14. ALMA ROTA

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GINEVRA AVOLA

—Consigue al maldito doctor que vino ayer, Nico... si no quieres una bala en el centro de tu cabeza —aun estaba mareada, pero reconocí la voz de Giovanni dentro de la habitación

—¿Qué ocurrió? —voltee mi cabeza para ver a Enzo entrar

—Llama a Mikhail... dile que necesitamos a Fabio aquí y pregúntale sino quiere el privilegio de romper unas cuantas almas antes de mandarlas al infierno —había tanta oscuridad en su tono de voz y en su mirada, que un sollozo se escapó de mi boca, captando su atención

—Muñequita... ¿cómo te sientes? —unas lágrimas rodaron por mi mejilla

—Estaría mejor si el diablo no hubiese tomado mi alma... —solté con más dolor y amargura de la que pude controlar

—¿Por qué dices eso? —la voz de Enzo emanaba dulzura

—Desde que llegué aquí y los conocí... —suspiré y bajé la mirada

—Sé lo que estás pensando —interrumpió Giovanni—, no puedo controlar lo que piensas y sientes, pero te aseguro que a partir de ahora me encargaré de que nada te ocurra de nuevo —era una promesa

—Necesitamos ayuda —dijo Matteo desde la puerta, jadeando

—¿Qué pasó? —respondió Giovanni sin apartar su mirada de la mía

—Ditta esta inconsciente en su habitación —todos volteamos a ver a Matteo

—Enzo, llama a Nico, necesito una reunión con todos nuestros hombres y haz lo que te pedí con respecto a Mikhail —dio dos pasos hacía la salida— Matteo, quédate aquí con Ginevra, que nadie entre a la habitación, si alguien desobedece, entonces vuélale la cabeza... —miró sobre el nombro en mi dirección— vendré en un rato

Me quedé en silencio durante unos veinte minutos, quizás un poco más. Lo que debió ser un viaje para encontrarme, conocer y explorar, había tomado un rumbo oscuro, en el que me vi envuelta en un bucle de desgracias, una tras otra sin detenerse... Luego estaba Noah, tenía muchos días sin saber de él, me fui sin explicación, sin darle la oportunidad de hacer preguntas, tampoco le agradecí

¿Me habría buscado?

¿Estaría preocupado?

¿Realmente le importé?

Resoplé, estaba cansada, abrumada, en medio de una guerra que no entendía, sin la oportunidad de regresar a mi casa...

Mi familia

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