C a t o r c e

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—¡No!

Me levanté, había sido todo una pesadilla.

Claro, jamás podría haber hablado de mis problemas personales con alguien así de relajada. Bueno, si alguien le he confiado algo ha sido a Chuuya, pero el no está aquí.

—¿Fumiko-Chan estás bien? —Dazai se había despertado y Atsushi también— ¿No puedes dormir?
—Lo siento, estoy bien.

Después de convencerlos de que todo estaba bien, volví a acomodarme para dormir. Eso que había soñado era solo una mezcla de estrés y cosas sin sentido, yo no estoy enamorada de Dazai, eso es imposible porque yo no tengo esos tipos de sentimientos, ni siquiera sé cómo saber si los tengo. Además, esa no es mi prioridad ahora, lo principal es saber más sobre mi pasado.

Mi pasado es la Port Mafia, básicamente lo único que recuerdo de mi niñez está ahí, pero ¿cómo podré llegar ahí sin ser atacada? Solo en este momento se me apetece ser atacada o secuestrado por ellos, tal vez podría obtener algo de información, pero si voy por mi cuenta pondré en peligro a los miembros de la agencia de detectives.

(...)

Dazai-san insistió en ir a comprar algo que me animara antes de ir a la agencia, no le dijimos nada a Atsushi porque el había salido antes así que estábamos paseando por la transitada calle, un lugar con tanta gente es perfecto para un crimen rápido.

—¿Yo? —giré a ver a Dazai-san y vi a una pequeña niña.
—¡Dazai-san!

Demoré en activar mi poder y ella demostró el suyo, era de la Port Mafia, lo sé porque desperté en uno de los cuartos de tortura que años antes había utilizado, obviamente esta vez yo era la que estaba encadenada. No se si llamarlo suerte, justo ayer pensaba en que la Port Mafia me secuestrara y-

¿Dónde está Dazai-san? Si le ha pasado algo-

No, Dazai-san nunca pierde, de segura ya está caminando por los pasillos sin ningún peligro.

—¿Dejaste la Port Mafia para estar en esa ridícula agencia? —claro, si hay alguien que me odia como para torturarme es Akutagawa— lamentable.
—No deje la Port Mafia por la agencia.
—Claro, lo olvidaba, querías tener una vida común y dejar de matar. —sus brazos estaban cruzados y parecía indiferente— me culparon por tu escape.

Si eso era cierto, significaba que lo habían castigado, y por castigar me refiero a algo realmente horrible. La Port Mafia no escatima en demostrar porque debe ser temida y eso no se limita a los civiles, sino también a sus miembros, un error y tendrás un castigo mil veces pero.

—Lo siento —la cara de el de transformó en amargura total, golpeó la pared con su puño y se acercó a mi rápidamente— se que eso no soluciona nada.
—¿Lo sientes? —tomó un cuchillo de la mesa de metal donde se colocaban los instrumentos de tortura— yo te haré sentir.
—Si eso quieres, adelante, pero al menos podrías responderme algo.— el solo me miró por lo que seguí — ¿Cómo llegaste a la Port Mafia, lo recuerdas?

Al parecer la pregunta no le agradó, lo demostró cuando me tiro una navaja que se incrustó al lado de mi cara, rozando mi oreja derecha.

—Eso no es de tu incumbencia, si quieres hablar sobre el pasado o la niñez pierdes tu tiempo.
—Claro, desde que tenemos memoria nos entrenaron para matar ¿Cierto? Es lo único que sabemos hacer. Es lo único que puedes hacer.
—¡Cállate! —esta vez fue Rashoumon lo que se incrustó en mi brazo, el dolor lo había sentido antes, pero eso no lo hacía menos doloroso— ¡Eres una maldita traidora!
—¡Y tú un maldito asesino! ¡Claro, yo soy igual! ¿Pero sabes que nos diferencia?

Por alguna razón estaba furiosa, cada vez que me llamaba asesina y recordaba lo que hice me enojaba, me frustraba no saber nada de mi vida antes de ser una asesina.

—Si se la diferencia entre tú y yo —me apuntó con el dedo— eres débil y cobarde por no enfrentarte a la realidad. Esto es lo que somos, y esto es lo que siempre serás.
—Tal vez lo sea,  tal vez la culpa me persiga siempre, pero no me arrepiento de lo que hice ese día. No me arrepiento de no haberte matado cuando pude, porque tú sabes muy bien que en ese momento pude haber acabado contigo. No lo hice por ser débil o cobarde, lo hice porque no era correcto matarte.
—No sabes cuanto te odio —las espinosas puntas de Rashoumon venían directo hacia mi— muere.

Cerré los ojos, no podía hacer nada, no tenía suficiente fuerza en estos momentos y tampoco quería matarlo. No quiero morir en este lugar, es irónico y triste. Justo ahora que conocí a más gente que me cae bien, justo ahora que quiero información. Supongo que lo merezco, después de todo, sigo siendo una asesina.

—Akutagawa, detente

Esa voz

—Mori-San — abrí los ojos y pude verlo, ahí están el hombre que sabía mi pasado— teníamos órdenes de secuestrar-
—Si, secuestrarlos, no matarlos. —Akutagawa me miró una última vez y se retiró— pero si es mi querida Fumiko-chan, te extrañe.
—La última vez que te vi intentaste cortarme la garganta.

Mori se acercó con una sonrisa en su rostro, me quito las cadenas y espero a que hiciera algo, o al menos eso creí. Pasó su mano por mi cabello y sonrió de forma extraña, mis vellos se erizaron, el parecía una persona bastante estable pero podía ser muy aterrador cuando era necesario.

—Tú me traicionaste, y aquí estoy yo, recibiéndote como un padre a su hija.
—No eres mi padre.
—¿Quién es tu padre entonces? —una corriente recorrió mi columna, yo no sabía nada pero el no podía ser mi padre, él no— ¿Tu madre? ¿Eras amada? O ¿te botaron como basura? Tienes muchas preguntas y ni una respuesta. Yo puedo ayudarte, claro, siempre y cuando elijas bien en los siguientes minutos.

Necesito saber, de verdad necesito saber.

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Hola, ha pasado mucho tiempo desde la ultima actualización, lo lamento mucho.

Las razones fueron varias, no me llegaba la inspiración, no tenía tiempo —aunque ahora tengo más, estando en cuarentena— y me había olvidado de cosas del anime. En fin, espero que disfruten este capítulo, trate de hacerlo lo mejor que pude.

Gracias por leer, cuídense mucho y sigan las recomendaciones ante esta situación que está ocurriendo en el mundo.

Lo Que Nunca Pensé Tener  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora