada, quizá tenía algo que ver con lo agotada que me sentía, pero... no, seguía siendo extraño.

Trague saliva.

Una parte de mi temía gravemente que el dolor volviera a empeorar como aquella noche.
Fruncí el entrecejo, no quería volver a pasar por eso.
De reojo observe la habitación en busca de opciones.
Sabía que si me movía un centímetro podía, o sentir otra infernal punzada o darme cuenta que el dolor se había ido.

Opte por la segunda.
mala idea.

Otro corrientazo golpeó inesperadamente fuerte, cosa que hizo que me estremeciera de dolor.

Dios, odio todo esto.

Necesitaba los medicamentos, pero como raro estaban lo suficientemente lejos de mi como para que lograr alcanzarlos antes de sentir náuseas y perder el conocimiento.

¿Por qué nunca aprendes, Ah, Khanna?

No tuve más opción que quedarme allí inmóvil como una tortuga que no puede ponerse de pie por culpa de su caparazón, solo que al revés.

Pasaron aproximadamente quince minutos antes de que escuchara tres golpes en la puerta, luego cuatro... y cinco.
¿Quién podría ser?
No era una hora normal en la que un humano promedio recibiría visitas inesperadas y menos en el dormitorio de una universidad.

Ugh.
No es un buen momento.

Quien quiera que hubiese sido, se había ido por fin tras unos segundos de haber llamado a la puerta.
suspiré y volví a sumirme en la quietud.

De repente, sentí como se me ponía la piel de gallina.

¿Qué es este aroma? pensé.

Era un olor que ya conocía... un agradable, suave.
volví la mirada hacia donde creía que ese olor venía y si no hubiera estado casi agonizando por el dolor del pecho, hubiera gritado.

¿Como había entrado él allí?

Abrí los ojos de par en par, no sabía qué hacer, estaba completamente en shock, casi inmóvil.
fuera por el susto o cualquier otra cosa, pero logre ponerme en pie y retroceder.

-Q-q-que...? C-c-como? - balbucee.

Howl me observaba con sus grises ojos, no decía nada, solo observaba.

... no sé si era solo yo, pero notaba en su rostro una expresión de alivio.

¿A qué se debía este presentimiento?

-Responde Demian- relaje los brazos- dime, ¿cómo entraste?, ¿eras tú el que golpeaba?-fruncí el ceño.

Quise acercarme, pero no fue sino sólo mover el pie y que este tocará el piso, para que sintiera como si una descarga eléctrica me hubiera caído encima.

Pensé que perdería de nuevo el conocimiento, pero no lo hice.
aunque realmente, hubiera sido lo mejor.

Volví a estremecerme.
Dolía, dolía mucho.
las piernas dejaron de funcionar y de ver su cara pase a ver nada.
Auch.

Abrí los ojos y esperando ver el techo, me encontré con los de él.
no había caído en el suelo, Demian me había sostenido.

Otra punzada volvió y no pude hacer más que reaccionar a ella.
Demian se puso de pie y me recostó sobre la cama, trajo el medicamento he hizo que lo bebiera.

¿Como era posible... ? ¿Como es que él lo sabía?

Fue cuestión de segundos, después de haber tomado el remedio, hasta que finalmente el dolor paro, sin embargo me seguía sintiendo atroz, náuseas, debilitamiento, mareo etc.

Ugh.

Demian, quien no había dicho una palabra en todo eso, pero quien se había quedado allí, se puso finalmente de pie en dirección a la salida.

Escuche la puerta cerrarse.

Fue ahí cuando senti otra vez el aroma de su colonia, que recordé de donde lo conocía.
La piel se me erizo por segunda vez.

No puede ser.

-¡Demian! - me pare rápidamente de la cama causándome un poco de náuseas y corrí para alcanzarlo vaya que era rapido- espera por favor.- me tambalee hasta él, quien se había dado la vuelta al oírme y lo sujete inmediatamente de la muñeca.

Demian abrió los ojos de par en par al verme.

-¿¡Estas Loca¡? - por fin dijo algo- ¡No estas en condiciones para salir! -frunció el ceño.
- Lo se, lo se- logre formular entre resoplidos, esa pequeña corrida si que me había quitado el aliento.

Demian me sostuvo de ambos hombros y se arrodilló junto a mi.

Recupere finalmente el aliento y lo mire.
-¿Por que no me habías dicho?
Demian pareció sorprenderse - ¿De qué hablas?
-¡Tu lo sabes! - apreté su muñeca. -lo siento, enserio lamento no haberlo recordado antes- sacudí la cabeza- estas muy cambiado, y... - frunci el ceño- tengo muchos espacios en blanco de... de esa época-mire al suelo y luego volví a mirarlo- enserio... lo siento.

Demian se quedó en silencio mirándome directamente a los ojos, hasta que finalmente los desvío y rasco su nuca.
-pfff, tonta.

¿Han oido hablar de un chico llamado Howl?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora