Imagina que te encuentras en un limbo emocional, lleno de dudas, lágrimas y vacío sin respuestas y recibes un llamado desde otro continente para anunciar la muerte trágica de un ser querido...
Imagina que la pérdida de tus padres, no solo traería so...
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GINEVRA AVOLA
Lo último que recuerdo haber visto, eran ese par de ojos azules mirándome con ¿miedo? ¿rabia? La verdad es que no lo sé, mi cerebro estaba totalmente desconectado de la realidad para enterarme de lo que sucedía. Una vez en los brazos de aquel hombre misterioso, no aguanté más y caí en un sueño profundo.
—Il test tossicologico è positivo —dijo una voz que no pude reconocer, pero se mostraba tranquila
«La prueba toxicología es positiva»
—¡Dios! Mi cabeza va a explotar —murmure para mí misma
—Cosa possiamo fare? Lei stara bene? —era otra voz masculina, un poco ronca, se sentía con preocupación. Eso me obligó a abrir los ojos, la luz me molestaba, lo que intensificó el dolor de cabeza, aún así escudriñe todo el lugar con la mirada y noté que las voces venían de afuera
«¿Qué podemos hacer? ¿ella estará bien?»
—Hey... —giré el rostro para encontrar los ojos azules de la rubia del bar— ¿cómo te sientes? —murmuro
—Forse hai alcuni effetti collaterali del... —no pude terminar de escuchar cuando diversos momentos de la noche comenzaron a aparecer en mi mente
«Quizás hayan algunos efectos colaterales del...»
—Respira, estamos en el hospital, todo esta bien —la chica parecía asustada
—Yo estaba... estaba y me insistió —las punzadas en la cabeza parecían rayos torturándome—, me dio algo... me... me dio y... —lágrimas comenzaron a brotar ante los difusos recuerdos de mi mente, mi respiración se volvió agitada, mis manos se hicieron puño en mi blusa— sangre... sentí sabor a hierro... —solté una de mis manos y llevé mis dedos al labio inferior corroborando la sensibilidad en el mismo— y sus manos... —el llanto se intensificó y solo podía negar'
—Vamos por favor, estoy aquí —sentí como se acercaba a mí por lo que hice un gesto de rechazo— ¡Giovanni! ¡vieni adesso! —gritó y luego se enfocó en mi— Ginevra, no estas sola, estas bien, todo estará bien —subió el rostro para volver a llamar al tal Giovanni
«¡ven ahora!»
—¿Qué ocurre? ¿por qué está así? —era la misma voz ronca del pasillo que me había hecho abrir los ojos
—Solo empezó a relatar lo que ocurrió, no sé, pero no me deja acercarme —escuche a quien si mal no recordaba su nombre era Giuditta
—Anda a llamar al doctor, me dijo que estaría en el piso tres —ordenó y la chica salió de la habitación
—Ginevra —susurró mientras sus manos tomaban las mías que seguían hechas puños—, abre los ojos por favor —intenté quitar sus manos, el dolor de pensar que me habían hecho algo y no recordarlo era insoportable—, dime que pasa, estas a salvo
