Lo Que Nunca Pensé Tener

V e i n t i o c h o

—Fumiko-chan

Me giré y Dazai extendió sus brazos abrazándome y colocando su cabeza en mi cuello, me quede quieta, no podía dejar de pensar en lo que Kouyou-neesan había dicho, supongo que debería dejar de llamarla así, pero se hizo costumbre. Dazai cambio de bando, es cierto ¿Pero el cambió? Yo también cambié de bando, escape porque ya no quería hacer ese trabajo pero acabo de matar a muchos.

—No soy bueno, Fumiko—su respiración en mi cuello me erizo la piel pero me mantuve quieta— ¿me dejarás?
—¿De qué hablas?
—Ah~ este trabajo no me deja estar cerca de ti, apenas y nos vemos, no podré resistir mucho tiempo sin ver tu hermosa cara.—dijo haciendo puchero
—Resististe cuatro años, cuando te fuiste de la Port Mafia.

Él se separa de mi colocando sus manos en mis hombros y haciendo una expresión de ingenuidad, algo que en él no era posible. A veces siento que no lo conozco en nada... estoy sobre pensando.

—No podía llevarte conmigo. —dijo haciendo una mueca extraña y luego sonriendo otra vez— pero ahora es diferente, Fumiko-chan.
—A veces siento que no te conozco nada, realmente no nos conocemos, entiendo que me hayas ayudado por la culpa que sentías pero ¿Por qué conmigo si? No trato de recriminarte algo, solo fue curiosidad, lo lamento.

El se quedó callado y sacó sus manos de mis hombros para guardarlas en los bolsillos de su gabardina, cerró los ojos unos segundos como pensando y supuse que estaba intentado buscar una respuesta pero simplemente no la encontró.

—Deberías ir a ayudar a los demás, tengo cosas que hacer —dijo sacudiendo mi cabello y yéndose— nos vemos luego, Fumiko-chan.

El que no haya respondido fue una respuesta, el no sabía porqué, la culpa ya no estaba ahí de todas formas Yukiko ya no estaba en mi y no me debía nada. Eso me hacía sentir insegura aunque parezca algo estúpido por la situación, me he vuelto débil, hace cinco años no estaría pensando en algo como esto.

—Fumiko-chan, el presidente nos llama.

No es momento para pensar en estas cosas, debo hacer mi trabajo. Todos fuimos a un lugar que al parecer era una base secreta, la agencia podía ser atacada por la Port Mafia y Guild, ambos nos ganaban en número, así que Dazai separó grupos de defensa y ataque. Yo iría con Tanizaki y Kunikida ha donde se encontraban Naomi-san y Haruno-san, podía ser una trampa pero la verdad era que ellas corrían peligro.

—Siento que algo está mal.—dijo Tanizaki
—No asumas nada, solo debemos encontrarlas. —respondió Kunikida con una expresión tensa en su rostro.

Al parecer todos sentíamos que había algo extraño y que algo malo pasaría pero no nos atrevíamos a indagar más en ello, solo esperábamos equivocarnos pero no fue así. Unas ramas muy grandes y gruesas sostenía en auto en el que las chicas se transportaban y lo iba aplastando. Tanizaki utilizó su habilidad para ir subiendo por las ramas y tratar de sacarlas, Kunikida se encargaba del chico rubio y yo pues me quedaba con el señor de aspecto tétrico.

—Yo realmente no quiero hacerte daño —dije
—Eres muy amable, yo tampoco quiero hacer esto, solo quiero dormir pero debo hacerlo.
—Bien —dije y active mi habilidad— mierda.

No podía sentir nada, no podía ver sus miedos ni utilizar mi habilidad en él, no era humano, era un monstruo, saqué el arma y le disparé a una de esas asquerosas cosas que salían de su cuerpo, debía evitar que interfiera con Kunikida o Tanizaki.
Para hablar tan lento se mueve bastante rápido, poco a poco voy recuperando el ritmo pero al parecer nada le hace daño. No podré ganar contra el sin un buen plan ni una buena arma.

—¡Hayashi! —el llamado de Kunikida me hace voltear y el monstruo nos alza con sus tentáculos— No debes matarlos.

Eso era obvio, Fukuzawa-san lo dijo antes de venir.

Ah... entiendo

—Es una lástima que tenga que acabar con una chica tan linda, pero todo lo hago por mi hermanita. —dijo el rubio— Aunque eres fuerte, tal vez al jefe le intereses.
—Es mejor que nos sueltes ahora, niño. No querrás ver lo qué pasa luego.—sonreí de lado y el retrocedió un poco— ¿Asustado?
—Lovecraft, hazla comportarse.

Los tentáculos me apretaron más y podía sentir que estaba a punto de romperme, pero el dolor no era nada del otro mundo realmente. El rubio ya había empezado a tambalear, su tranquilidad se había perturbado un poco y sus miedos se harían presentes en cualquier momento.

—Por favor basta, me estás lastimando —lloré escondiendo mi cabeza
—Después de todo no eres tan fuerte, habladurías. La agencia de detectives no era la gran cosa al final de cuentas.
—Tú hermanita es muy tierna —dije mirándolo directamente a los ojos, su sonrisa se desvaneció un poco— tiene unos lindos ojos y el cabello corto de un color muy bonito, no exactamente como el tuyo.
—¿C-Como? —tan simple— ¡No te atrevas a tocar a mi hermana! ¡Te mataré yo mismo! ¡Lovecraft!

Los tentáculos se abrieron y caí al piso, me quede ahí hasta que el rubio se paró frente a mi con una sonrisa retorcida mientras pisaba mi mano fuertemente.

—No debes ser un villano si tienes algo que perder.—dije— Inorioku
—¡Tú!

De pronto soltó el auto donde iban las chicas y atacó a Lovecraft quien soltó a Kunikida y Tanizaki, cuando nos pusimos a salvo Tanizaki envió a las chicas al tren por el bosque en otra estación Dazai y Atsushi esperarían por ellas. Obviamente debía quedarme cerca de ellos, mi poder no es de larga distancia y mucho menos de larga duración, además que no había comido bien hoy. Debían apurarse y tomar ese tren, el rubio seguía atacando al otro que lucia confundido pero mientras lo hacía lágrimas salían de sus ojos.

—¡Fumiko debemos irnos! —gritó Tanizaki tomándome del hombro y acabando con la pelea de los de Guild— les tomará tiempo seguirnos.

Tanizaki estaba usando su habilidad para que escapáramos sin ser vistos y en ese momento llegó la policía. Pude ver cuando el rubio estaba en el piso con una mirada perturbada y lágrimas.

—¿Hayashi que le hiciste ver? Luce perturbado.
—Utilice a su hermana, le hice pensar que Lovecraft la tenía y la torturaba.
—Eso es cruel, si viera eso con Naomi me volvería loco.
—Es cruel pero necesario. —dije
—Así trabajan en la Port Mafia ¿verdad?

Me quedé callada, era verdad.