Cap. 20: Cumplemes

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—Osamu, ¿me estás escuchando?— Cuestionó, colocando ambas manos en su cintura y levantando la ceja frente a su novio.

— ¿Eh? Sí.

— A ver, ¿qué dije?

— Pues...

Un muy adormilado Osamu se balanceaba por la silla de la cafeteria, mientras pensaba en qué habia dicho Fyodor hace exactamente dos minutos, cuando del cansancio, su mente divagó.

Fyodor suspiró, como conociendo a la perfección la mirada suplicante del castaño pidiendole que se lo repitiera.

— Estaba hablando de que nuestro cumplemes se acerca, y tú estás trabajando demasiado en tus proyectos de último año. Deberiamos organizar algo,¿no crees? Tienes que relajarte un poco.

  Dazai quedó analizando más los contras que los pros de la propuesta, pero al notar la mirada baja y con semblante triste de su novio, como si éste viniera esperando la negativa de su parte, no pudo aguantarse.

— Me parece buena idea, ¿A dónde iremos?

El rostro de Fyodor se iluminó.

— Aún no lo sé. Tiene que ser mínimo cinco días de descanso, por lo que estoy buscando un lugar especial.

— ¿Cinco?¿No es demasiado? Fyodor tengo exámenes dentro de poco, y además debo seguir trabajando en mi proyecto final de grado. Cinco días es demasiado. — El chico sentado frente a él pareció comprender, aunque forzosamente fingió una sonrisa.

— Sí, tienes razón. Exagero. ¿Cuántos días propones tú?

— Dos.

Fyodor sintió como si su corazón se rompiera. Él realmente intentaba ser un buen novio, pero a veces su intensidad rebasaba los límites de Dazai. Sabía que el castaño lo quería. Ya llevaban casi tres meses saliendo, e iba comprendiendo la forma de dar amor de Osamu.

Él no era como Fyodor, él era más frío y decía menos lo que sentía, pero tenía pequeños gestos que delataban lo importante que su novio era para él. Por eso mismo, Fyodor siempre intentaba comprenderlo, aunque no fuera igual de emocional que él en la relación.

— Está bien, amor. Serán los mejores dos días de tu vida. Te lo prometo— Dijo, para luego acercarse y besarle fugazmente los labios.

No le costó mucho encontrar un buen lugar para ir con Dazai, es más, sintió que era el único lugar al que debía ir para que el castaño se divirtiera. En dos días, ordenó todo lo necesario. Si todo salía bien, partirían a Hiroshima la semana siguiente.

  Cuando conoció a Dazai, éste era practicamente una piedra. Fyodor se preguntaba curiosamente si algún evento de su vida le había marcado hasta endurecer su carácter, o solo era demasiado tímido.

Nunca le preguntó, porque a medida que fue acercandose a él, se dio cuenta que su personalidad era bastante selectiva. Un mes después de sus salidas, se animó a confesarse y una semana después, comenzaron a salir oficialmente.

Dazai lo quería, lo besaba, le hacía el amor de una forma magnífica, se reía de sus chistes y cumplía la mayoría de sus caprichos. Dazai era el amor de su vida, un muy distante pero tierno amor al que prefería mantener en lo superficial. Le daba mucho miedo preguntarle cosas más allá de las que él suele platicarle.

— Ya sé a dónde iremos— Sonrió, mientras se arreglaba la mascarilla de arroz que colocó en su rostro.

—Mm, ¿Y se puede saber? — Curioseó, intentando ayudar a su novio a arreglar la mascarilla.

— Hiroshima.

Dazai abrió los ojos llenos de sorpresa y paró lo que estaba haciendo para volver a preguntar.

—¿Hiroshima? ¿Por qué Hiroshima?

— El lugar es hermoso, Dazai. Tiene lugares increíbles que quiero conocer contigo. — Se relamió los labios secos, con algo de inseguridad. — Pero... si quieres ir a otro...

— ¡No! Te esforzaste tanto para... — Suspiró. No podía hacerle aquello a Fyodor, no cuando el chico hizo todo aquello por él. —Hiroshima es perfecta.

—Dazai... ¿estás seguro? Mira que...

— Amor, Hiroshima es una bella ciudad. Además, conociendote, ya habrás reservado todo— Soltó una leve risa al notar el sonrojo contrario.

De todos los lugares que había en aquella ciudad, era imposible encontrarse con... con aquel pelirrojo, y en el caso de hacerlo, ¿se acordaría siquiera de él? ¿Ya habrá tenido alguna pareja?

¿Lo odiaría al verlo?

Unos días después, se pusieron en marcha a su fin de semana en Hiroshima. Fyodor estaba más que emocionado de viajar con su novio, y Dazai, aunque también estaba muy feliz, en el fondo sentía que moriría si veía a Chuuya luego de tanto tiempo. ¿Cuántas cosas podían cambiar en un año?

En el fondo, le emocionaba la idea.

Petit MuseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora