T r e s

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—¿Por qué no lo haces de una vez? Anda Fumiko-chan mátame.

Mi mano izquierda apretaba el cuello de Mori y la derecha presionaba levemente su piel con una cuchilla, ganas no me faltaban pero por una razón no podía, algo me impedía quitarle la vida a este desgraciado y no sabía qué, sus sonrisa burlona demostraba lo seguro que se sentía aún en esta situación.

Él sabía que no podía, no puedo matarlo por una razón que ni yo entiendo. Suspiré pesadamente y solté al desgraciado aunque ya estaba sangrando un poco no era nada grave ni profundo, lo miré una vez más y él solo sonreía.

—A pesar de todo, no puedes matarme, en todos estos años no lo has hecho. Eres tan linda Fumiko-chan ahora ve a hacer tu trabajo.
—Te mataré cuando llegué la hora, no me importa esperar un poco más.
—Esta bien, te esperaré.

No podía matarlo porque el me dio algo que aprecio de una forma u otra, me dio la oportunidad de conocer a Chuuya, Kou-chan, Odasaku-san y Dazai, hasta podría decir Akutagawa. Simplemente no podia matarlo como hacía normalmente con cualquier otra persona que me ordenaran.

Eso era lo que me sorprendía aunque no se notara mucho por mi cara inexpresiva, quería dejar la Port Mafia, intentar vivir sin tener que matar, realizar cosas distintas. Algo imposible para mí, si salía de esto solo podría huir a otro país y eso si no me matan otros bandos, no habia opción más que conformarme con esta vida.

—No tienes oportunidad afuera. —miré a Chuuya a mi costado— en cuánto se den cuenta de que escapaste te buscarán cientos de los mejores asesinos para atraparte, asesinarte o torturarte. Mori se vengará o te dejará ir, la más probable es la primera. ¿Qué haría si logro sobrevivir? ¿De que viviría? Lo más fácil es quedarme.
—¿De que hablas?
—Es lo que pensabas ¿verdad? —ahora el enano puede leer mentes.— Vete en el momento preciso, encontrarás la manera de sobrevivir eres inteligente después de todo.
—No deberías decirme que no lograré nada fuera de la Port Mafia y que moriré en cuanto la intente dejar.
—Si, debería, pero debes hacer lo que desees Fumiko. Adiós, mañana es tu mejor oportunidad.

¿Mañana? Chuuya ya se había esfumado en los oscuros pasillos de la Port Mafia, sabía que el no me traicionaría pero no sabía si podría escapar.

No pude dormir si quiera pensando en lo que haría hoy, me duché, me vestí y me coloque las vendas en esas marcas que hasta ahora no se han borrado. Mientras caminaba hacía el lugar de siempre iba pensando en todas las personas que asesiné.

Era una niña cuando empecé a matar, no sentía nada, nunca sentía remordimiento ni culpa. Era mi trabajo, pero ahora que lo pienso me doy cuenta del mounstro en el que Mori me convirtió, me utilizó. Era una niña sin familia y el aprovechó eso ofreciéndome su ayuda para convertirme en esto, seguro el mató a mis padres es lo más probable de un tipo como él. Cada vida que arrebaté, no puedo hacer nada para retroceder, aunque no eran tipos buenos, al menos la mayoría. No era yo quién debía matarlos, no hay derecho en eso.

Ahora lo he decidio, está es mi oportunidad y no la dejaré ir, es lo único que me queda así muera. No volveré a la Port Mafia nunca más.

Lo Que Nunca Pensé Tener  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora