Salirme de la banda fue lo mejor y peor que pude haber hecho, ya casi era nuestro cumpleaños número 18, no dije a dónde iría, solo lo hice, me mudé a un lugar lejos de ti, me aleje de todos, no contestaba a las llamadas de Gustav, las fans cada vez preguntaban más por mi, en los conciertos nunca apareci, no tenía ni las fuerzas ni las ganas de siquiera mirar la ventana, mi mundo se destruía pasando los días, mis ánimos cada vez disminuían al igual que mis latidos.
Habíamos cumplido ya 18 años, en todos lados había imágenes tuyas, todo el mundo hablaba de lo mejor que fue y yo me encontraba en lo más oscuro de la vida, eras el centro de atención y eso me ponía triste, regrese a con nuestra madre y pues le conté todo, ella como siempre viéndonos con una mirada de amor me ayudó a seguir, nuestro padrastro al verme se alegro de que estuviera aquí, le dije que si podía ir con el a la academia donde una vez conocimos al ahora tú novio y a mi mejor amigo, el acepto con alegría y me llevo ahí, parecía que nada había cambiado todo estaba como yo lo recordaba, me sentía en casa.
Ver cómo los niños tocaban los instrumentos e como se divertían, me hacían sentir bien, Gordon me presento ante todos y muchos se emocionaban de verme, me jalaban para todos lados contentos, contándome las canciones que aprendían o incluso enseñándome los instrumentos, ahí fue cuando cruce miradas con una chica, cabello rubio recogido en una coleta, ojos celestes y una linda sonrisa, ella solo me sonrió e siguió enseñando a unos niños a tocar el piano, su estilo de ropa era todo lo contrario al mío, ella vestía ropa muy colorida y floral, muy sencillo pero a la vez muy hermoso, iba a ir a con ella cuando Gordon me pidió ayudarlo a dar una clase, yo acepte gustoso e me senté a lado de el, tome una de las guitarras que estaban ahí, al igual que una uña e me dispuse a esperar a que Mi padrastro comenzará a tocar.
Regresamos a casa entre platicas y risas, entramos y mamá nos llamo de la cocina fuimos hasta ahí para ver qué preparo un pastel felicitándome por cumplir 18 años, yo tire mis cosas e la abrace, la abrace tan débilmente que no podría aguantar el llanto por más tiempo, le agradecí en voz baja, no podía separarme de sus brazos, eran y son mi lugar seguro, ella solo se dedicaba a acariciar mi cabello e decir que todo iba a mejorar.
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