Habían pasado exactamente una hora y media, y Nakahara no daba señales de aparecer. Atsushi estaba al borde de la desesperación y Akutagawa trataba de calmarlo dandole mimos en el pelo mientras éste balbuceaba cosas inentendibles.
Dazai no reaccionaba, y eso era lo que más nerviosos los ponía.
— Dazai- san, ¿qué haremos si en treinta minutos no aparece? — Preguntó finalmente el chico, pero al no recibir respuesta suspiró derrotado.
El castaño escuchó perfectamente la pregunta, más no le salía responder. ¿Que qué harían si Chuuya no aparecía? Simple, volvería a fracasar otro año más. Pero eso no era lo que realmente le dolía, sino el hecho de que la colección se echara a perder, una colección que era como la confesión de amor más grande que el chico pudo haber tenido alguna vez con alguien.
Trabajó tanto para que al final, el pelirrojo terminara yéndose de su lado a media hora del desfile. Él sabía...
Sabía que Chuuya no volvería.
Por su parte, un pequeño manojo de emociones corría rumbo a la estación de tren con sus maletas en mano. Ya no quería estar ahí, ya no quería ser modelo, ya no quería vivir en Tokio, ya no.
Solo quería llorar por lo estúpido que fue al confiar en Dazai. Simplemente creyó que lo entendería y no fue así. Nunca es como él lo cree.
Esa noche volvió a casa con el dolor más grande en su corazón. Las ganas de vomitar y el sentimiento de que una bala atravesaba su pecho se hacia presente cada vez.
—La última presentación de la noche, es para la colección del estudiante Osamu Dazai— Comenzó el presentador. Era la media noche, ya todos presentaron sus colecciones. Para Akutagawa, ninguna estaba al nivel de la de Osamu, para Atsushi, ninguna modelo tenía la pasarela de Chuuya y para Dazai...
Pues simplemente no les había prestado atención. Estaba sentado en el lugar donde Chuuya lo dejó y no hacía más que mirar un punto fijo.
— Esta colección... — Siguió el presentador— Está inspirada en el amor, el salvajismo, la perseverancia, la lujuria y las distintas facetas que puede presentar una persona en busca de sus sueños... según el diseñador, su más grande musa para esta colección es el amor de su vida y todas las prendas tienen un toque a él. — Todos en el salón se miraron con ternura. Aquello era una confesión de amor, algo totalmente nuevo. — Terminamos este desfile, presentando la colección " rouge " de Osamu Dazai.
Una ola de aplausos se escuchó y la música de fondo comenzó a sonar, más nadie salió. Minutos después volvieron a llamar a Dazai al escenario, pero nuevamente nada.
— Disculpe— Dijo uno de los miembros del staff encargado de la organización— No podemos esperarlo toda la noche.
Dazai no respondía. Atsushi ya se había largado a llorar hace un buen rato y Akutagawa parecía ser el único cuerdo en ese momento.
— El modelo no vino— Dijo finalmente. — Osamu Dazai se retira.
— De acuerdo— Suspiró el staff. — Ya no es sorpresa.
Quince minutos después, todo había acabado. Dazai no ganó, ni siquiera tuvo la oportunidad de mostrar sus prendas y todo el esfuerzo enorme que había invertido, qué habían invertido, fue en vano. En ese momento, no pudo odiar a Chuuya, nunca podría hacerlo, pero sus lágrimas se hicieron presentes finalmente.
¿Por qué nunca podía hacer las cosas bien?
— Vámonos a casa.— Habló el pálido azabache, sujetando a un Atsushi dormido y con los ojos rojos por tanto llanto en sus brazos. — Atsushi está cansado y yo también.
Dazai levantó la mirada y asintió. Poniéndose de pie, esperó a que el menor avanzara primero a la salida y lo siguió.
— Dame las llaves— Ordenó cuando llegaron al estacionamiento.
Una vez dentro del auto de Dazai, tomaron rumbo. Atsushi iba durmiendo en la parte trasera y de vez en cuando soltaba el nombre de Chuuya entre pequeñas quejas. Dazai iba de copiloto mirando la ventana pero con el pensamiento en otra parte del planeta. Akutagawa paró el vehículo.
— Llegamos.
Bajaron en el mismo orden que habían subido y cuando se adentraron al Atelier, el pelinegro colocó a su novio en el sofá y lo tapó.
Dazai estaba en la barra tomando un vaso de Whisky.
—¿Quieres?— Preguntó una vez el menor se sentó a su lado.
— Hasta que hablas. — Respondió, tomando el vaso— Pensé que tendría que aprender lenguaje de señas.
— No andes de simpático, no estoy de humor.
— ¿Por qué se fue?— Preguntó, ignorando lo dicho anteriormente. — No puede ser posible que de un momento a otro se haya arrepentido de ayudarnos.
— Creo que... fue la maldición de Dazai el espanta modelos. — Bromeó y Akutagawa soltó una carcajada.
— Por lo menos no salió embarazado.
Hablaron de muchas cosas hasta que el alcohol les hizo efecto. El azabache borracho fue a acomodarse a lado de su novio para dormir. Era realmente incómodo dormir en el sofá de a dos, pero a ninguno parecía importarle por el sueño.
El borracho castaño solo podía llorar de confusión en silencio.
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Petit Muse
FanfictionDónde Chuuya Nakahara es la inspiración de un diseñador. O dónde Osamu Dazai participa de un concurso de diseñadores y encuentra inspiración en un modelo de 1,60cm. • Historia Soukoku • Los personajes y fotos no me pertenecen, son del manga/anime b...