Alfa Protector |Ziam|

06

Liam caminaba nervioso entre los pasillos de la Universidad, buscando con la mirada a su lindo Omega de ojitos ámbar. Todos los estudiantes miraban atentamente las acciones del castaño, alertas de sus movimientos. Estúpidos, si supieran que el Alfa por el que tanto temían estaba nervioso por decirle a su novio que su padre quería conocerlo.

El delicioso aroma a chocolate y pastel de leche lo guió hasta un Omega de cabello sedoso color azul.

¿Su tierno Omega se había teñido el cabello? Ah, era tan hermoso.

Tomando desprevenido al peliazul, quien se encontraba acomodando sus útiles en su casillero, lo hizo girarse, teniéndolo cara a cara, viendo tan detalladamente las hermosas facciones de su pareja.

Piel suave color canela, cachetitos esponjosos, labios rosa brillosos, pestañas largas que adornaban unos ojos entre un color avellana y ámbar con un resplandor tan único, tan él, esos a los que miraba queriendo tranquilidad en un mundo solo para ellos, sus hermosas cejas logrando un toque tierno con sus ojos, y esa nariz respingada, la cual se coloreaba por el frío invierno, tenía una gran suerte por tener a un chico tan lindo.

—¿Li?, ¿Pasó algo, Alfa? —la dulce mano de Zayn acarició suavemente su mejilla izquierda.

Su lobo aulló contento al escuchar como el Omega le llamó. Con el pecho inflado de orgullo, sonrió.

—Nada malo, Omega —sonrió, para luego borrarla, estaba muy nervioso, necesitaba ayuda. —Mmh, solo quiero decirte algo, puedes rechazarlo, claro está, no quiero obligarte ni mucho menos, es por eso que puedes decirme lo que quieras... No me enojaré o algo así, jamás podría enojarme contigo, cosita linda. Aún as.. —Zayn interrumpió su gran discurso con un piquito rápido en los suaves labios de su Alfa.

—Dilo ya. Sin rodeos— Liam asintió.

El castaño suspiró, tratando de alejar su nerviosismo. Estaba listo.

—Mi padre quiere conocerte —habló por fin, el Omega no dijo nada. —Es por eso que quiere invitarte a cenar —miró a su pareja, quería una respuesta ya.

El peliazul rió contento. Asintió. —Claro que sí, mi Alfa. De hecho, mi padre también quiere conocerte, pero, esta semana no tiene día libre en el hospital, por eso no te ha invitado a comer —la sonrisa característica del Omega se asomó, logrando hacer latir como loco su débil corazón.

—Ah, Omega, no sabes cómo estaba, ¡pensé que dirías que no! —el Alfa, sin darse cuenta, formó un dulce puchero, enterneciendo al chico.

—Jamás te diría que no.

Sin decir más. El castaño tomó la mano del contrario, guiándolo por todo el pasillo, hasta llegar a su salón. No tardaría para que el timbre sonara avisando el inicio a clases.

—Te esperaré en la cafetería, estaré con los chicos. Por cierto, dile a Harry que Louis quiere hablar con él, tal vez por fin ya vaya confesarse —sonrió y depósito un pequeño beso en sus labios.

Esperó a que el Omega entrara, todos miraron con miedo al Alfa que estaba parado en la puerta del aula. A todos les constaba que con solo esa mirada, les avisaba que nada bueno pasaría si a alguien se le ocurría meterse con su Omega como lo hizo Thomas.

Sin más, se fue a su salón. No dejaría que nadie más le hiciera algo a su chico.