S E I S

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Excursión al supermercado II



Jimin carraspeó, para aclararse la garganta antes de hablar. Después miró al chico que la acompañaba, sosteniendo un bote de mostaza entre las manos mientras leía la etiqueta. Su ridículo traje de chaqueta llamaba tanto la atención dentro del supermercado de una modesta urbanización que todos los clientes se giraban para echarle una detallada ojeada.

—Taehyung, siento tener que decirte esto, pero deberás darte un poco de prisa con la compra —dijo, cruzándose de brazos a la defensiva—. Sé que te encantaría, pero no podemos acampar y pasar la noche aquí; cierran a las ocho.

—Perfecto. —Sonrió satisfecho—. Entonces aún nos quedan unas horas. Jimin se detuvo y soltó el carrito de la compra en mitad del largo pasillo de salsas.

— ¿Te has vuelto loco? —gritó—. Bueno, ¡qué pregunta más estúpida por mi parte!

—Sí, la verdad es que sí —afirmó él, distraído—. ¡Pero cuántos conservantes tiene esto!

— ¡Es que siempre has estado loco!

Taehyung se volvió y la miró con curiosidad.

—Nos conocemos desde hace veinticuatro horas, basurero, así que no entiendo qué quieres decir cuando dices «siempre».

—Esa es la peor parte: recordar que aún nos quedan veintinueve días por delante. Tendré que comprarme pastillas anti estrés o tapones para los oídos.

Taehyung se encogió de hombros. En realidad le daba igual. Por él como si terminaba metiéndose esas pastillas por vena. Bajo su punto de vista, aquel chico desarreglado cumplía todos los requisitos para terminar muriendo por sobredosis. No le extrañaría en absoluto encontrárselo dentro de unos años en cualquier esquina, pidiendo limosna. Limosna que él no le daría, por supuesto.

—Mira, enfermo, tenemos que irnos —se quejó—. No pienso pasar mi primer día de vacaciones en un supermercado. Existen cosas más interesantes en la vida.

— ¿Como qué? —Taehyung alzó una ceja, intrigado.

—Oh, ¿es que jamás haces nada divertido?

—Bueno, da igual, si así fuese tampoco sería asunto tuyo —farfulló con un delirante desinterés—. Y ahora, si no te importa, deja que termine de leer los componentes de la salsa roquefort.

Jimin murmuró algo por lo bajo, irritado. Se despidió de Taehyung indicándole que le esperaría en las cajas y le dejó a solas en mitad del pasillo. Aguardó mientras observaba cómo una muchacha rubia cobraba la compra de los clientes sin demasiada amabilidad.

Desesperado, terminó rezando y pidiendo que Taehyung llegara pronto. Si no lo hacía, pensaba marcharse sin miramientos; poco le importaba lo mucho que su madre le reñiría. En todo caso, lo único que lo asustaba levemente era que la señora Park lo castigara sin salir con sus amigos, teniendo en cuenta que acababan de empezar las vacaciones.

蝙蝠之吻 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora