Imagina que te encuentras en un limbo emocional, lleno de dudas, lágrimas y vacío sin respuestas y recibes un llamado desde otro continente para anunciar la muerte trágica de un ser querido...
Imagina que la pérdida de tus padres, no solo traería so...
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FABIO DI FRISCO
—Suspendela —gruñó el Capo
—Lamento decirte que no es posible —interrumpió Enzo—, quieren también a Ditta...
—Hola... —susurró mi prometida asomando la cabeza por la puerta de la habitación
—Principessa —me hacía muy feliz poder verla luego de todo lo que había ocurrido— ven acá, necesito uno de tus abrazos
—¿Cómo estás? —sabía cuánto odiaba el vernos heridos y lo mucho que le dolía
—Estoy bien —respondió Gio dándole un beso en la frente
—¡Gin! —Ditta no se había percatado que Ginevra estaba justo detrás de nosotros— ¡¿Qué ocurrió?! ¡Oh Dios!
—Estoy bien —respondió mi hermana— solo un poco cansada
—¡Mentira! estás muy pálida... —Ditta iba a entrar en un ataque de pánico
—Vita mia... intenta respirar... —me acerqué para tomarla en mis brazos
—Esto ha sido horrible —dijo liberando lágrimas
—Shhh... todo está bien, no ocurrió nada
—Los amo, de verdad los amo, pero debemos pensar cómo actuaremos mañana —intervino Enzo
—No puedo someter a Gin a ese nivel de estrés —respondió mi cuñado
—Estoy bien —susurró mi hermana, pero sabía que no estaba bien
—Quisiera que nos dejarán un minuto a solas, por favor —Gio quería saber todo lo que había ocurrido las horas que estuvo como rehén de Rodríguez y nosotros también deseábamos descubrir qué ocurrió
—Bien, iremos por un café —respondió Mikhail
GINEVRA AVOLA
—¿Pasa algo? —murmuré
—Amore mio... no sabes lo mucho que sufrí al saber que tu vida estaba en riesgo por mi culpa —lo vi moverse y sufrir por la herida de bala
—Hey... no puedes esforzarte... todo está bien
—Sei tutto per me... ti amo... —¿eran lágrimas lo que se acumulaban en sus ojos?
—Te amo, te amo muchísimo —me moví hasta quedar sentada a orilla de la cama— pero ¿qué está pasando?
—Escuchaste a los chicos... el consejo ha convocado a la asamblea para el día de mañana
—No irás... tu... no puedes
—Debo ir, es tu vida y la de Giuditta la que se encuentran en discusión —estaba realmente preocupado
—¿Qué haremos? —la ansiedad volvió y mis manos comenzaron a temblar
