Capítulo 15

8 4 0
                                    

Sábado.

Christopher.

La semana anterior conocí a las amigas de Emma, estaba un poco nervioso, porque ya me había comentado que son algo sobreprotectoras, después de lo que vivió con Mauricio —sí, me habló sobre su pasado— a medida que transcurrían los minutos, el ambiente se fue volviendo más ameno, me di cuenta que quieren mucho a Emma y eso me genera cierto alivio, porque a lo largo de mi vida me he topado con supuestos amigos, que al final terminan apuñalándome por la espalda, es una sensación tan desagradable que no se la deseo a nadie. Se supone que los amigos son personas que están para ti, tanto en los buenos, como en malos momentos, pero hay quienes no entienden el significado de la palabra amistad y lo valioso que es cuando logras conectar con alguien, al punto de depositarle total confianza, ya que una vez, que esta se rompe, difícilmente pueda reconstruirse, y yo soy de las personas radicales, corto por completo de raíz y no dejo espacio para un tal vez más adelante puedas perdonarme y volvamos a ser amigos —con el tiempo perdono, pero hasta ahí— no tengo el mínimo interés en volver a sembrar confianza en aquellos que me fallaron de una manera que haya dejado una marca profunda en mi mente, algunos pensarían que soy rencoroso, pero ya me han herido tanto, que me es difícil dejar entrar nuevamente al traidor. Llega un punto de quiebre, en donde las ganas dicen no más.

En fin, pasamos la tarde en un restaurante de comida italiana, que según ellas, siempre lo frecuentan y puedo darme cuenta de la razón, no solo la comida es deliciosa, también la atención que brindan, te hacen sentir de manera confortable y los meseros son amigables, es seguro que les daré una buena propina.

Cuando consideramos que debemos despedirnos, cada una toma direcciones opuestas y yo le digo a Emma que me acompañe a mi apartamento. Me pregunta que tal me parecieron sus amigas y le comento que son simpáticas y me agradaron. Llegamos y nos sentamos en el sofá.

—¿Siempre han sido así de unidas? —le pregunto.

—Conocí a Viviana en la clínica, a Fernanda y Alex en la secundaria. Las presente y desde entonces hemos sido las 4.

—Eres una suertuda —le pincho una mejilla.

—¿Por? —sonríe por mi acción.

—Por tener amistades como las que posees, no las conozco bien, pero por todo lo que me has contado en días anteriores, puedo deducirlo.

—Si... siempre han estado para mí —admite.

—También puedes contar conmigo, siempre que me necesites —le digo mirándola a los ojos, se acerca a mi poco a poco hasta que sus labios rozan los míos.

—Lo mismo digo, mi amor.

Y me besa lentamente, sus labios tienen una sustancia adictiva que hacen que quiera siempre más y más, acelero el ritmo de mis labios y la voy recostando poco a poco en el sofá, hasta que quedo encima suyo, comienzo a besarle el cuello, mientras siento como su respiración se hace irregular, pasa sus manos por mi espalda y cuando llega al borde de mi camisa, comienza a levantarla, me incorporo un poco y quedo mirando, esos ojos cafés que me envuelven.

—¿Estás segura? —le pregunto.

—Completamente —dice y me hala del cuello para que nuestros labios vuelvan a encontrarse.

Segundos después me separo un poco y le digo en un susurro:

—Vamos a mi habitación —hace un leve asentimiento. Me pongo de pie y la levanto, haciendo que enrede sus piernas en mi cintura, cuando llegamos la coloco suavemente sobre la cama, le ayudo a quitarse la camisa para besar su abdomen, beso a beso llego hasta su pecho, meto mis manos detrás de su espalda y ella me ayuda incorporándose, para poder quitarle el brasier, cuando por fin me deshago del objeto, quedo embobado.

N/A: Lamento si los dejé con la curiosidad :(  pero decidí que no iba a subir contenido erótico, sorry.

Por favor, fíjense en los saltos del tiempo.

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora