IV

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Mi alarma sonó estridentemente, rompiendo el sueño ligero que había conseguido después de una noche de conversación con Roier.

Me desperté con un sentimiento extraño, una mezcla de felicidad y cansancio. No quería levantarme, pero sabía que no tenía opción. Tenía clase en la universidad y no podía faltar.

Me levanté de la cama con esfuerzo y me dirigí al baño para bañarme lo más rápido posible. Mientras me vestía, mi mente comenzó a vagar hacia la conversación de la noche anterior. Me sentía feliz, pero también un poco asustada. No sabía qué significaba ese sentimiento, ni por qué me sentía así.

Bajé a la cocina y almorcé rápidamente, tratando de ignorar la mirada inquisitiva de Aldo.

Le pedí que me llevara a la universidad, el acepto. Tomo las llaves de su coche y me hizo un gesto para que lo siguiera.

-Y ahora por qué tan impuntual? -me preguntó Aldo, mirándome de reojo mientras manejaba.

Me encogí de hombros.

-Me desvelé hablando por teléfono -dije, tratando de sonar casual.

Aldo alzó una ceja.

-¿Con quién? -preguntó, con curiosidad.

-Coooon, aaaam con Roier -dije el nombre tan bajito, esperando que no me hubiera escuchado.

Pero Aldo sí me escuchó. Se molestó un poco y frunció el ceño.

-¿Qué? Con quién? -dijo, con una voz ligeramente elevada.

-Con Roier -dije rápidamente, tratando de calmarlo.

Aldo frenó el coche de repente y me volteó a ver con la ceja arriba.

-¿Cómo que con Roier? -preguntó, lleno de preocupación.

-Sí, es que desde que jugamos los cuatro, empezamos a platicar e hicimos una amistad bonita -expliqué, tratando de tranquilizarlo.

Aldo me miró con una expresión seria.

-Espero que sea solo amistad -dijo-. No me gustaría que mi hermana tenga ondas con mi mejor amigo. Es buen morro, pero no quiero eso.- dijo tajante.

Me sentí un poco incómoda, pero no dije nada. Solo miré por la ventana, pensando en Roier y en lo que significaba nuestra amistad.

Finalmente, Aldo arrancó el coche de nuevo y me dejó en la universidad.

-Cuidado, hermana -dijo, antes de irse.

Le sonreí y me dirigí a mi a la universidad, con la mente aún en la conversación que tuvimos.

[•••]

Entré y vi a Andrés a lo lejos, levantando su mano en un saludo. Me sentí incómoda después de lo que había pasado y decidí ignorarlo, siguiendo mi camino sin mirar atrás. La situación me parecía muy incómoda y no quería revivir los momentos tensos que habíamos compartido.

Justo cuando estaba a punto de llegar a mi destino, Mónica apareció repentinamente frente a mí, con una sonrisa radiante en su rostro.

-Hola T/N, ¿cómo estás? Hoy sí me aceptas el café -dijo, con una ceja levantada.

Me encogí de hombros, tratando de disimular mi cansancio.

-Sí, claro, hoy no tengo ganas de prender directo, me siento un poquito cansada -dije.

Mónica me miró con preocupación, frunciendo el ceño.

-No estarás enferma, ¿verdad? -preguntó.

-No, solo me desvelé -dije, tratando de restar importancia.

Mónica arqueó una ceja, curiosa.

-Y ese milagro -dijo, frunciendo el seño-. ¿Qué te hizo pasar la noche en vela?

Me reí, tratando de evitar cualquier sospecha.

-Platicaba con un amigo y se me pasó la noche muy rápido -dije.

Mónica me miró con una sonrisa coqueta.

-Mmmm -dijo-. Así empiezan.

Me reí, sintiendo una ligereza en mi pecho.

-Jajaja, qué -dije-. No pienses mal, solo es mi amigo...

Mónica se rió y me sonrió.

-Sí, así empiezan -repitió-. Es que tú nunca has hecho eso, ni siquiera conmigo...

Me reí y la abracé.

-Ay, ya, no seas celosa -dije, tratando de tranquilizarla.

Mónica se rió.

-No son celos, solo me parece sospechoso -dijo, con una sonrisa pícara.

Reímos y nos dirigimos a clases, caminando lado a lado. A pesar de mi cansancio, la conversación con Mónica me mantenía despierta. Me estaba quedando dormida, pero su energía y su sentido del humor me ayudaban a soportar el sueño que se apoderaba de mí. La cafetería universitaria se acercaba y el aroma del café me revolvió el estómago, necesitaba un café urgentemente..

[•••]

A la salida de la universidad, Mónica y yo nos dirigimos a comer en un pequeño restaurante cercano. Nos sentamos en una mesa al aire libre y pedimos nuestros platos favoritos.

-¿Qué te parece si vamos al cine este fin de semana? -preguntó Mónica, mientras miraba el menú.

-Me encantaría -dije-. ¿Qué película querías ver?

-No sé, ¿qué te parece esa nueva comedia? -sugirió.

-Suena divertido -dije-. Pero primero, dime, ¿cómo te fue en la clase de historia?

Mónica se rió.

-Fue un desastre -dijo-. Me olvidé de estudiar para el examen.

-Ay, no -dije, riendo-. ¿Y qué hiciste?

-Improvise -dijo, sonriendo-. Le dije al profesor que mi perro se había comido mis notas.

Me reí.

-Eso es genial -dije-. ¿Y se lo creyó?

Mónica se encogió de hombros.

-No sé, pero me dio una segunda oportunidad -dijo.

Platicamos durante un rato más, compartiendo historias y risas. El tiempo pasó volando y pronto nos dimos cuenta de que habíamos estado allí durante horas.

-Tengo que irme -dije, mirando el reloj-. Necesito regresar a dormir.

Mónica asintió.

-Sí, tienes cara de cansancio -dijo, sonriendo.

Nos despedimos con un abrazo y nos prometimos salir pronto.

-Descansa -dijo Mónica-. Y no te desveles tanto con tu amigo.

Me reí y me fui, sintiendo gratitud por la amistad que compartía con Mónica. El sueño comenzó a apoderarse de mí mientras caminaba hacia casa, pensando en Roier y nuestra próxima conversación.

[•••]

Al llegar a casa, encontré a Aldo sentado frente a su computadora, riendo, mientras hacía stream, como de costumbre. Lo saludé alzando mi mano y él me respondió con un "holaaa" sin dejar de jugar.

De repente, escuché voces familiares en el audio del stream. Eran Roier y Mariana. Mi corazón comenzó a latir un poco más rápido al escuchar la voz de Roier.

-Es tu hermana? -preguntó Roier-. Dile que me responda en IG.

Aldo fingió reír.

-De qué hablas, pendejo? -dijo-. Sigue jugando.

Roier se rió también.

-Tranquilo, no te enojes, cuñado -dijo.

Me sentí confundida y un poco incómoda. ¿Cuñado? ¿Qué significaba eso? Aldo me miró molesto y yo solo cerré la puerta, sin saber qué hacer.

Trate de procesar lo que había escuchado. Mi mente comenzó a hacer preguntas y a crear escenarios. Me sentí un poco ansiosa y decidí ignorar mis pensamientos por un rato. Necesitaba descansar y claro, responderle a Roier.

La familia que siempre soñé | ROIER Y T/N <3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora