-¿de verdad hacíamos esas cosas?-preguntó Fran
-sí. Por cosas como esta tenía miedo de decírtelo.
-tranquilo, no me molesta. Aquella era otra yo.
-me parece que ya nunca volverá esa Francesca-dijo Diego mientras ambos se miraban fijamente a los ojos.
-y, ¿después? ¿Qué pasó?
-después...-diego bajó la mirada-después pasó él.
-¿Quien?
-Marco.
-no me suena ese nombre.
-tampoco sé si debería contarte lo que pasó.
-¿por?
-bueno, si voy a contártelo prefiero hacerlo desde el principio:
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Durante las vacaciones quedábamos para ir a la playa, ir a ver una película, etc; pero, cuando volvimos a las clases llegó un chico nuevo. Al principio ninguno hablábamos con él, pero poco a poco fuimos anexionándolo al grupo. Se convirtió en uno de mis mejores amigos, pero no duraría mucho esa amistad. En cambio tú...
-ey diego, ¿quieres venir con los chicos a la playa este finde?
-lo siento, he quedado con Fran.
-oh, bueno, entonces nos veremos el lunes.
-claro.
-eso si hoy no te veo en casa de Fran. Tengo que ir para hacer un trabajo con ella.
-Entonces lo más seguro es que nos veamos esta tarde.
Fran llegó y le dio un beso a Diego en la mejilla sin que se percatara.
-hola. ¿De qué hablan?
-le estaba diciendo a Diego que habíamos quedado los chicos para ir a la playa.
-¿le habrás dicho que no verdad?-dijo Fran mirando a Diego con una mirada amenazadora.
-claro. No quiero dejarte sola este finde.
-De todos modos Marco y yo nos veremos esta tarde.
-ya. Me lo ha dicho.
-ups, me tengo que ir-dijo Fran mirando el reloj-luego te veo.
Ambos se besaron y diego y Marco volvieron a las clases. Cuando llegó la hora de salir, Diego esperó a Fran. Tras unos minutos pudo verla aparecer por la entrada, se agarró de su brazo y comenzaron a caminar, pero no hablaron en todo el camino.
-Adiós-dijo Diego mientras acercaba sus labios a los de Fran.
-Adiós-dijo Fran mientras hacía lo mismo hasta que se besaron.
Fran entró en casa y Diego comenzó a caminar hacia la suya.
Pasadas unas horas Diego se vistió y fue hacia la casa de Fran. Llamó a la puerta y ella abrió.
-diego. Pasa.
-¿no hay nadie?
-no, ¿por?
-no, nada, sólo que...-dijo mientras la rodeaba de la cintura-se me ocurren un par de cosas que podemos hacer estando juntos.
-está Marco.
-¿pero sabes cuánto tiempo más va a quedarse?
-se irá ya.
-perfecto.
-pero me parece que te vas a quedar con las ganas.
-venga ya. No puedes dejarme así.