¿CÓMO SE TRADUCE EL AMOR?

16. LEALTAD

FABIO DI FRISCO

—¿Puedo pasar? —dije desde el otro lado de la puerta

Escuché una serie de ruidos y la puerta se abrió en un empujón. Lo próximo que sentí fue un par de brazos rodeando mi cuello.

—E-estas aquí... —murmuró mi pequeña hermana— v-volviste

—Me iré de nuevo si está será la forma en la que me recibirás —bromeé

—¡No! —soltó en medio de un quejido y recordé lo que me había dicho Giovanni sobre sus heridas

—Estas herida —dije mirando hacía sus pies

—N-no... —sollozó de dolor

Levanté a Gin en mis brazos y ella se colgó de mí

—Lo siento, lo siento mucho pequeña... yo debí... —tomé aire

—N-no, no es tu culpa —estaba llorando

—No debí dejar que se fueran de Italia, debí llamarte... intentarlo...

—N-nada de e-eso importa —ella era mi familia, no dejaría que nada la volviera a romper de esta manera

Caminé con ella aun sobre mí y la dejé sobre la cama, sentándome en la orilla a su lado

—Son muchas heridas, debes descansar para que puedan sanar

—Giovanni me curó —dijo un poco más calmada

—¿Lo hizo? —parecía que Giovanni había extendido su poder de protección a mi hermana

—Sí —se limitó a responder

—Bien, ahora puedo curarlas yo si te hace sentir más cómoda —aunque había una pizca de bondad en Gio, no podía olvidar todo lo que había dicho de Gin

—Esta bien —dijo más para ella que una respuesta

—¿Interrumpo?

—Sí, lo haces —fui cortés al responder

—Debemos hablar con ella, Fabio —sabia que Giovanni no perdería el tiempo y aunque me molestaba, tenía razón, debíamos actuar rápido

—¿Qué está pasando? —Gin se incorporó de inmediato y sus ojos asustados bailaban entre Giovanni y yo

—Peque... —tacto... debía tener tacto

—T-tengo m-miedo —estaba temblando como una hoja— ¿m-mi m-mamá?

—Ella esta bien —se adelantó Giovanni en responder—, lo que debemos hablar de trata de ti...