29. SANGRE

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GINEVRA AVOLA

Desperté y ya Gio no se encontraba en la habitación, tenía la costumbre de despertar antes de que saliera el sol, por lo que pude notar desde que vivimos bajo el mismo techo. Dormía muy poco, ya que muchas veces desperté en la madrugada y la luz en su oficina aún estaba encendida. Al dejar de dar vueltas en la cama, noté que habían unas cosas en la mesa de noche del lado donde dormía él. Era un ramo de rosas hermoso de color carmesí, junto a ellas un dos cajas de color negro, decoradas con una cinta del mismo color que las rosas. Me levanté, cepillé mis dientes, abrí las cortinas y me senté al lado de lo que parecía un regalo. Al levantar las rosas, algo cayó al piso, era un sobre dorado, lo abrí y adentro tenía una carta.

"Esto del romanticismo no es lo mío, pero haré el intento tantas veces como sea necesario para poder convertirme en el hombre que deseas en tu vida.

Quisiera poder prometerte que esta historia será un cuento de hadas, pero aunque tu si eres una hermosa princesa, yo no soy el príncipe con armadura y caballo blanco que esperas. Lo que sí te puedo prometer es dar mi vida a cambio de la tuya si llegase a ser necesario, hacer realidad cada sueño que has anhelado. Prometo estar a tu lado el resto de la vida, cuidarte, amarte y hacerte tan feliz como sea posible. Prometo matar a cualquiera que se interponga en nuestra felicidad y besar el piso por donde caminas, porque por más oscuro, frío y despiadado que sea un Rey, siempre necesitará a una Reina que contenga cada uno de los demonios y sombras que este contenga.

Y tú para mí eres mi Reina, porque mi mundo se detiene solo cuando nuestras miradas se cruzan al azar"

Para mi reina

Atentamente Giovanni Ruggiero

No pude evitar acumular lágrimas en mis ojos y dejar escapar un par de ellas. Guardé de nuevo la carta en su sobre y acerqué las cajas misteriosas a mi regazo, donde solté el lazo que las adornaba. Dentro tenía un hermoso papel decorativo que al abrir había un hermoso detalle de color morado con toques de lila, transparencias y apliques sutiles, al sacarlo de la caja pude apreciar uno de los vestidos más hermosos que he visto en toda mi vida. Con mangas en tela de transparencia cubierta de apliques que harían parecer que estaban en mi piel, era un vestido perfecto, con mi color favorito y mi estilo. Al abrir la segunda caja encontré un segundo vestido, un poco más atrevido, de un rojo que hacía juego con las rosas, un escote un poco más pronunciado, espalda descubierta y con una abertura en la falda que dejaría al descubierto una de mis piernas. Era demasiado, quizás le habrían costado una fortuna.

No resistí y abrí de nuevo el sobre para releer la carta tan hermosa que me había dejado, este hombre definitivamente acabaría conmigo. Aun sin ser su fuerte hizo un gran esfuerzo por cumplir mi deseo de querer enamorarme como normalmente se haría, lleno de sorpresas, detalles y gestos hacía el otro y no solo lo material, porque va más allá de un par de vestidos costosos, es el detalle de haber pensado en mis gustos, mi color favorito, en hacer cada detalle tan arraigado a mi personalidad. Es la carta que escribió, plasmando allí sus emociones y deseos. Sin saberlo hizo un voto de amor al prometer todo lo que prometió, incluso si no prepara nada para el día de la boda, atesoraré esta carta como un acto simbólico de entrega y amor.

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