Ya habia pasado alrededor de 2 semanas que me había mudado a Leipzig, la casa de mis padres no quedaba lejos y tampoco la academia dónde ahora trabajo enseñando a tocar todo tipo de guitarras, a los niños les encanta que toque las canciones de lo que una vez fue mi banda, ellos me ayudaban cantando o tocando otro instrumento, me encanta estar aquí y más si veo a mi hermosa chica recargada en el marco de la puerta mirando mi clase o viéndome tocar la guitarra, en este tiempo ella y yo nos hemos llevado demasiado bien, su nombre era Doutzen Kroes, es neerlandesa, es 2 años mayor que yo y pues, es una maravilla, me contó que se mudo hace 4 años, cuando estaba terminando sus estudios tenía tiempo para hacer otras cosas así que busco y encontró está academia, vio que mi padrastro era buena persona y este la acepto, me contó que tiene una hermana menor que justamente tiene mi edad, ella es tan amable con los niños, tiene tanta paciencia y cariño que con solo escuchar su voz me sube el ánimo y me pone a sonreír como un idiota sin razón alguno.
— Entonces que harás después de dar clases? — la mire esperando una respuesta mientras toma una de las tantas guitarras que había en el salón.
— Pues mi hermana me pidió que la acompañará a al centro comercial y esas cosas — me miró con una sonrisa en sus labios caminando hacia mi.
— Sería de mala educación permitirme acompañarlas? — ella quedó a unos pasos de mi sonriendo más.
— Para nada, sería muy lindo ver a un apuesto chico caminando por el centro comercial cargando bolsas de dos chicas — ella rio haciendo que yo riera igualmente, me encanta escuchar su risa y más si el causante de ella soy yo.
Terminaron las clases y tal como dije, junte mis cosas, guarde mi guitarra para así ir a el salón de a lado y esperar a mi hermosa chica, mire como estaba hablando con los padres de un alumno así que no quise interrumpir, me pare afuera del salón a esperarla, en eso ví como unos de los alumnos se me acerca.
— Profesor Tom, mi hermana le manda esto — dicho eso me dió una caja y un papelito, sin más se fue, mire que los padres se fueron junto con su hijo, guarde la caja en mi estuche e mire como Doutzen se acercaba.
— Lista? — le dije sonriendo y poniéndome el estuche en mi brazo.
— Si — me devolvió la sonrisa, lo digo y lo vuelvo a repetir, ella es tan hermosa, hace que mi estómago sienta mariposas revolotear y eso me gusta, nos despedimos de los demás y también de mi padrastro, salimos de la academia y fuimos a por su hermana.
— Y tienes hermanos?? — esa pregunta hizo que mi sonrisa desapareciera, me costó unos segundos responder pero asentí.
— Si, tengo un hermano gemelo —
— Y vive contigo? — me miró atenta y yo solo negué.
— El vive en Los Ángeles — dije con algo de incomodidad pero la disimule.
— Y como se llama? — ella solo me miraba y pues quién soy yo para no contestarle.
— Su nombre es Bill — en estos momentos me comencé a sentirme raro, no había sentido este vacío durante estás dos semanas, pero solo con pronunciar su nombre, todo mi cuerpo, alma y corazón se sentian huecos.
— hmmm — hizo una mueca — me gusta más Tom la verdad — sonrió más e miro al frente, la mire sorprendido y pude sentir como mis mejillas se comenzaban a calentar, sonreí en demencia y así estuve hasta llegar a su casa.
Tardamos al rededor de 20 minutos en llegar a su casa, me quedé parado frente a su puerta sin saber que decir.
— Quieres pasar? — me miró y yo negué rápidamente.
— Aquí las espero no te preocupes —
— Seguro? — me miró con algo de seriedad y volví a asentir.
— No me van a robar, tomense el tiempo que quieran — Ella rio ante mi comentario e entro a su casa, me senté en el pequeño escalón de ese lugar, saque el papelito y tal como lo sospechaba era un número de teléfono, rompí este e suspiré, la verdad no entiendo cómo cambie tan drásticamente, recuerdo a un Tom mujeriego y sin importarle nada, pero muy en el fondo no quería ser así, no me sentía a gusto y preferí que ese Tom muriera para ser uno nuevo y así va a ser.
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