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Fumiko - 11años

Kouyou

—Ella es Kouyou Ozaki-kun—dijo un subordinado— Mori-san pidió que le enseñara todo lo que sabe.
—Sigue siente obstinado ¿Cuántos años tienes niña? —dije mirando a la pequeña de cabello castaño
—Acabó de cumplir 11— yo tengo quince que se supone que le enseñe a una mocosa de once años— Mori dijo que usted es la mejor en torturas, quiero aprender.
—Me halaga tu entusiasmo pe-
—No es entusiasmo, me desagrada tocar a la gente y la sangre pero creo que me servirá en el futuro.

Alcé una ceja, a pesar de estar en un lugar como este La Niña parecía no darse cuenta de ello. Era como si la Port Mafia fuera tan normal para ella, como si la luz que tanto desee ella le encontrara aquí. No es fácil pasar el entrenamiento físico y se que ella tiene una habilidad mental poderosa, así que ella debe ser bastante fuerte para soportar las torturas psicológicas de la Port Mafia.

Bien, si él lo pide por algo será.

—¿Tú nombre?
—Fumiko Hayashi —dijo y por alguna razón me sonó familiar— Mori dijo que ahora sería tu responsabilidad así que estoy a tu cuidado.
—¡¡¿Qué?!! —Mori era mi superior así que solo quedaba aceptar a la mocosa— bien, primero haremos unos cambios en tu vestimenta, veremos si eres tan ágil como un kimono.

(...)

Parecía un mono. El kimono le quedaba muy bien cundo estaba quieta pero al realizar entrenamientos se le desacomodaba todo, definitivamente no era para ella. Sin embargo, no perdió ningún enfrentamiento con mis aprendices.

Fumiko era la más joven de los que preparaba sin embargo era la más eficaz en sacar las verdades—practicábamos con traidores y gente que se oponía a nosotros— sería sus precisos cortes, golpes, fracturas o su cara inexpresiva durante el proceso y el hecho de ver a una niña haciéndolos llorar lo que los hacía hablar? No importa, funciona. Pronto me fui acomodando a ella o ella a mi, tomábamos el té después de unas prácticas. Mori le regaló un par de guantes, después de todo el la reclutó.

—Kouyou-neesan—me sorprendió— vi en un programa que así le dicen a la mujer mayor que cuida de uno. Yo jamás te llamaría mamá pues ella jamás me trató como tú, siempre me insultó y me dio palizas por cosas sin sentido incluso cundo yo trataba de ayudarla, pero Kouyou-neesan no es así, a pesar de que luce sofisticada y elegante, también eres hermosa por dentro y amable, tienes luz en tu corazón aunque lo intentes ocultar.
—Eso no es cierto, no me llames así.

Me fui de ahí, alguien antes me había dicho esas palabras y yo... no es cierto. Yo pertenezco a la oscuridad, tal ve fui muy blanda con ella.

"Tienes luz en tu corazón"

O tal vez fui muy dura

(...)

—Kouyou-San quería disculparme por—la abracé— ¿Kouyou-san?
—Puedes llamarme neesan, lamento mi reacción de ayer, solo me hizo recordar algo y reaccioné mal. —saqué una caja y se la entregue— es un regalo para mi mejor alumna.
—Un kimono —era un kimono celeste suave que le había gustado— el que vi en- muchas gracias. No se si soy digna de tantos regalos, los guantes, la comida y el kimono. También ahora puedo llamarla neesan.
—Si, aunque no soy tan mayor.

Presente

Esa niña.
Fumiko-Chan, aunque no estes a mi lado ya, me alegra que hayas encontrado la luz, aunque no quiera admitirlo, cuida de Kyouka y mantenla en la luz, como yo cuide de ti y te mantuve en la oscuridad.

—Sé que no tengo derecho ya a llamarte neesan, pero quiero agradecerte por todas las veces que me cuidaste cuando estaba creciendo. Muchas gracias, Kouyou-neesan.
—Ah~ no soy tan mayor para ser tu aneesan pero... me ofendería si no me dieras las gracias como se debe—ella extendió una caja— que-
—Combinarán bien con tus ojos y cabello. Nos vemos.

Era un hermoso kimono blanco con flores rosas y de un color parecido a mi cabello.

Esa niña ahora está en otro bando...y me alegra.

Lo Que Nunca Pensé Tener  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora